𝐨𝐜𝐡𝐨

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«La única normal»

—Eres el regalo más hermoso que la vida me dio, Seina... —murmuró la mujer de cabellos opacos, sintiendo su corazón llenarse de una calidez irremplazable.

Tarareaba una canción, buscando trasmitir esa paz y calidez a la pequeña bebé en sus brazos, que alzaba sus manos y las batía en el aire, como si fueran puños.

Rio un poco, su hija tenía bastante carácter.

Eres tan frágil —siguió con su tono bajo, mirándola con ternura.

—Es idéntica a ti —Se sobresaltó al oír a la persona a su lado, pero se tranquilizó cuando vio que era su esposo—. Qué bueno, hay menos posibilidades de que sea como yo —Shinobu resopló ante este comentario.

—Shinsō, no hay nada de malo contigo —Su voz, como siempre calma, lograba apagar la mayoría de las inseguridades en el Shimura—. Por cierto, ¿tu padre va a venir?

—Claro, quiere conocer a su nieta —Sin quererlo, el cuerpo de Shinobu se tensó, su suegro venía y no le agradaba para nada la idea.

—De una vez te voy avisando, Shinsō, que no permitiré que Danzō coloque una mano sobre Seina mientras yo viva —juró con una mirada llena de decisión, haciendo una promesa para su -por ahora- pequeña familia.

El pelinegro iba a decir algo más, pero la interrupción en el cuarto por parte de su cuñado, lo detuvo.

Shibi y Shinobu Aburame eran muy diferentes, aunque seguían teniendo ese aire de misterio característico en el clan Aburame; uno era de piel bronceada, cabellos cafés oscuro y ojos negros, mientras que la piel de Shinobu era como el color de la leche, sus cabellos negros como el carbón y sus ojos de un gris con rayos cafés.

Quien los viera a primeras, pensaría que no son hermanos, pero lo cierto es que cuando los conoces, afirmas que no tienen casi nada en común.

El carácter de Shibi era calmado, se le conocía por ser un pacifista de primera, su expresión fría era lo que la mayoría conocía.

Shinobu, por otra parte, era más apegada a los demás, siempre buscando hacer amistades en cualquier parte, era alguien segura de sí misma, con una actitud casi abrumadora, al menos así la describía su hermano.

Y es que los hermanos no tienen que parecerse para tener el impulso de pelearse entre sí por cualquier tontería, pero a la vez dar la vida si eso asegura la felicidad del otro.

Así era la relación que llevaban los hermanos Aburame.

—Así que ella es mi sobrina —Su voz era lenta, con un timbre a la vez grave.

—¿La quieres cargar? —Shibi asintió y, con algo de nerviosismo, alzó a la bebé, que lo miraba expectante con esos grandes ojos grises, para luego empezar a dar los mismos puños de antes.

El Aburame mayor notó algo en la menor, por lo que miró a su hermana en busca de respuestas, que solo se encogió de hombros con preocupación.

—Danzō no lo puede saber —susurró—. Ya anda detrás de Torune, y si se entera de que Seina también es usuaria de esos insectos, lo más seguro es que use sus influencias para tenerla a ella bajo cualquier método.

𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora