Tu Secreto En Mis Manos ©

•|Capítulo 36|°

—La locura se disfraza de cordura. La mentira se disfraza de verdad. La maldad se disfraza de bondad.

Zach Miller se disfraza de normalidad. Anne Deiss se disfraza de Ashley Afflets y Aarón Hunder se disfraza de egolatría.

Anne:

Seguía allí, dando vueltas y planeando todo cuando sentí un carraspeo de garganta.

Di un brinco y fije mi vista en el fondo del aula pero por desgracia no era ningún monstruo ni fantasma.

Era un chico guapísimo dirigiéndose a mí.

Y digo por desgracia porque si hubiese sido un monstruo horrible hubiese sabido que era malo y saldría corriendo pero ese chico y el aura de misterio que lo envolvía no sabía si era bueno, malo, regular o un volcán a punto de hacer erupción.

Era Zach.

Esa sonrisilla se dibujaba en su rostro, esa sonrisa que ponía siempre al verme.

Sus ojos fijos en mi cuerpo y como antes me había sentido con Aarón volvía a sentirme:

DESNUDA CON SOLO SU MIRADA.

Ambos tenían la capacidad de hacer que las piernas te temblaran y el corazón te latiera a mil pero de maneras diferentes tal y como eran el uno del otro.

Zach con una sonrisa te inspiraba confianza, era como llegar a casa luego de un pésimo día.

Aarón con una sonrisa te inspiraba peligro pero un peligro jodidamente atrayente.

Zach con sus ojos te inspiraba algo lindo, te llevaba a otro mundo, te daba esperanza, te daba fe en la propia vida aunque fuese una mierda.

Aarón con sus ojos te inspiraba algo alocado, una idea nueva, un nuevo motivo por el que ir a la universidad, un nuevo amanecer, una nueva burla a la profesora.

Zach era un sueño rosa, era de esos sueños tan perfectos que te envuelven en sus brazos y quisieras quedarte para siempre, con solo estar cerca de él te hacía ver los colores ocultos y relucientes en cada detalle. Él era el encargado de hacer realidad lo imposible.

Aarón era un sueño erótico realista, era ese sueño donde tu crush te besaba, era eso que querías que se hiciera realidad porque estaba basado en la realidad, él era la viveza de las cosas, lo que le ponía a todo un toque más carismático, peligroso, perverso.

Zach era fantasía, era naturaleza, era lo sencillo pero hermoso a simple vista y complicado y mucho más hermoso cuando lo conocías.

Aarón era el realismo con toques de aventura, era la cruda realidad vista desde un punto de vista donde todo valía verga menos él y yo.

—Ash. ¿Estás aquí o con los alienígenas?—preguntó Zach riendo, trayéndome de vuelta al mundo.

—Oh, hola.—dije.—No te vi cuando entre.

—Estaba leyendo.—elevo el libro que traía en su mano derecha para que lo viese, era "A TRAVES DE MI VENTANA".

—¿En serio? ¿No está ya pasado de moda?—pregunte.

—Obvio no.

—Además, leyendo erótica, aquí, tú solo. Da mucho que pensar.—le dije.

—Si te da en que pensar es porque te gusta pensar en mí.—soltó como respuesta.

—Oh, claro, incluso cuando la leía me imaginaba que tú eras Ares y yo Raquel.—exprese con dramatismo y sarcasmo cuando en verdad lo hacía.

—Yo lo admito sin problema.