°|Capítulo 33|•

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—Sudor, gemidos, lujuria, deseo… ¡Vamos! Esas palabras son la firma de: AARÓN HUNDER.

Aarón:

Cuando abrí la puerta de la dirección mi pequeña farsante se quedo mirándome como si fuese la mayor locura de nuestras vidas.

¿Qué es la vida si sus respectivos toques de locura?

Debo reconocer que tenía una pequeña obsesión con lo de la adrenalina y el riesgo de ser descubiertos y que hablar de lo de que alguien pudiese vernos, el hecho de pensar que podían vernos, espiarnos mientras lo hacíamos o atraparnos en el acto me prendía muchísimo.

Anne tampoco era una santita.

Eso me gustaba de ella, nos parecíamos mucho aunque éramos diferentes en lo necesario como para atraernos y querer follar como animales en celo con tan solo vernos.

Estaba seguro de que la pequeña perversión le gustaba, le gustaba también el riesgo así que se lo pensó para luego lanzarse sobre mí dando tantos besos como pudo.

Subió sus piernas a mi cintura mientras nos besábamos y entrelazaba sus brazos a mi cuello.

Así entramos a la dirección, cerré la puerta con el pie y continúe besándola.

—No pude terminar el almuerzo por ti así que…—le estaba diciendo hasta que me interrumpió para decir:

—Seré tu almuerzo.

Increíble nuestra conexión.

—Acertaste. Era lo mismo que iba a decir.—dije besándola nuevamente con salvajismo y poca delicadeza, eso de los besos lentos y dulces se quedaba para las telenovelas.

Tenía hambre, mucha hambre, hambre de mi pequeña farsante.

Estábamos en un juego constante con nuestras lenguas, el movimiento desesperado de nuestros labios como si estuviesen en una dulce y placentera batalla entre ellos.

Ella se alejó un poco de mi para desabrochar mi camisa con desesperación, sus labios entreabiertos jadeantes y sus ojos fijos en los míos.

—¿Esta es tu fantasía? Hacerlo en la maldita universidad.—dijo totalmente excitada.

—No.—dije sonriente.—Mi fantasía es hacerlo en la maldita universidad con la maldita chica que me vuelve loco.

Ella sonrió y bajo la cabeza, beso mi pecho, paso su húmeda lengua por mis tatuajes como si los redibujara nuevamente.

—La otra vez me complaciste, ahora disfruta de cumplir lenta, tortuosa y lujuriosamente tu fantasía.—dijo ella.

Eso era cierto. La vez anterior yo fue quien le dio placer antes del sexo como tal.

Yo había jugueteado con su cuerpo a mi placer, había llegado a los puntos que sus dedos no lograban alcanzar, la preparé para que tuviese la mejor experiencia de su vida y el hecho de que esta vez ella fuera quien me daría ese placer, el hecho de que ella se fuese a deleitar con mi cuerpo antes de adentrarme en ella, me calentó.

Pasó su lengua por unos tentáculos que habían dibujados en mi pezón izquierdo y que luego formaba un dibujo completo en mi pecho.

—Cuéntame, que significa este.—ordenó.

—Significa la manipulación.—me limite a decir, no me gustaba hablar de ese tatuaje en específico porque me lo había hecho por todo lo sucedido con Betty.

Ella mordió levemente esa zona, yo solté un gruñido involuntario y eso la incito mas ya que apretó su mordedura sobre mi piel, el contacto era doloroso pero excitante a la vez.

Luego continuo su recorrido hacia el pezón derecho donde un águila se unía al paisaje, misma águila que en total se unía con los tentáculos y con una rosa con espinas.

—¿Y este?—dijo pasando la lengua por el contorno del águila.

—Es…—me detuve por el exquisito contacto.—¿Por qué me haces hablar ahora?

—Porque me gusta oír tu voz y los gemidos que sueltas mientras hablas, dilo, cuéntame.—respondió mordisqueando mi pezón.

—Significa… Ah~…La liber-libertad…—termine por decir entre jadeos.

Ella fue bajando, se detuvo en los tatuajes de mi cintura y pensé que preguntaría pero no lo hizo, no lo hizo porque esos significados los sabría hasta un niño de dos años con tan solo ver las representaciones:

Cráneos, la parca, cadáveres.

Ella siguió bajando y se detuvo en los adorados por las chicas:

Los nombrados cuadritos. O sea mi abdomen.

Su lengua se extendió por el lugar y cuando no le pareció suficiente tortura empleo su mano.

Solo deseaba que llegase abajo, más abajo, donde alguien pedía la atención de su lengua.

Al fin sentí la humedad recorrer mi excitación, su lengua se deslizo por mi miembro a través de la tela del pantalón.

En ese instante odie el pantalón. ¿Por qué usábamos pantalones? Deberíamos andar por la calle sin ellos.

—¿Puedo?—dijo refiriéndose a si quitaba mis pantalones.

—Por favor.—le pedí asintiendo.

Ella desabrocho el cinturón y bajo mi pantalón hasta quedar en bóxer frente a ella.

Mi notable erección se hizo evidente y ella se relamió los labios, gesto que me provoco ganas de sacar mi miembro al aire y meterlo de una vez en su boca, follarme su boca como si de ello dependiese mi vida, dejar que el clímax me invadiera múltiples veces y declararme como el de dueño de esa boca, esa lengua, esos labios.

Pero me contuve.

Ella paseo su lengua por mi excitación a través de la tela del bóxer aumentando mi desesperación.

Luego paso su dedo lentamente, desde la punta hasta los testículos aun a través de la tela, sonrió al verme desesperado. Su mensaje era claro:

Yo tengo el control.

Y si que lo tenía.

Me tenía a sus malditos pies.

Sacó al fin mi miembro de su cautiverio y realmente dolía de tanto que había luchado erecto contra la tela y de tanto que había sido provocado sin llegar al placer completo.

Al ver mi miembro ella puso una cara de empalago digna de meme, al ver su expresión sentí por primera vez que el tamaño no era suficiente, que no tenía la anchura necesaria o que se yo, me entró inseguridad.

Vamos chico, eres un dios. Todas elogian tus capacidades y virtudes en la cama y tu buenísimo amigo .Ya la hiciste gozar una vez.

Me repetí a lo que mi cerebro contestó:

¿¡Y por qué pone esa cara?!

Ella señalo mi miembro con su dedo.

—Tienes muy buenos tatuajes, ok, todos simbolizan algo, ok. Cada uno es lo que cada persona ha dejado en ti y en una parte de tu cuerpo específica así que "aquí".—enfatizo el aquí señalando mi miembro.—debería decir: ANNE DEISS.

La mire perplejo.

Ah, no era el tamaño. ¡¡Lo sabía!!

Ah no era la anchura. ¡¡Lo sabía!!

Entonces solté una carcajada ante su comentario y ella sonrió.

—¿Eso es siquiera posible? ¿No moriría en el intento de tatuarme ahí?—pregunte divertido.

—No lo sé, dímelo tú que eres el de los tatuajes.—respondió.

Seguí riendo y en una fracción de segundos en que cerré los ojos sentí su boca enterrarse en mi miembro con agilidad provocando que temblara ante la sorpresa y que me sobrecogiera por el deseo.

Sentir la humedad de su lengua moviéndose con agilidad y destreza por mi longitud me hizo temblar como niño desnudo en pleno invierno.

Se sentía jodidamente bien.

Podían haberme dado miles de mamadas que aquella quedaría en mi memoria por años.

Sus ojos se posaron sobre mí mientras que yo sentí la necesidad de cerrar los míos.

Sus movimientos eran rápidos.

—Creí que habíamos dicho que serias mi almuerzo, no yo el tuyo.—dije refiriéndome a la velocidad e intensidad de sus movimientos.

Ella succiono la parte más sensible de mi miembro haciendo que perdiera todo el control que hasta el momento había conservado.

Enrede mis dedos en sus rubios cabellos rizados y guie sus movimientos dándome más placer que nunca.

—Ah~…demonios~…—gemí sabiendo que estaba llegando al clímax.

Detuve mis movimientos, alertándola de que estaba llegando al punto límite pero no se detuvo, continuó moviendo su cabeza y su fricción con mi miembro.

—Pequeña…farsante… voy a… Ah…

Ella retiro mi miembro de sus rozados perfectos labios y dejando que el liquido blanquecino saliera y solté cosas sin sentido y gemidos que no pude controlar.

Anne se levantó y tome mi mentón y me beso llevando ella el ritmo salvaje de nuestro alocado beso.

—¿Estas lista?—pregunte.

—¿Para ti? Siempre.—respondió y note que lo hizo sin pensar, eso le había salido del corazón o de otros lugares pero lo importante es que note que era sincera.

Iba a quitarme la camisa escolar que tenia desabrochada pero ella me sostuvo las manos.

—No.—zanjó.

—¿Esa es tu perversión, pequeña? Te gusta que lo haga con la camisa desabrochada pero puesta. ¿Te excita el uniforme de Woonder?

—Sí. Me excita como se ve en ti.

Sonreí ante su respuesta.

—Súbete los pantalones.—ordenó.

No sabía por qué pero me gustaba cuando ella mandaba, se veía más guapa, me gustaba verla gimiendo y sumisa pero también con el control.

Subí mis pantalones hasta un cierto nivel sin guardar mi notable excitación y ella me sentó sobre la silla del director.

—No quiero que te quites la ropa tampoco conpletamente.—Le dije.

—No lo hare.—dijo, bajó su falda no del todo.

Se sentó sobre mí y tomó mi mano, adentró uno de mis dedos dentro de ella.

—Estas mojada, ¿eh?

Ella comenzó a soltar gemidos por la intromisión de mi dedo intranquilo en ella.

Comencé a lamer su cuello y a dejar chupetones y mordidas hasta volver a besarla.

Incluí un segundo dedo y fue suficiente para que rebasara su límite.

—Gran farsante, miénteme, miente y di que me amas, miente y di que soy lo único en tu vida.—Me pidió entre gemidos y rozando sus labios con los míos haciendo que sintiera su cálido aliento.

—Pequeña, no te puedo mentir de esa forma.—asegure.—No puedo porque TE AMO y no estoy mintiendo, estoy enamorado de ti, puedo salir herido nuevamente pero no me voy a contener mas por miedos idiotas. YO TE AMO.—confesé.

Ella me observo en silencio y sus ojos se aguaron levemente.

—¿Me amas tu a mí?—pregunte.

—¿Una farsante puede amar?

—Supongo.—respondí.

—Entonces tampoco me contendré más. También te amo, farsante de mierda.—terminó por decir.

—Repítelo. Quiero creerte. Quiero asegurarme de que no mientas.—le ordene mientras me adentraba en su interior.

—Nunca sabrás si puedes creerme o no. Pero te amo, te amo, te amo, te amo un poco más de lo que te odio.—me dijo.

—Te amo. Amo cada una de tus identidades, te amo como Anne Deiss, te amo como Ashley Afflets, te amo como mi pequeña farsante.—le confesé.

—¿Y en cual… AH… en cual confías?

—En todas y en ninguna al mismo tiempo.—respondí.

—No deberías confiar en ninguna.

—Es tan difícil no confiar en ti como no querer follarte.—le dije.—Anne, no me importa quién seas, te necesito. Eres mi única maldita obsesión.

—Tú eres el único idiota que me pone tanto.

Entonces comenzó a moverse sobre mi erección, adentrándose más en mí y yo en ella.

Luego lo hicimos sobre la mesa, en el suelo, contra la pared.

En fin, tuvimos la tarde más caliente de nuestra vida.

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Ayyyyyy nos tocó salseo hoy mis amores.

Ustedes dirán: ¿Era necesaria una escena sexual tan amplia?

Y yo les digo: SIIIIIII. Le prometí a mi mejor amiga que haría otra escena +18 en la historia entre Anne y Aarón pues le gusto mucho la primera jejeje.

También se que se estaban deseando otra escenita…

Además así relajamos el ambiente je.

Créanme disfruten los momentos de paz porque se viene mucho.

Anne no es la única que no nos ha contado toda la verdad.

Recuerden que TODOS ocultan secretos.

S P O I L E R S:

Ahora si sabremos que descubre el club de los secretos.

Betty también tiene relación con Woonder.

Comenzamos a reunir pistas para llegar al secreto de  Woonder y callar a X.

Maraton: 2/3

Tu Secreto En Mis Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora