Capitulo 6: Advertencias y nuevas amistades.

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«Estimado Sr. R:

Estoy enviando esto lo más pronto posible porque tengo curiosidad y castigo con Snape esta tarde.

Señor R (¿esta bien llamarte así? No sé tu edad. Yo tengo 11 años actualmente, por cierto.), yo realmente espero que usted sea mi aliado. Necesito a alguien para actuar fuera de Hogwarts por si acaso.

Por otra parte, necesito ayuda con Quirrel, ¿Sabías que él tiene a Voldemort en la parte de atrás de su cabeza? Por eso el turbante. Harry lo descubrió antes, la primera vez que luchó contra Voldemort. Fue horrible.

A veces todavía tengo pesadillas sobre eso, pero pienso que son un juego de niños comparado a la Guerra y todo lo que viví allí.

De todos modos, necesito deshacerme de Quirrel antes de destruir los demás Horrocrux (que, a propósito, ¿cúal destruiste?). Hay que matar a Voldemort ahora, mejor él antes que nosotros de nuevo.

No pienso dejar que ponga sus manos en mis amigos de nuevo.

Ah, y... ¿Debería pedir ayuda a Dumbledore también? Es un mago inteligente y fuerte, seguramente nos ayudaría mucho.

PD: ¿Reggie es niño o niña? Gracias por dármelo de todos modos, me será útil para intercambiar mensajes. Pienso que puede ser mejor que una lechuza.

Cariños, H.G»

A primera hora de la mañana, Hermione recibió otra carta.

Reggie, el cuervo, la tenía bajo su cuerpo emplumado junto a un pequeño paquete envuelto en papel. El estaba echado sobre el velador que era de la niña, con el paquete y la carta bajo él.

Sus ojos cerrados, como si durmiera, aunque en realidad esperaba ansioso el despertar de la niña de castaños cabellos para hacerle saber qué había traído una respuesta a su carta.

—¿Hermione todavía duerme? —la infantil voz de Lavander se escuchó en la habitación, sonando curiosa. —Normalmente se levanta primero.

—Anoche tenia pesadillas de nuevo. La escuché llorar y quejarse. —Parvati murmuró.

Ambas niñas se miraron y luego miraron a la cama de Hermione con simpatía.

—Pobre. Debió haber pasado por algo horrible si esta teniendo pesadillas. —Lavander suspiró.

Parvati asintió. Sus ojos desviando con curiosidad al enorme cuervo dormido sobre el velador.

—¿No es un poco extraño? ¿El cuervo? —dijo en voz baja. —Es más grande que uno normal y desde que llegó esta mañana, no se aleja de Hermione.

Lavander se encogió de hombros mirando dentro de su bolso, ordenando sus cosas. —Debe ser un familiar, ya sabes, como las lechuzas o los sapos.

¡Croak!

El gritó del cuervo hizo a las niñas guardar silencio asustadas. Las cuencas negras profundas como canicas del ave las observaban fijamente, como si les reprochara el hacer ruido.

Las niñas huyeron rápidamente de allí. Hermione abrió los ojos, suspirando y mirando en dirección a la puerta.

—Una mañana difícil, ¿no, Reggie? —murmuró.

¡Croak!

El cuervo cantó, mirándola desde su lugar.

Nuevamente, Hermione no había dormido. 

Las pesadillas habían vuelto y la niña no había podido dormir de nuevo, demasiado asustada por los recuerdos que la llenaban.

Los ojos de Hermione miraron al cuervo, mirando las cosas sobre el velador.

La esmeralda de la bruja |Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora