ABRÍ LA PUERTA Y ENTRE A LAS CÁMARAS DE INTERROGATORIO,—Lo siento, me tomó tanto tiempo llegar a ti—, me reí oscuramente mientras me paraba frente a la mujer rubia responsable de mi envenenamiento. Actualmente estaba sentada en el suelo contra la pared. Ella me miró con terror en sus ojos, —Tenía otros asuntos que atender, pero ahora tienes toda mi atención—. Me agaché y la agarré por el cabello para poder ponerla de pie y empujarla contra la pared.
—Me sorprende que no tengas a tu perra aquí peleando tus batallas—. Habló con audacia a pesar de que todavía podía sentir el miedo saliendo de ella. Ella sabía que iba a morir sin importar que.
Gruñí ante sus palabras, —Habla de ella así otra vez y te arrancaré la maldita lengua—. La amenacé mientras agarraba su cabello con más fuerza, lo que la hizo gemir: —Ahora, tu Comandante no es muy inteligente, dejando una mente atrás para que yo la toque.
Ella respiraba con dificultad, —Él no es tan tonto como crees. No sé nada.
—Veamos eso—. Presioné mi otra mano en su cabeza y comencé a buscar en su mente. Ella no estaba mintiendo... para mi disgusto. Sabía que esta sería una posibilidad. Tenía los ojos vendados cada vez que iba a nuevas bases, nunca le dijeron ningún lugar y nunca se sentó en ninguna de las reuniones, por lo que no había información para mí. Pero aún podía ver rostros de personas que conocía, de mis viejos tiempos. Incluyendo a su Comandante, —Ese Comandante tuyo me parece terriblemente familiar—, gruñí mientras ella gritaba por tenerme en su mente, —Ya que no tienes nada para mí, entonces supongo que no te necesito. Pero ¿por qué no darle una muestra?— Sonreí cuando se me ocurrió una idea.
Agarré su garganta y comencé a estrangularla hasta quitarle la vida.
V: ¿Estás viendo esto?
La agarré con más fuerza mientras le enviaba la imagen de ella muriendo. Empezó a arañarme, pero usé la fuerza para sujetarle las manos a los costados.
V: ¿Estás viendo como la luz sale de sus ojos?
Su rostro se puso azul por la falta de oxígeno y sus ojos se humedecieron.
