𝐯𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐬𝐞𝐢𝐬

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«Es un secreto»

Al abrir los ojos y sentir una cálida luz directamente en su rostro, Seina estuvo muy confundida, más cuando lo primero que escuchó fue la voz de Jin.

—¿Cómo te sientes? —abrió bien los ojos para poder mirar a la Nara. Al recordar todo lo sucedido el día anterior no pudo evitar estremecerse y aunque quiso hablar, no pudo hacerlo porque su garganta estaba seca—. Ten.

Le extendió un vaso de agua que bebió como si su vida dependiera de ello, todo rastro de sueño desapareció.

—¿Qué haces aquí? —Tal vez sonó más agresiva de lo que quería.

—Shiori-san te dejó el desayuno listo —dijo, ignorando la pregunta—. No se fue hace mucho, debe seguir tibio.

Seina no insistió, aunque por su mente solo se repetían las escenas del día anterior mientras comía. De pronto, al pensar que olvidaba algo, se acordó de Shino.

—¡El parásito! —hizo el amago de levantarse de la cama, pero no pudo. Al mirar hacia abajo vio a Jin usando su sombra para detenerla, bufó con enojo—. ¿No crees que esto se te está volviendo una maldita costumbre?

Jin soltó una risita, pero negó.

—No lo haría si no fueras tan impaciente —Se justificó mientras se encogía de hombros—. Shino está bien, ayer lo recogí y él durmió aquí contigo, lo llevé a la academia más temprano.

Seina se calmó y Jin la soltó para que pudiera desayunar. De vez en cuando le lanzaba miradas a la pelinegra, pero Seina no las notaba o solo la ignoraba.

—Shisui te curó la mano —comentó al mirar el vendaje reposando en su extremidad. Por supuesto que notó el pequeño escalofrío que recorrió a la Aburame.

—¿En dónde están todos? —preguntó, masticando más despacio.

—Shiori-san y Taiyō-san fueron a hacer unas compras, Shisui dijo que iba a hablar con el Hokage.

Seina resopló, pero si estaba ansiosa por lo que fuera a decir el tercero. Prácticamente la misión de Shisui se había echado a perder.

—¿Estás bien? ¿Quieres ir al hospital? —indagó Jin al notar el silencio de la contraria, pero Seina negó apenas terminó su pregunta.

—No, es solo que... —suspiró, dejó la bandeja vacía a un lado y se preparó mentalmente.

Contarle a Jin sobre sus problemas le ayudaba a verlos como eran, además le aliviaba un poco. Aunque no sabía si era un problema en primer lugar, pero quería contárselo a Jin.

—Me duele todo —dijo por fin. Jin se alarmó, argumentando que debían ir al hospital, pero Seina negó nuevamente y siguió—. Pero no dejo de sentir dolor en el pecho al recordar lo que el engreído me dijo ayer.

—¿Qué fue lo que te dijo? —preguntó mientras se sentaba a su lado en la cama y arrugando la frente, ¿acaso el Uchiha le había dicho algo malo?

—Él... Dijo que le gusto —atrajo sus piernas hacia sí misma. Y es que no dijo las palabras exactas porque le parecía algo muy fuerte.

¿Cómo podía estar tan seguro Shisui de que la amaba? Porque en el libro aquella emoción se describía como algo tan fuerte y hasta asfixiante que una simple acción del objetivo de tus sentimientos te podía convertir en un desastre.

—Oh... —A decir verdad, Jin no sabía qué decir.

Ella era observadora, así que sabía que aquellos sentimientos eran mutuos, pero no quería asustar a Seina y que se cerrara a la posibilidad. Pero también era directa, intentaría ser precavida.

𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora