SOSTUVE SI ROSTRO ENTRE MIS MANOS Y CONTINUÉ BESÁNDOLA suavemente; en su frente, en cada mejilla, en sus labios, en la punta de su nariz, —Te amo—. susurré cuando llevé mis labios a los suyos de nuevo.
Ella sonrió con una risita, —Yo también te amo, Ani—. Oírla decirlo de vuelta siempre me daba una oleada de emociones, cómo una mujer como ella me ama es algo que nunca entenderé.
Acabamos de llegar al hangar no hace mucho y ambos nos quedamos atrás en la nave para que yo pudiera tener un momento, mientras los clones y Piett estaban esperando por mí, —Ve a mi habitación y lleva a R2 contigo, Estaré allí pronto. Tengo algo que hacer primero—. Acaricié su mejilla y la besé una vez más antes de que ella asintiera y saliéramos de la nave. Esperé hasta que ella y R2 ya no estuvieran en el hangar, antes de dirigir mi atención a los siete hombres, —Es bueno verte con vida, Piett.
Él asintió con una pequeña sonrisa, —Gracias, mi señor.
—Voy a necesitar que llames a una limpieza—. le instruí. Sus cejas se fruncieron con confusión antes de mirar a los clones, luego hizo clic.
Su rostro cayó levemente, pero volvió a asentir respetuosamente hacia mí, —Por supuesto, señor—. Se alejó de los clones y vino a mi lado.
—Hombres—, me dirigí a ellos mientras todos se paraban en una formación en línea, —ustedes han sido valientes soldados, pero han visto cosas que no debían ser vistas—. Saqué mi sable de luz y todos lo miraron con miedo, —Esto no es nada personal—. Me encogí de hombros mientras balanceaba un par de veces y los maté a los seis. Sus gritos rebotaban en las paredes creando un eco de muerte. Retiré mi espada y la puse en mi cinturón, —Anota sus números y límpialos, no quiero que Tarkin haga preguntas—. Le entregué su comunicador que había encontrado en el suelo aquí, no mucho después de que me desperté del tanque de Bacta.
—Sí, señor.— Lo agarró y pude escucharlo hacer la llamada: —Todo está listo, señor, están en camino.
—Bien—, respondí mientras comenzaba a alejarme, pero me detuve de espaldas a él, —Piett, no te he matado porque me gustas y también a Aspen. Pero no te equivoques, si le cuentas a alguien lo que ha ocurrido hoy, no dudaré en hacerlo—. Le dije sin darme la vuelta para mirarlo.
