| El primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad.
—George Bernard Shaw |
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.Hermione inhaló profundamente mientras miraba el objeto frente a ella. Algo que no había tocado desde la muerte de Sirius Black donde todo comenzó a volverse peor para ella y para los demás.
Sus manos temblorosas se movieron abriendo la delicada caja de madera que guardaba su objeto más preciado:
Un violín.
El violín que le habían obsequiado para su quinto cumpleaños y que ella había amado con su alma.
La única forma que poseía para mostrar quien era ella realmente.
—Espero que te guste el espectaculo, Reggie. —ella dijo al cuervo que la observaba desde su lugar sobre la rama de un árbol.
Ella tocó el violín, lo preparó con suavidad mientras se preparaba mentalmente para desnudar su alma y su corazón con la única forma de arte que conocía para ser quien era.
Ella soltó un suspiró tembloroso.
Regalo una sonrisa tensa al ave.
Se preparó.
Y comenzó a tocar aquel maravilloso instrumento.
Fue tímido al principio, un sonido suave que fue envuelto por el viento en medio de los enormes paramos cercanos a La Madriguera.
La suave melodía produjo un eco que deleito el oído de la niña y la alentó a continuar.
Hermione se sintió absorta en su música. En sus emociones más honestas, en sus pensamientos y anhelos más profundos y secretos.
Fue como volver a su hogar.
A un hogar del que no sabía que se había escapado.
Los sentimientos que la abrumaban fueron liberados mientras mantenía sus ojos cerrados.
Solo eran ella, el violín y la música.
El sonido de su melodía comenzó a volverse cada vez más emocionado. Fue una mezcla de acordes que demostraron distintos sentimientos. Desde una profunda ira hasta la tristeza y el miedo más agobiador.
La ventana de los gemelos, que estaba abierta, dejó que el sonido entrara a la habitación para que pudiesen oírla.
El patio de los Weasley se inundó con los bellos sonidos de la música.
George, que había estado dormido, abrió sus ojos confundido por la procedencia de la melodía. Él no vio a Hermione en la cama así que se levantó para buscarla, por alguna razón, pensó que quizás era ella la dueña de la canción que se oía.
Se acercó a la ventana con cautela y la vio.
Era Hermione.
Ella estaba allí, con un objeto que George nunca había visto —pero que sabía que era muggle—tocando la más hermosa y triste melodía que había escuchado nunca.
Él niño de catorce años sintió como algo parecía cambiar en la forma en la que percibía a Hermione.
No supo que fue, pero una calidez inusual lo llenó mientras la miraba.
Fue como si su corazón se quemara con la fuerza de veinte hechizos de calentamientos puestos sobre él. Era una sensación diferente a todo lo que había sentido antes, fue una emoción similar a lo que sintió cuando logró hacer felices a las personas con su primera broma con éxito pero amplificada por unas mil veces; lo hizo sentir magia pura y especial. Su respiración, inclusive, pareció haberse detenido por completo mientras observaba a Hermione.
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La esmeralda de la bruja |Hermione Granger
FantasyHermione Granger falleció en la guerra. Lo último que sus ojos vieron fueron los brillantes ojos esmeralda de Harry sin vida y lo último que sintio fue la agonía por la muerte de Ron. Y por más que ella luchó para protegerlos, fue asesinada también...