Palpatine me sonrió cuando me comprobetí con él —Bien, bien—, gruñó, —De ahora en adelante, serás conocido como Darth Vader.
Miré hacia el suelo, sentí vergüenza por ceder. Pero había un sentimiento oscuro dentro de mí, diciéndome que este es el camino. —Gracias, mi maestro—. Me hicieron esto, me lastimaron, me traicionaron, me abandonaron y me dejaron aquí para revolcarme en mi dolor por la pérdida de alguien a quien amaba.
Quería irme, iba a ir a hacer una vida normal, pero me quitaron eso. Los odio.
Los odio a todos.
—Levántate, Lord Vader—. Exigió y yo hice lo que me pidió, —Es hora de hacerles pagar por lo que han hecho. Empezando por este templo.
Asentí, —Haré lo que me pidas.
Él sonrió con un gruñido bajo, —Vas a matarlos a todos.
Aparté la mirada, ¿cómo podría lograr algo así por mi cuenta?
—Sé lo que estás pensando y no te preocupes, lo tengo todo resuelto. Ve a tu batallón, te estarán esperando, te ayudarán—. Me informó y asentí, sabiendo exactamente lo que estaba a punto de hacer. Es hora de mostrarles el monstruo que temían que sería, y solo ellos tienen la culpa, —Hice esto para ti—. Sacó un sable de luz de su capa y me lo entregó.
Lo agarré con fuerza y encendí la hoja, la luz carmesí brilló en mis iris y una sonrisa se deslizó en mis labios, —Gracias, maestro.
[...]
Narrador omnisciente
Los Jedi alrededor de la galaxia comenzaron a caer. Uno por uno fueron ejecutados por las tropas en las que llegaron a confiar. Todos ellos, derribados antes de que tuvieran la oportunidad de comprender que estaban siendo traicionados. El Maestro Yoda mató a los clones antes de que pudieran hacerle daño y el Maestro Kenobi sobrevivió milagrosamente a su caída desde un acantilado después de ser derribado por su propio comandante.
Luego está el templo. Darth Vader condujo a su batallón al interior, sus ojos eran de un amarillo bordeado de sangre. El lado oscuro en él ha tomado el control total, lo permitió, quería su venganza. Para él y para Ahsoka.
