Episode 22

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—Será mejor que nos calmemos, bizcocho — mordí mis labios al sentir su boca lejos de la mía—. Te espero abajo mientras te arreglas.

Se quedó mirándome por un momento, esperando a que le respondiera todas esas palabras tan bonitas que dijo, pero sencillamente las palabras no salieron de mi boca. Es tanta la dicha, la emoción, la traga y lo atontada que me dejó, que no encuentro qué decirle.

—¿A qué hora es la boda?

Saqué mi celular de entremedio de mis senos para mirar la hora en este. La picardía en su mirar no me pasó desapercibida, aunque solo se relamió los labios y sonrió ladeado.

—En treinta minutos — desvié la mirada tan pronto lo vi desabrochando su pantalón—. ¿Qué crees que haces?

—Voy a tomar una ducha, desde luego.

—Al menos espera que me vaya. ¿Cómo se te ocurre desnudarte frente a mí?

Contemplé a detalle cada uno de sus músculos, de la anchura de sus brazos y hombros y ese definido camino que va más allá de su ombligo y se alcanza a ver una montaña de lo que quiero creer que es causa de la dichosa erección matutina.

«Qué asqueroso para estar tan rico, ome». Mi sucia conciencia es mucho más honesta que mi boca.

—¿No te gusta lo que ves? — enarcó una ceja, abriéndose el pantalón y mostrando parte de su bóxer y su erección—. ¿O acaso tienes miedo?

—Claro que me gusta la que veo, lo que no me gusta es no poder hacerte nada.

Habiendo cruzado esa línea, ya no veo ninguna necesidad de contener mi lengua. Y por ahora no quiero pensar en las consecuencias, sino en todo lo que estoy dispuesta a dar y recibir.

—Para todo problema siempre hay una solución, dulzura — dejó caer el pantalón a sus pies—. Toca todo lo que quieras, eres libre de explorar mi cuerpo.

—¿Sabes lo peligroso que sería eso?

—Estoy dispuesto a correr cualquier riesgo.

Mordí mis labios, acercándome peligrosamente a su cuerpo. Puse mis manos en su pecho y las descendí con lentitud, no solo disfrutando de la dureza y la suavidad de su piel, sino de ese suspiro que escapó de su boca y de la tensión de sus músculos. Detuve mis caricias antes de llegar a su bóxer, observando la forma en la que contuvo la respiración y su estómago se movió hacia adentro. Me sentí tan poderosa al verlo tan afectado, así que volví a ascender mis uñas por todo su torso, trazando sus cuadritos y maravillándome con su boca entreabierta.

—No contamos con tiempo para hacer travesuras, bebé — presioné un poco mis uñas en su piel, arrebatándole un jadeo muy varonil y conteniendo mi propia excitación—. Créeme que lo último que quieres es a toda mi familia en la habitación si no bajamos pronto.

—Uno rápido — se apresuró en decir, acercando su boca a la mía—. ¿Sí?

Ay, ¿qué cosquillas tan ricas son esas de por Dios?

—Necesitas un poco de atención, ¿no es así? — rocé nuestros labios, tentando a besarlo, pero retrocedí un poco con una sonrisa victoriosa y malvada—. La segunda perilla es la del agua fría, bizcocho — palpé su torso con mis manos—. Verás que la calentura bajará.

—No puedes dejarme así.

—Oh, claro que sí voy a dejarte así de activo, bebé — lo empujé hacia el baño entre risas—. Tienes menos tiempo, así que trata de no demorarte mucho.

—Emma...

Cerré la puerta y escuché su risa detrás de ella. Solté todo el aire y me repetí una y otra vez que la calentura es mental y se puede controlar, aunque estuve a poco de saltarle encima si seguía provocándome como la estaba haciendo. Es tan sexi con esa mirada tan perversa y tierna que me estaba dedicando.

Colin (Bilogía King II)(En Físico)[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora