CON EL SABLE DE LUZ AMATISTA FUERTEMENTE EN MI AGARRÉ, CAMINO LENTAMENTE A TRAVÉS DEL ESPESO BOSQUE. MIS sentidos en alerta máxima mientras me preparaba para la amenaza en cualquier momento dado.
Mis ojos escanearon lentamente el terreno, buscando algo fuera de lugar que pudiera darme una pista de dónde podría estar. Mis ojos se abrieron cuando noté un gran árbol que venía directamente hacia mí.
Esa pequeña mierda.
Levanté la mano y detuve el pesado árbol con facilidad; usando la fuerza para lanzarlo en otra dirección. Revelando a un orgulloso niño de diez años de pie donde una vez estuvo el árbol, —¿De verdad, Noah?— Entrecerré los ojos mientras retraía mi espada y me dirigía hacia él.
Se encogió de hombros, con un brillo travieso en sus ojos que obtuvo de su madre, —Dijiste 'sin reglas', ¿recuerdas?
Me reí y sacudí la cabeza, —Sí, pero no pensé que me arrojarías un árbol—. Agarré el sable de luz azul de su agarre y lo retiré también; indicando que habíamos terminado por hoy.
Luego puse una mano en su hombro y lo guié fuera del bosque para que pudiéramos ir a casa. El sol ya se estaba poniendo y no quería que Aspen se preocupara. Todavía puede estar un poco paranoica, no es que la culpe después de todo lo que hemos pasado.
—Sabía que lo cogerías, mamá dijo que has lidiado con cosas peores.
Levanté una ceja ante sus palabras, —¿Entonces tu madre sabía que estabas planeando tirarme un árbol de veinte metros?— cuestioné.
Se giró para mirarme con una sonrisa, —Fue idea de ella.
Por supuesto que lo fue.
Llegamos a las dos cabañas que estaban paralelas entre sí. Piett y Ellie estaban en la mesa sentados en el medio con sus dos hijos, mellizos de siete años en realidad; Luke y Leia. Actualmente estaban dibujando, bueno Piett y los niños. Ellie tenía vino en la mano, como siempre, mientras los miraba con alegría en los ojos.
Tan pronto como entramos a la vista, los ojos de Ellie se clavaron en mí mientras tomaba un trago de su alcohol, —Ahí estás—, habló con hipo, —Tu esposa te está buscando—. Señaló con el pulgar hacia mi casa.
Sonreí, —¿Cuándo no lo está?— Le di un codazo a Noah para que se fuera con sus primos, —Adelante, saldré en un minuto.
Él asintió, —Pregúntale a mamá si puede traer puddin, por favor—. Sonrió mientras hablaba, mientras corría hacia la mesa y tomaba asiento junto a Leia.
