ME SENTÉ ALLÍ SOSTENIENDO MIS RODILLAS CONTRA MI PECHO MIENTRAS GRITABA CON EL CORAZÓN ROTO, MIS OJOS NUNCA dejaron los de ella. Le fallé por completo. Le dije que la mantendría a salvo y ahora mira, mi pesadilla se convirtió en una dura realidad y podía sentir que me desplomaba lentamente en una oscuridad sin fin.
Finalmente me arrastré hacia ella y agarré su cuerpo helado; mis lágrimas rodaron por mis mejillas y aterrizaron en las de ella para que pudieran deslizarse y caer en el pasto, creando un anillo húmedo en la tierra, —Lo siento mucho, cariño, por favor, perdóname, lo siento mucho—. La abracé fuerte mientras dejaba escapar mis gritos en su hombro, —¡Aspen!
Mecí su cuerpo de un lado a otro, sin dejar que mi agarre se aflojara, no quería dejarla ir. Quería abrazarla así para siempre hasta que sea mi corazón el que deje de latir. Eso es lo que preferiría, cambiaría lugares con ella si pudiera, un alma hermosa como la suya merece prosperar en la vida.
—Anakin—. Escuché la llamada de Obi-Wan desde atrás.
—¡¿Dónde estabas?!— Le grité, queriendo culpar a cada persona por mi propio fracaso.
—Sky- — La voz de Ahsoka llegó a continuación y levanté la cabeza para mirarla; haciendo que ella dejara de hablar abruptamente.
La miré, —¿Dónde estaban ustedes dos? Se suponía que debían observarla y observarlo a él, ¿cómo no se dieron cuenta de que él venía aquí?
—Escucharnos, debes hacerlo—. La voz de Yoda se escuchó ahora de donde venía la de ellos.
—¡No!— Aparté la mirada de ellos y abracé a mi esposa una vez más, queriendo oler su dulce aroma hasta que se desvaneciera para siempre, extrañamente ella no olía como ella misma, —Solo alejaros de mí—, gemí.
—Skywalker-
—Si no me dejas, Yoda, te mato—, lo amenacé sin levantar la vista, —¿O por qué no me matas?— Pregunté con una risa sin sentido del humor, —Ya no me importa, ya perdí todo lo que importa.
—¡No, no lo hiciste!— gritó Obi-Wan y levanté la cabeza para mirarlo con odio, estaba visiblemente temblando de ira; el lado oscuro una vez más nublaba mi juicio; ennegreciendo mi alma y todo lo que culpé fue a ellos, —Él está en tu mente, Anakin, mira el cuerpo de nuevo.
Fruncí el ceño con confusión y también irritación, —¿Qué-?
—Mira con la mente despejada—. Ahsoka se acercó a mí con ojos preocupados mientras señalaba el cuerpo en mis brazos, —Eso no es Aspen.
