𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

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«Sobrepensar»

Se había acostumbrado totalmente a estar entre los Uchiha, incluso los otros miembros del clan terminaron por estar acostumbrados a su presencia también. Seina disfrutaba particularmente pasar tiempo con los mayores que a veces se reunían a tomar sake en una de las zonas comunes, hablaban hasta tarde entre risas y anécdotas de una Konoha que no conocía, pero le gustaba oír. Para no sentirse como una carga los ayudaba cuando podía, aunque le decían que no tenía que hacerlo y se concentrara en mejorar, no podía evitarlo, por alguna razón esos ancianos despertaban su empatía.

Pero definitivamente seguía evitando a los niños del lugar, a ellos no los podía aguantar más de cinco minutos e incluso eso era un récord. El pequeño desgraciado de nombre Sasuke era el único autorizado para acercarse, aunque él prefería estar con Itachi siempre, así que no sufría demasiado.

De las personas de su edad solo se juntaba con Itachi e Izumi, los demás le caían mal y generalmente era mutuo. Se sentía como una niña cuando entrenaba con Itachi, usualmente Sasuke los acompañaba para vigilar y después pasarle un reporte a Shisui e Izumi sobre lo que hicieron, una medida adoptada únicamente por él porque por alguna razón adoraba poner incómodos a sus mayores. Y sorprendentemente para Seina, era fácil llevarse bien con Izumi, era una chica sencilla y relajada que gustaba de hablar de cualquier tema.

Jin la visitaba regularmente cuando no tenía alguna misión, sin falta alguna la ponía al día sobre Shino y también le traía algunos dibujos hechos por el pequeño parásito; la Nara tenía un permiso especial para entrar al recinto dado por Shisui.

Y Shisui era otro tema; en uno de los primeros días de su estancia Shiori le había advertido a su hijo que más le valía no escabullirse en las noches a la habitación de Seina, él le dijo que no debía preocuparse, pero al final lo hizo de todos modos. Seina no lo iba a decir, pero en secreto se quedaba despierta hasta tarde para esperar la visita de Shisui y tener sus charlas nocturnas sin falta. No importaba que se hubieran visto todo el día, esos momentos eran mejores por lejos. Seina casi siempre tenía sueños bonitos después.

Y era raro, antes tenía pesadillas o de plano siquiera soñaba, pero estar allí le hacía bien, sentía estar mejorando y no solo de forma física. No podía negar que a veces tenía altibajos, pero era un proceso y siempre los había.

Pero llevaba tres días sin las charlas a la media noche, Shisui estaba en una misión de la policía militar y había tenido que irse, se suponía que volvería rápido, pero al parecer la misión era más difícil de lo esperado.

Pero debido a eso, ahora estaba caminando por el mercado acompañada de Jin e Izumi, la Nara estaba buscando un regalo para el cumpleaños de su padre y le ofreció ir a la Aburame para que escogiera el regalo de su cumpleaños dieciséis que sería en casi cuatro meses. Izumi también quiso ir para empezar a buscar algo para su suegro.

—¿Pensaste en cambiar tu estilo, Seina-san? —preguntó Izumi, recordando una de sus conversaciones.

Seina generalmente usaba ropa oscura, pero Izumi estaba segura de que el azul y el rojo le quedarían fenomenales, más si la cresta Uchiha estaba en su espalda. La pelinegra hizo un gesto de disgusto que le divirtió.

—Siento que no me quedará bien.

—No es cierto —Jin rodó los ojos—. No lo sabrás si no lo cambias.

—¿Cuándo fue la última vez que tú lo cambiaste? —inquirió Seina remarcando cada palabra, Jin rio.

—Hace un mes cambié mi guardarropa civil —se defendió. Izumi admiraba la complicidad en los ojos de las féminas.

𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora