•|Capítulo 49|°

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—Las reglas se hicieron para romperse, las verdades para contradecirlas y los acuerdos para ser incumplidos.

Anne:

—Quiero un trato, un acuerdo.—Le dije.

—No follare contigo.—soltó.

Mi cuerpo comenzó a temblar ante su respuesta.

Temblé de odio, de atracción, de tristeza.

Había olvidado como él solo pensaba en sexo, que mencionara eso me recordó nuestro trato inicial, solo sexo, solo sexo había prometido y míranos ahora, nos mentimos y nos enamoramos.

—Tengo quien me folle.—Le respondí.

—Tengo con quien follar.—respondió él.

—Mi trato no tiene que ver con sexo, solo en tus sueños volverás a tocarme.—solté con molestia, que me dijera eso hizo mi sangre hervir pues lo imagine tocando a Alice, besándola y haciéndole a ella lo que una vez me hizo a mí.

—Solo habla.

—Cuando me acerque a ti e hice que descubrieras mi secreto fue porque alguien me está chantajeando hace tiempo, dijo que si no descubría el secreto de Woonder revelaría a todos que no soy Ashley Afflets.—explique.—Esta persona quiere el secreto a toda costa.

—¿Y? ¿Viniste a decirme que se lo vas a contar?—preguntó sarcástico.—¿Vienes a pedirme permiso para destruir mi vida?

—Tú solito te metiste en eso, acepta las consecuencias.—Le dije.

Él desvió su mirada y apretó la mandíbula.

—La cosa es…—continúe.—…Estoy en un callejón sin salida. Si le cuento a esa persona el secreto, lo revelara y tú contaras mi secreto como prometiste. Pero si guardo el secreto de Woonder, entonces esa persona contara mi secreto ante todos.

Él volvió a mirarme interpretando mis palabras.

—Quieres decir que hagas lo que hagas tu secreto saldrá a la luz.

—Exacto.

—¿Qué harás entonces?—preguntó.—Contaras el secreto de Woonder para hacer el bien y enorgullecer a tu novio el poli aunque tu secreto sea revelado, porque puedes estar segura que no dudare, lo contare. O, guardas el secreto, me salvas de la cárcel, demuestras que algo sentiste por mí, aunque tu secreto igual será revelado.

—Eres un puto desgraciado.—Le dije.—Chantaje emocional, ¿En serio?

—No es chantaje emocional, puedes hacer lo que se te venga en gana. Solo explique tus posibles acciones y lo que ellas significarían.—respondió.

—O sea que si lo cuento significaría que…

—Qué prefieres hacer lo correcto, que prefieres hacer lo que tu chico el perfecto quiere que hagas porque es lo que dice la puta ley.—respondió interrumpiéndome.

Cerré los ojos.

Increíble su poder de convencimiento.

—Mi chico no es perfecto, pero al menos es mejor que tú.—Le solté a la cara, duro, sin lacitos, sin introducción, tal y como era, para que le doliera al menos la mitad de lo que me dolía a mi verle con Alice.

Nuevamente contrajo la mandíbula.

—Ninguno de los dos es perfecto. Tú también mentiste.

—¡Pero no te culpe solo a ti! Reconozco que mentí también, igual que tú lo hiciste pero no te hecho la mierda solo a ti, no te culpo a ti solamente como haces tú conmigo. Me tachas de farsante cuando tu también pusiste tus bloques para consolidar esta mierda de relación llena de mentiras.—Le grite molesta y con los ojos aguados.

Tu Secreto En Mis Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora