𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐮𝐧𝐨

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«El mal padre»

Shinsō Shimura era una horrible persona y un pésimo padre, hasta él lo admitía. Y no era por justificarse, pero es que todo lo que aprendió de su padre fue eso.

Porque Danzō era todo lo que tenía y, por lo tanto, la única fuente de conocimiento que tuvo para enseñar a Seina.

Mientras Seina crecía, él mantuvo su distancia, pero siempre procurando hacerse notar de vez en cuando, no quería que su hija lo abandonara también. Pero cuando supo que por alguna razón ella estaba con los Uchiha, con el clan del que tantas veces Danzō y él le ordenaron alejarse, intervino, ¿quién pensaba que era Seina para desafiar su autoridad? ¿O para tener deseos propios?

Porque a él le inculcaron que sus deseos no importaban, que no necesitaba una meta ni un ánimo para cumplir lo que su padre anhelaba, Shinsō solo era un recurso de Danzō, un recurso que al final del día solo quería el reconocimiento de su progenitor junto a una palmadita en la cabeza.

No conocía la verdadera felicidad, ¿entonces por qué Seina sí podía tenerla?

Porque tal vez el tiempo que pasó con Shinobu podía definirse como eso, pero es que no lo sabía, había amado a la Aburame con tanta intensidad que muchos se cuestionaron si no era obsesión, y es que incluso él dudaba muchas veces, ¿no era normal hacer de tu mundo a la persona amada? A ella le había gustado su vulnerabilidad, la atrajo con eso y nunca se atrevió a mejorar por temor a que lo dejara en cuanto estuviera bien, pero al final el resultado fue el mismo por su poca acción.

Nunca se casaron formalmente, nunca tuvo lo que Mushiro sí y eso lo quemaba por dentro. Nunca pudo poseerla aunque él estuviera en la palma de su mano, porque él quería que el aparente amor los consumiera, quería meterse bajo su piel y conocer la ubicación exacta de cada vértebra de Shinobu, quería eso y más, anhelaba que ella lo quisiera de la misma forma.

Shinobu fue la luz que llegó a su vida de la nada, cuando él estaba cubierto de tinieblas y con sombras cubriendo su cuerpo siendo el poco consuelo de la vida, y tal vez hacer de alguien tan lastimada como él su fuente de calor, fue un error, porque esa luz solo lo dejaba cegado, y se aferró a ello porque así no podía ver nada más a su alrededor, nada, siquiera el dolor.

Tal vez las gotas de felicidad solo eran sangre bajando por las heridas de ambos. Se hicieron sangrar mutuamente, se lastimaron hasta el alma con lo que era su amor. Y Shinobu puso un alto cuando solo era Shinsō el que estaba atado.

Porque Shinsō no quería admitirlo, pero a veces pensaba que solo se usaron para escapar de su padre y aquel escuadrón que sirvió como ensayo para lo que sería Raíz, y cuando Shinobu lo dejó, fue ese mismo padre del que escapó, el único en tenderle la mano para que se levantara.

Y durante mucho tiempo él la mantuvo vigilada con su poder, se justificaba diciendo que solo quería protegerla, a ella y a su hija, pero cuando apareció Mushiro, casi enloquece de celos.

¿Quién se creía para quitarle al amor de su vida? Para quitarle la vida que por derecho era suya.

Con la llegada de Shino y con Seina diciéndole 'papá' al idiota sonriente que tenía Shinobu por pareja, Shinsō tuvo que retroceder, una parte de él murió con el nacimiento de ese niño, sentía que ya no tenía nada a qué aferrarse, porque incluso en su última visita a Seina, ella no lo quería ver, solamente se escondió detrás de un tembloroso Mushiro que trataba de sostenerle la mirada.

Ese fue un golpe del que nunca pudo recuperarse y solo tenía a su padre para contarle sobre lo que lo aquejaba, aunque no podía dejar que él viera lo mucho que dolía, o usaría el sello en su lengua.

𝐬𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐝𝐫𝐞𝐚𝐦𝐬 ━ 𝐬𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢 𝐮𝐜𝐡𝐢𝐡𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora