—¡CAPITÁN PIETT! —LE GRITÉ AL HOMBRE QUE CORRÍA POR EL pasillo alejándose de la explosión, hacia la oficina del almirante Tarkin.
Se detuvo en seco y se volvió hacia mí, —Sí, mi Señor—. Habló con nerviosismo, al igual que todos lo hicieron en mi presencia.
—¿Qué sabes?— Pregunté refiriéndome a la explosión.
—La nave que recogimos de Geonosis tenía una bomba, mi Señor, sin duda un ataque preparado por los rebeldes—. Habló rápidamente mientras seguía mi ritmo.
—¿Daños?— Pregunté con severidad, doblando una esquina hacia el lugar del ataque.
—Nada tan malo, solo perdimos algunas naves, pero una empleada resultó herida y está en estado crítico—. Me informó y me detuve en seco haciendo que se detuviera conmigo.
—¿Quién?— Gruñí haciendo que el miedo que podía sentir en él aumentara.
—Uh—, miró a su alrededor con nerviosismo, —No sé, olvidé su nombre.
Agarré su cuello causando que sus ojos se abrieran con pánico, —¿Hay algo que sepas?— Hablé bajo y amenazante debido a mi irritación por su falta de conocimiento.
—Es la mecánica—. Se atragantó. Lo solté y giré en la dirección opuesta del hangar para ir a mi nuevo destino establecido. —¡Señor, es por aquí!— Piett me gritó pero lo ignoré. No me importaba el hangar y sabía que los rebeldes no eran tan estúpidos como para hacer dos ataques en un día.
Caminé por los pasillos y todos se apartaron de mi camino lo más rápido que pudieron hasta que llegué al ala médica. Me acerqué a uno de los miembros del personal médico que me miró con miedo en los ojos, —¿Dónde está la víctima de la explosión?
—Habitación 4—. Su voz temblaba y lo empujé para llegar a la habitación que me dijo. Al entrar la vi. Tenía puesta una máscara de oxígeno y tenía cortes y moretones en toda la cara y los brazos, además de una marca de quemadura que comenzaba en la parte superior del hombro derecho y bajaba hasta cerca del codo.
Un médico y dos enfermeras estaban allí con ella y corrían frenéticamente de un lado a otro mientras la máquina conectada a ella emitía un pitido rápido debido a la caída de sus signos vitales. Quería ayudarla, quería curarla. Pero no podía. Todo el mundo sabe que resultó herida y si Tarkin llega a saber que se curó milagrosamente, esa pequeña rata le diría a Palpatine y yo no podría aceptar eso. Vendría aquí y la mataría a ella y posiblemente a mí.
