MIRÉ A MÍ DIFUNTO MENTOR Y ACEPTÉ SU MANO. ME AYUDÓ A ponerme de pie y lo miré con desconcierto mientras él sostenía una pequeña sonrisa en su rostro, —N-no entiendo—, miré alrededor de la sala de entrenamiento vacía, —¿Qué está pasando? ¿Estoy muerto?— Pregunté con un ligero pánico cuando mi mirada se encontró con la suya una vez más. No puedo estarlo.. No puedo dejar a Aspen, ¿y si ella realmente se vuelve a casar? Oh mierda, me voy a enfermar.
Sacudió la cabeza con un profundo suspiro, —Estuviste cerca, pero no, todavía estás muy vivo—. Dejé escapar un suspiro de alivio cuando colocó una mano en mi hombro; su toque se sentía tan real, nada de esto se sentía como un sueño, se sentía como la realidad.
—¿Eres realmente tú o estoy soñando?— Pregunté con incertidumbre mientras mantenía mis ojos fijos en los suyos. La imagen de la luz dejándolos llenó mi mente y sentí que mi corazón se retorcía en un doloroso sentimiento de culpa.
Dejó escapar una risa suave. —Ambos.
El agua comenzó a formarse en mis ojos, no puedo creer que realmente era él. Incluso como un fantasma de la fuerza, no pensé que lo volvería a ver, —Obi-Wan, lo siento mucho-
Levantó la otra mano para detenerme, —Por favor, no hay necesidad de que te disculpes conmigo. No estoy enfadado contigo, Anakin, no tengo derecho a estar enfadado; en todo caso, me lo merezco—. Se encogió de hombros con un triste suspiro mientras bajaba su mano de mi hombro.
Negué con la cabeza cuando las lágrimas brotaron y crearon un chorro por mis mejillas, —No, no, no merecías morir—. Me había causado mucho dolor, y aunque no debería; Todavía lo quiero. Lo quería vivo de nuevo, quería que estuviera aquí para que de alguna manera pudiéramos arreglar esto; él fue la única figura paterna real que tuve. Me odiaba por lo que le hice, lo extrañaba mucho.
Extendió una mano hacia adelante y secó una de mis lágrimas, —No, lo hacía, por no estar ahí para ti cuando realmente más me necesitabas. Solo espero que algún día puedas perdonarme—. Suspiró, —Déjame mostrarte algo.
Hizo un gesto con la mano y el escenario cambió por completo. Reconocí esta habitación, esta era la oficina del Canciller, —Ya dije que no, Maestro Kenobi, necesita tiempo para trabajar con sus propias emociones—. Palpatine se encogió de hombros mientras se recostaba en su silla.
