—¡ALÉJATE DE MÍ, MALDITO PSICÓPATA! —LE DI UNA PATADA EN LA CARA Y ME PUSE DE PIE. EMPECÉ A CORRER HACIA LA salida no sin antes arrojarle el cristal.
¡Anakin!
Antes de que pudiera llegar a la puerta, sentí que me agarraba por el cuello y tiraba de mí. Caí sobre mi espalda bruscamente con un gemido y miré hacia arriba para encontrar sus ojos. Levantó el pie y estuvo a punto de pisotearme la cara, pero me alejé justo a tiempo, —Si no puedo tenerte, nadie puede—. Gruñó cuando comencé a arrastrarme lejos.
Me atrapó, torciéndome en un movimiento rápido para que estuviera de espaldas. Envolvió ambas manos alrededor de mi cuello mientras comenzaba a estrangularme. Intenté luchar y arañarlo, pero nada funcionaba, su agarre sobre mí solo se hizo más fuerte.
Anakin, por favor, ayúdame.
Hubo golpes y gritos en la puerta del hangar. Debe haberle hecho algo a las cerraduras para evitar que se abrieran. Lo miré a los ojos y estaban llenos de locura, ¿cómo no me había dado cuenta antes?
—Por favor, Adam.— Me atraganté mientras intentaba con tanta fuerza respirar. Estaba tirando de sus muñecas, pero me estaba debilitando a cada segundo.
—Shh, no luches contra esto—. Sacudió sus manos causando que mi cabeza se levantara y golpeara contra el suelo. Podía sentir mis ojos llorosos y mi cabeza se sentía confusa.
Luego hubo un fuerte estruendo cuando la puerta salió volando de la pared y entró al hangar con fuerza bruta. Miré hacia un lado, mi visión ahora era borrosa pero podía distinguir soldados clon seguidos por una sombra negra.
Él está aquí.
El agarre sobre mí se había ido. Adam voló a través de la habitación contra la pared donde cayó al suelo. Empecé a toser y a inhalar el oxígeno que necesitaba desesperadamente. Mi garganta estaba adolorida y ardiendo por su agarre. Cada respiración se sentía como si una aguja me apuñalara en la parte posterior de la garganta.
Sentí una mano en mi mejilla y miré hacia arriba para ver a Anakin. Su rostro se llenó de preocupación y pura rabia, —¿Estás bien?— preguntó mientras me acariciaba.
Asentí con la cabeza, —Lo estoy ahora—. Mi voz salió ronca y débil. El solo sonido hizo que sus ojos ardieran con fuego cuando se puso de pie y miró en dirección a Adam. Había tres soldados clon que ya lo tenían a su alcance.
