Episode 58

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Emma

La vida es impredecible; un momento puedes tenerlo todo y luego perderlo, puedes ser la persona más feliz y después la más desdichada, puedes estar bien y pasar al mal en tan solo un segundo. Mi día a día era rutinario, perfecto y de ensueño, pero la maldad, una loca obsesión, la codicia y lo que sea que esas personas envidiosas y poco conformes con su vida tienen en la cabeza, le dio un giro enorme a mi mundo entero.

Me arrebataron la dicha de ser madre, pero me permitieron conocer ese amor que creí nunca tocaría mi puerta.

Lastimosamente la maldad no tiene límites, no conoce de barreras y tampoco mide el sufrimiento de la otra persona. Estas "personas" que no poseen humanidad, corazón o empatía se alimentan día a día del placer que les genera dañar al otro. Con tal de su goce y satisfacción propia, no les importa destruir una vida.

Todo lo que atravesé hace un par de meses atrás me enseñó lo relativamente corta que es la vida. Me mostró el verdadero significado de la maldad y del amor sincero, genuino y correspondido. Me enseñó a ver el mundo de una manera diferente. Me dejó un gran aprendizaje de vida, permitiéndome seguir de pie y en perfectas condiciones, hablando en muchos sentidos, tanto físicos como internos, aunque me duele mucho haber perdido a mi bebé, porque no siquiera tuve la oportunidad de celebrar, llorar y reír su llegada a mi mundo.

No sé cuál sea el motivo por el que Dios me permitió vivir una vez más, pero el que sea, no voy a desaprovechar esa oportunidad tan grande que me ha dado para ser una mejor persona.

Tomé la rosa blanca en mi mano, cerré los ojos e hice la señal de la cruz para empezar con mi momento de oración y reflexión. Frente a la Virgen Del Carmen que mi madre me regaló para proteger y bendecir mi apartamento, le entregué una vez más mis peticiones, mis deseos y mis dolores.

Busqué la ayuda de Dios cuando ese peso y ese dolor fue más grande, cuando empecé a ver en otro niño lo que me arrebataron tan injustamente. Cris no puede llevar mi sangre, pero lo amo como si fuera mi hijo, no como aquel que perdí, sino como aquel que llegó a mi vida para cambiarla y hacerme soñar una vez más. Me ha mostrado cada día ese amor tan bonito que guarda un angelito inocente en su ser. Me ha hecho, en solo unos cuantos días, sentirme como una verdadera madre. Y después que Colin me propusiera intentarlo, mi corazón se expandió de felicidad. Ahora nos encontramos en los trámites de su adopción, lo que nos tiene muy emocionados. Ante todos él será nuestro hijo y nosotros seremos sus padres.

Cerré mi oración con una pequeña carta que le escribí a mi hijo. Necesitaba sacar todos esos sentimientos del pecho, necesitaba volver a llorar para sentirme un poco más libre y continuar. Necesitaba la fuerza para sacar adelante a ese pequeñito que tanto me ha removido por dentro y me ha hecho amar a primera vista.

Me realicé la señal de la cruz tan pronto acabé y dejé la rosa en el jarrón. Me permití acariciar sus pétalos suaves mientras sentía mi corazón llenarse de calma y paz de a poco. Las oraciones más las tarapias tanto de mi pierna como la de superar a mi hijo han sido de gran ayuda. Si no fuera por todos los que han estado a mi lado desde el día cero, tampoco hubiera sido fácil de asimilar ese giro tan brusco de mundo.

—Nosotros ya estamos listos, dulzura mía — la voz de Colin me sacó de mis pensamientos—. ¿Sabes? Vamos a ser los últimos en llegar. Mi florecita y mi cuñis deben estar... pegados del techo.

Solté una risita, me puse de pie con cuidado y caminé hacía ellos. Ambos se veían muy guapos, Cris en un traje precioso que hacía resaltar su piel blanca y sus mejillas rosadas, mientras Colin vestía muy casual, pero tan asquerosamente comestible.

—Me iré a cambiar rápido y regreso.

—Pero si estás perfecta, mi amor — se quejó—. Mis padres me van a golpear por tu culpa.

Colin (Bilogía King II)(En Físico)[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora