BLASTER EN MANO;PRESIONÉ EL BOTÓN PARA QUE SE ABRIERA LA PUERTA Y EL HOMBRE SE ENCOGIÓ DE MIEDO SIN LEVANTAR la vista, —No soy él—. Hablé en un tono monótono y él levantó la cabeza para mirarme. Estaba ensangrentado, moretones cubrían su estómago y rostro, uno de sus ojos estaba cerrado por la hinchazón, podría continuar, pero para abreviar, se veía como el infierno.
Y aún así... no me sentía mal por él.
—¿Qué estás haciendo aquí?— Preguntó mientras su único ojo bueno miraba hacia el blaster y luego hacia mí, —¿Vas a matarme?— Preguntó e incluso escuché esperanza en su voz. Esperaba que su patética vida finalmente termine y ya no sea objeto de tortura bajo el infame Darth Vader.
Asentí con la cabeza mientras entraba en la habitación, pero aun así me mantuve a unos metros de distancia de él, —Ciertamente me gustaría—. Sostuve el bláster en su cara, —Te lo mereces—. Gruñí mientras mantenía mi dedo en el gatillo.
Intentó dar un paso adelante, pero la cadena lo detuvo, —Adelante, hazlo—. Me animó y mi mano comenzó a temblar. Estaba luchando, quería hacer esto, pero ¿podría regresar alguna vez después de quitar una vida? ¿Me convertiré en alguien completamente diferente? ¿Seguiré siendo yo?
Pero mientras miraba a este hombre, me costaba ver a una persona, una vida humana. Todo lo que podía ver, era lo que ya no tenía, —¿Cómo pudiste hacer algo tan horrible?— Lloré mientras las lágrimas volvían a mis ojos, pensarías que no me quedaba más que derramar, —¡No tenías derecho!— Grité mientras apretaba el agarre del arma, mi ira y dolor estaban tomando el control por completo.
Él asintió vigorosamente, —Tienes razón, mátame. Por favor, es mejor que esto—. Suplicó mientras intentaba dar un paso adelante de nuevo y el collar se clavó en su piel. Todavía dudaba un poco, ¿Anakin pensaría lo mismo de mí? —¿Qué está tomando tanto tiempo?— Me gritó: —¡Hazlo, mátame como yo maté eso que estaba dentro de ti!— Mi pecho se apretó ante sus palabras.
Bueno, eso lo hizo.
Apreté mi dedo en el gatillo y disparé un tiro. Pero no salió donde yo quería, y eso tuvo que ver con la persona que me agarró la muñeca y tiró de mi brazo para que el tiro diera en el techo. Miré hacia arriba para encontrarme con el dueño del brazo, —¿Qué estás haciendo?— Anakin gruñó mientras sacaba el bláster de mi mano.
