𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚

𝐬𝐞𝐢𝐬

«Un pequeño desgraciado y sangre derramada»

Honestamente, Seina no sabía por qué estaba ahí un día nueve de junio.

Ah, sí, era el cumpleaños de su... ¿Se podría llamar amigo? Bueno, una de las pocas personas que soportaba a consciencia, Itachi.

Y el Uchiha la había invitado a su hogar, ¿la razón? Al parecer la consideraba una amiga.

Algo bastante raro.

En primera instancia se negó a ir completamente, no quería volver a desobedecer a su padre o abuelo y darles más razones para sacarla de su equipo, porque, aunque no lo aceptaba, se había acostumbrado y hasta apreciaba a Jin y Niru gracias al paso de cuatro meses.

Específicamente desde que Shisui se comprometió a hacerle ver lo mucho que le importaba a su equipo.

Era raro, porque a veces no sabía demostrarlo y terminaba teniendo la misma actitud de antes.

Pero ellos sabían que se esforzaba.

—Oh, tú debes ser Seina —Una mujer de cabello azabache se le acercó—. Yo soy Mikoto, la madre de Itachi y Sasuke —Seina hizo una pequeña reverencia, pero seguía con su rostro serio.

—Gusto en conocerla, Uchiha-san —Ahora la Aburame sabía de dónde había sacado la belleza Itachi.

—Vamos, entremos, todos están adentro —Seina asintió y empezó a seguir a la mujer hasta su casa, dónde se quitó sus sandalias en la entrada y dejó su bolsa de armas.

Miró la enorme casa con detalle, su estilo era tradicional y le brindaba cierta calma, pero, a la vez, denotaba cierto poder, un respeto casi dominante.

¿Cómo no? Si era el hogar del líder Uchiha y su familia.

Su abuelo la mataría si se enteraba de que estaba allí.

En la casa solo se encontraban Itachi, Sasuke, una chica desconocida para ella y Shisui, además de Mikoto y ella.

Se sentía extraña rodeada de tantos Uchihas, de quienes se suponía debía alejarse a toda costa.

—¡Seina-chan! —saludó alegremente el mayor.

Ella lo miró de reojo y devolvió su vista hacia el cumpleañero, aún le costaba no insultar a Shisui o desafiarlo, pero debía comportarse.

—Oye, desgraciado, ten —La Aburame le pasó una caja al cumpleañero, era mediana.

Y sí, se había tomado la molestia de comprarle algo que, a su parecer, le gustaría a Itachi. No era nada del otro mundo, pero quería ganarle a su rival en dar regalos porque todos decían que Itachi era bastante bueno en ello al leer tan bien a las personas.

Eso le servía para matar dos pájaros de un tiro.

—Gracias, Seina —Le dio una suave sonrisa y Seina sintió -por un breve momento- sus mejillas enrojecer.

No era un secreto que Itachi casi no sonreía, pero cuando lo hacía y debido a su atractivo, era un deleite para la vista.

—Como sea —Se cruzó de brazos, ignorando las miradas celosas de tres personas.

Izumi aclaró su garganta y se apresuró a presentarse con la Aburame.

—Hola, mi nombre es Izumi Uchiha, espero que podamos ser amigas —La Aburame miró a la de ojos cafés con desdén.

—Aburame Seina, Uchiha-san —Pero se presentó, para ser respetuosa.

—¿Uchiha-san? Descuida, no me tienes que decir así, puedes solo decirme Izumi —Le sonrió amigablemente.