𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

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«Yakisoba y abrigos para dos idiotas»

¿Por qué solo veía una luz blanca al tratar de recordar a su madre? Era lo que Seina se preguntaba.

Por más que quisiera, no podía recordar nada sobre ella, no sabía quién era, no tenía conocimiento sobre esa mujer.

Y aquello la asustaba, ¿qué había pasado para que sus recuerdos no estuvieran donde debían de un momento a otro?

Abrió sus ojos entre quejas al sentir la luz directamente sobre ellos, odiaba esa sensación.

Su panorama se aclaró poco a poco, encontrándose en una habitación desconocida por la confusión inicial, pero pronto la reconoció como uno de los cuartos del hospital.

Recordó haberse desmayado en la segunda etapa de los exámenes y terminó por bufar al intuir que habían sido descalificados.

¿Y ahora cómo le diría a su padre que no lograron pasar por su culpa?

—Seina, ya despertaste —escuchó para luego mirar en aquella dirección.

Se trataba de Jin, que se había quedado dormida en una silla y ahora la miraba con media sonrisa.

—Qué bueno, empezaba a creer que fue mi culpa —bromeó, aunque se podía identificar cierta seriedad en su voz.

Pero Seina desvió la mirada de inmediato; no era capaz de mirarla a los ojos, ni a ella ni a Niru o a Shisui. Fallaron por su culpa, porque no fue lo suficientemente fuerte para aguantar. 

Y una nueva preocupación atacó su mente, ¿cuánto tiempo llevaba inconsciente?

—Shino... —intentó hablar, pero su garganta se sentía muy seca.

Jin fue rápida al llenar un vaso de agua para acercarlo a los labios de la Aburame, Seina bebió todo el contenido de un trago y aclaró su garganta.

—Debo ir por Shino —hizo el amago de levantarse, pero estaba prácticamente pegada a la cama, miró a la Nara de mala manera al darse cuenta de que era su técnica de sombras la que la tenía inmóvil.

—Lo siento, Seina, órdenes de Shisui-sensei —Se encogió de hombros sin deshacer su técnica.

—¡Tengo que ir por el parásito de mierda! —exclamó casi gritando, pero se arrepintió al instante por el dolor de cabeza.

—Ya lo llevé a la academia, descuida, Seina —Y el Uchiha hizo acto de aparición—. Solo llevas inconsciente un día, pero Shino está bien, entre Jin y yo lo hemos estado cuidando.

—¿Cómo es que puedes lidiar con ese pequeño demonio? —cuestionó la Nara con una mirada aburrida—. Me mordió dos veces.

—¡Pero si es una ternura! —Lo defendió Shisui—. Incluso me tomó de la mano para llevarlo a la academia.

—Ojalá te hubiera mordido a ti —murmuró la Aburame mirando al recién llegado—. Como sea, ¿cuándo me voy de aquí?

—El doctor dijo que te puedes ir ahora, pero alguien debe acompañarte por si tienes una recaída —respondió la de coleta.

—Qué bueno que existen las sombras, con eso me basta y me sobra —Y empezó a levantarse, siendo frenada por los dos miembros de su equipo.

—Ya lo hemos planeado todo, debes descansar, Seina, Shisui-sensei te acompañará hasta la puesta de sol y yo cubriré el turno de la noche —miró con enfado a los dos.

—No quiero que me sigan todo el día.

Lo cierto es que estaba avergonzada, ¿por qué ellos querrían cuidarla luego de que por su culpa hayan fallado en los exámenes?

𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora