𝐮𝐧𝐨

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«El odio es una palabra fuerte»

El sol brilla en lo alto, la brisa es fresca y los árboles tienen un precioso color verde en sus hojas, además, las aves cantan felizmente, ¿y yo? Solo puedo odiar cada segundo de la existencia. Odio este maldito lugar. Odio tener que venir todos los desgraciados días de mi vida para entrenar cuando perfectamente lo puedo hacer sola en la comodidad de mi hogar. Odio el hecho de tener que respirar el mismo aire que mi equipo.

¿Hay algo que odie más que eso?

Pues sí.

Odio que me ganen, pero odio más ser tan competitiva con una persona en específico porque le estoy dando la importancia que no merece.

Dicen que soy muy pequeña como para albergar tanto odio... Pero odio admitir que tienen razón.

Sin embargo, nunca había aborrecido a una persona en toda mi mísera existencia, o bueno, eso fue hasta hace dos meses, cuando me gradué de la academia.

Si de por sí estudiar con un genio que más encima es un Uchiha que me eclipsaba hasta por los poros --porque el maldito no se conformó con ser un genio, no, también debía tener una belleza casi sobrehumana para su edad--, hasta el día en que se graduó, porque para el colmo, se había graduado antes; pues ahora debía soportar a otro maldito Uchiha genio que se ve bien incluso comiendo como si no tuviera saciedad.

Bueno, tal vez odiar es una palabra muy fuerte, lo correcto sería decir que lo envidio, pero nunca lo admitiría.

Aún me sigo lavando la boca con jabón cada vez que recuerdo admitir que admiro al maldito Uchiha genio de mi generación que además se quedó con casi toda la belleza de su clan.

Y digo casi toda porque estoy segura de que Itachi y Shisui se repartieron esa belleza y dejaron a los otros Uchiha sin ella. Aunque la verdad no conozco a otros de su clan, mi padre me dice que podría ser peligroso.

Pero como iba diciendo, creí que cuando me asignaran a un grupo gennin por fin sería mi momento de brillar y demostrarle a mi padre que su primogénita es completamente capaz de lo que él esperaba de un hijo varón.

Porque sí, mi padre esperaba un varón como primer hijo.

Ay, como odio desviarme del tema; como iba diciendo, creí que al fin brillaría, pero el destino no pensaba igual, no señor.

Ahora formo parte del estúpido grupo nueve, y el universo, no contento con eso, puso a Shisui Uchiha, otro genio inmaculado, como el maestro del equipo... Odio haber nacido en momentos como estos.

Pero ¿no es demasiado joven para ser sensei? Pues sí.

Pero ¿entonces por qué lo es? ¡Porque el grandísimo hijo de su madre -que no conozco-, ya es un jōnin! Es que incluso cuando me enteré, quise gritar. Solo tenemos una diferencia de dos años en edad y él ya tiene su vida prácticamente resuelta.

¿Alguna otra pregunta? Así es, a sus quince años -creo, no sé si ya los cumplió-, Uchiha Shisui ya es un Jōnin hecho y derecho -y lo fue desde los diez-, yo con doce -casi trece, creo que mañana cumplo un año más en esta asquerosa vida-, apenas salí de la academia.

¿Pero saben qué detesto más? Esa sonrisita arrogante que nos muestra todos los días a la hora de entrenar; el equipo nueve somos Nara Jin, Uchiha Shisui y yo, así es, solo somos tres integrantes porque Itachi Uchiha se graduó antes.

—Vamos, chicas, solo faltan diez vueltas —intentó animarnos de forma patética al ver que empezábamos a ceder ante el calor.

Estábamos en medio de un entrenamiento matutino, siempre los hacíamos cuando no había misiones.

𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora