21. Rompiéndose

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Phil conduce en silencio con los ojos fijos en la carretera y una cara donde el enfado es casi palpable. A su lado Jessy intenta mantenerse callada también, tiene demasiado en qué pensar y no quiere comenzar otra discusión con su hermano. Saca el móvil del bolsillo para encenderlo, pero Phil se da cuenta y la detiene con una mano:

Phil: Te he pedido que no lo hagas.

Jessy: Tenemos que contarle a MC y a Jake lo que ha ocurrido, ¿no?

Phil: Si lo enciendes el hijo de puta que se llevó al niño bonito nos puede encontrar también.

Jessy: Para ya con eso, todavía no sabemos si alguien se llevó a Gabe.

Phil: ¿Ah no? Dime qué hacker en el mundo deja abandonado su teléfono.

Ella mira el móvil de Gabe, que descansa sobre la guantera abierta.

Jessy: ¿Quizás se le cayó y no se dio cuenta?

Phil: ¿Qué? A veces me pregunto si de verdad eres así de ingenua o simplemente me tomas el pelo. Si algo me consta de esos dos es que nunca se separan de sus teléfonos o sus computadoras. Que eso estuviese ahí tirado no es bueno, y menos aún una coincidencia.

Jessy rueda los ojos, ya sabe hacia dónde está apuntando el pensamiento de su hermano. Es lo mismo de antes otra vez:

Jessy: Y dale... ¿Cuántas veces tengo que decirte que Alan sólo quiere resolver el caso? Es un policía, ¿por qué iba a querer engañarnos?

Phil: ¿No te parece raro que nos llame justo el día en el que salimos? Hasta ahora nunca había mostrado interés en hablar con nosotros dos, y hoy nos cita en el mismo lugar en el que citó al otro, pero resulta que cuando llegamos no hay nadie. Yo no creo en las casualidades, Jessy.

Jessy: Quizás él mismo nos lo hubiese explicado si tú no te hubieras empeñado en salir tan pronto. Nos dijo a las diez, ¿qué te costaba esperar?

Phil resopla con desagrado y vuelve a enfocarse en la carretera, no quiere continuar hablando con su hermana. Todo lo ocurrido está haciendo sonar cada alarma en su cerebro y, aunque no sabe muy bien cómo explicarlo, definitivamente hay algo que anda mal.

Jessy: Eh, eh, ¿a dónde vas? ¿No piensas volver a la casa?

Él ha tomado un camino secundario que se adentra un poco en el bosque. Está relativamente cerca de la casa, pero algo le dice que no debe acercarse a ella sin más, primero quiere asegurarse de que es seguro.

Jessy: Estás totalmente paranoico.

Phil: Lo que tú digas.

Jessy: Ok, supongamos que ha pasado algo, entonces con más razón tenemos que ir para ver que los demás estén bien.

Phil: Eso no me preocupa en lo más mínimo, estoy velando por ti y por mí.

Jessy: ¿Cómo puedes decir algo así?

Él no responde, sino que sigue conduciendo en silencio. Jessy lo mira con incredulidad al principio, pero poco a poco su cara comienza a tornarse roja de ira, en cuanto nota que el otro está hablando en serio. La decepción y la rabia la invaden al darse cuenta de lo frío que puede ser su hermano, y aunque está cansada de discutir con él, se dice que esto es ya demasiado. Esta vez no se quedará callada, así que lo enfrenta alzando la voz:

Jessy: ¡¿En serio eres tan egoísta?!

Sin pensar las palabras, apenas deteniéndose para respirar, Jessy comienza a soltar todo lo que tiene en la mente, pero Phil ni siquiera la escucha. Tiene toda su concentración puesta en el camino y en las hileras de árboles a cada lado, pues teme que de un momento a otro algo aparezca por allí. Así transcurren diez interminables minutos en los que la voz de Jessy es todo lo que se escucha dentro de la furgoneta, hasta que el camino termina abruptamente y ya no pueden avanzar más, hay bosque por todos lados.

Duskwood: el hombre tras la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora