SUSPIRÉ PROFUNDAMENTE CUANDO BAJÉ DE LA NAVE Y ENTRÉ EN EL HANGAR DE LA ESTRELLA DE LA MUERTE. YA PODÍA escuchar la multitud de voces; la gente a lo largo de la estación tiene miedo de que esté aquí. Bueno, van a estar asustados por un tiempo ya que voy a estar atrapado aquí por bastante tiempo.
Gracias al Emperador que ha insistido en que yo supervise la construcción de los nuevos cazas TIE. ¿Por qué necesito estar aquí para algo tan poco importante? No estoy seguro, solo escucho sin preguntas para evitar... castigos.
Cerré los ojos y me desconecté de las molestas voces de todos, excepto de una, que no reconocí del todo.
Nunca lo he visto, así que ni siquiera sé cómo es. Tal vez parece un monstruo con cuatro ojos, cola larga y piel escamosa.
Su pensamiento fue seguido por una risa con eco; se encontró a sí misma siendo graciosa.
Resoplé, ya sabiendo que su pensamiento era sobre mí; que estúpido.
Salí del hangar y fui directo a la sala de conferencias donde ya sabía que Tarkin me estaba esperando para darme un maldito y molesto sermón sobre la puntualidad.
Entré por la puerta y todos, además de él, se pusieron de pie rápidamente y me saludaron con ojos nerviosos. Los ignoré y me senté junto a Tarkin y agarré el papel frente a mí, —Solo estamos esperando a la nueva mecánica—. Me informó y asentí sin decir una palabra mientras miraba los planos en mi mano.
Me sorprende que no haya recibido un sermón, pero quién sabe, tal vez lo esté guardando para cuando todos se vayan. Él sabe lo enfadado que me pongo cuando me habla con desprecio frente a la gente, tiene suerte de que no lo maté la primera vez que lo hizo. Y lo habría hecho si el Emperador no me hubiera podido matar por ello; o torturarme, no estoy seguro de cuál elegiría en este momento.
La puerta se abrió y el sonido de una respiración pesada llenó la habitación, no me molesté en mirar quién era, ya que estoy seguro de que era solo la nueva mecánica que contrató. Todavía no me arrepiento de haber matado al último tampoco, era un incompetente y probablemente la persona más molesta que he conocido. Matarlo me trajo tanta alegría.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el ligero sonido de un golpeteo y miré hacia arriba, solo para ver un charco que se formaba cerca de los zapatos de esta persona y pequeñas gotas de agua golpeando contra él.
