30. De vuelta

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Phil entra a la estación diciendo que quiere hacer una denuncia, es lo único que se le ha ocurrido. El agente de la entrada le toma algunos datos y le pide que espere para llamar a un compañero, tiempo que Phil aprovecha para observar la oficina de Alan, que está justo frente a él y tiene la luz encendida. Espero que tengas razón y él no esté aquí ahora, hacker.

La oficina es el único lugar, además de la sala de interrogatorios (y los baños, claro) que tiene puerta. El resto de la comisaría es un gran espacio abierto, con una última puerta al final que lleva a un pequeño calabozo.

Sonríe para sus adentros al darse cuenta de lo triste que es que conozca tan bien el lugar, y en ese momento otro agente se presenta ante él y le pide que lo acompañe. Se dirige a una de las mesas de la izquierda, pero Phil lo detiene fingiendo estar muy asustado:

Phil: No, por favor. Acaban de atacarme y puedo estar en peligro, no quiero que se me vea desde la calle. ¿No hay un lugar más privado en el que podamos hablar? Esa oficina, por ejemplo.

El policía, soñoliento y con pocas ganas de discutir, asiente con cansancio, y al entrar a la oficina Phil comprueba aliviado que efectivamente Alan no está. Sin embargo, sus ojos van directo a una laptop que hay abierta sobre la mesa, pues reconoce enseguida la pegatina de una libélula en la tapa.

Agente: Muy bien, cuénteme lo que ha sucedido.

Aún fingiendo nerviosismo, él comienza a relatar parte del ataque real que sufrió un rato antes, sin mencionar a Laura o a MC. Intenta explicarlo todo de forma creíble, y por último le pide al agente que le permita ir al baño. Una vez allí llama a su hermana sin perder un segundo, bajando la voz todo lo que puede:

Phil: Hey, estoy en la estación. Dile a los hackers que la laptop de MC está aquí.

Jessy: ¿Cómo? ¿Qué hace ahí?

Phil: No lo sé, y no tengo mucho tiempo. No puedo llevármela y todavía no he podido encender la computadora.

Jessy: Dice Jake que si la laptop está encendida le quites el modo avión, pero que si no lo está, no la enciendas.

Phil: Está bien.

Jessy: Y no me llames, Phil, te pueden escuchar. Mejor escríbeme.

Phil: Los mensajes son más peligrosos porque cualquiera puede encontrarlos después... Algo he aprendido de esos dos.

Jessy: Está bien. Ten cuidado, por favor.

Phil regresa a la oficina y continúa con su teatro, respondiendo preguntas y contando detalles, e incluso le muestra al agente el bulto que le ha salido encima de la nuca debido al golpe que recibió.

Phil: En fin, detuve la furgoneta a un lado de la carretera y me bajé porque me orinaba, y cuando estaba en eso alguien me golpeó por detrás y me dejó inconsciente. No se llevaron nada y por eso tengo miedo, no fue un robo, querían hacerme daño.

El policía le hace más preguntas, anota sus respuestas, rellena formularios, y por último se pone de pie y le pide que espere ahí.

Phil: ¿Sería posible para usted traerme un café, por favor? Lo siento, hace horas que no me tomo uno y lo necesito, estoy bastante nervioso.

El agente asiente y sale de la oficina. Phil lo sigue con la mirada y, cuando está seguro de que se ha ido, se levanta y camina hacia el otro lado del escritorio. Presiona el botón de encendido en la CPU de la computadora y luego se gira hacia la laptop: con sólo tocar el panel táctil se enciende la pantalla, lo que significa que debe presionar el botón de modo avión.

Duskwood: el hombre tras la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora