𝐜𝐮𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐚

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Shisui terminó por despedirse de Jin luego de que la charla se extendiera aproximadamente dos horas más.

Hablaron de todo, de los sentimientos de la Nara y la culpa que sentía por no obligar a Seina a ir al hospital cuando pudo, también lloraron juntos, volvieron a aceptar la pérdida y lamentarse una y otra vez acerca del contexto familiar de Seina.

Shisui hizo prometer a Jin que se tomara su tiempo para volver y dejara de evadir sus emociones, porque debía afrontarlas. También le pidió que cuidara bien de Shino.

Y a Jin le pareció extraña aquella insistencia, Shisui se lo decía como si no se pudieran volver a ver y eso le dejó un mal sabor de boca, pero lo atribuyó a su cansada mente y a que tal vez el pelinegro seguía bastante sensible.

El Uchiha le dejó la carta para Shino, mintió diciendo que era de Seina para su hermano menor y que solo él podía abrirla, Jin asintió y dijo que se la entregaría en cuanto tuviera oportunidad.

Y Shisui se fue de la residencia Nara ese día, dejando a su exalumna con un mal presentimiento y la carta para Shino bien resguardada.

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Se encontró con Itachi en el río Nakano, la corriente era fuerte y suspiró al mirar su destino fijamente.

Entregaría su vida por la aldea, por su clan y por Seina. Todavía sonaba irreal.

Pero al mirar el agua corriendo sintió una paz sin igual, como si el agua pudiera limpiarlo todo, hasta sus penas y temores.

Porque mirar aquel abismo le daba alivio, por un instante creyó que se asustaría y retrocedería al final cuando viera la altura desde donde estaba y donde caería, pero su mente vagaba en el azul del agua y el cielo, en recuerdos que creyó perdidos y en voces lejanas que le gritaban que fuera el héroe que Konoha necesitaba.

Y con ese último pensamiento resopló, siquiera en su muerte podía dejar esa carga, pero después de todo no era tan fácil soltarla.

Miró el bosque al otro lado del río, de un verde parecido a los ojos de su padre y cuya aura de paz lo hizo sollozar. Su padre siempre fue calmado, más tranquilo que nada, siempre estuvo allí en su crianza y adoraba cocinar para su familia. Su madre en cambio podía ser tan volátil como el caudaloso río en el que él terminaría todo, era animada, con una chispa increíble y un carácter fuerte, ella disfrutaba más la repostería.

Sus padres eran muy amables, aceptaron a Seina en su casa y la recibieron con los brazos abiertos a pesar de las críticas de Fugaku, le tuvieron paciencia y al final se encariñaron con la chica al igual que Seina de ellos. Su partida también fue dura para el matrimonio Uchiha.

Shisui volvió a recordar su infancia, cuando era un torbellino de alegría y energía, jugando con espadas o un kunai o shuriken de cartón, con sus padres igual de felices y siguiéndole el juego, a veces hasta fingía ser un pirata.

También lo llevaron muchas veces a la playa, allí disfrutó bajo el sol, jugando en el mar, hasta la arena que se le metía en el traje de baño era excusa para estar alegre. Y siempre se vio atraído por aquel enorme cuerpo azul que se veía tan tranquilo, tan misterioso y melancólico, pero una vez en esas aguas te das cuenta que no es así, porque tiene una fuerza arrolladora, porque te arrastra y solo te deja ver sus misterios si eres digno de descifrarlos, porque tiene un carácter complicado y puede que un día esté en calma, pero al siguiente sus olas son un mecanismo de defensa que no te deja acercarte porque te considera una amenaza o porque el clima que lo influencia es inestable.

𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora