Hermione resopló viendo a Snuffles saltar y jugar alegremente con Fang, correteandolo y ladrando.
—Su familiar parece un poco travieso, Señorita Granger. —McGonagall dijo, frunciendo ligeramente el ceño. Como profesora, ella tenía la capacidad de distinguir cuando una cosa o estudiante sería un problema. Y el perro de la señorita Granger, ciertamente, parecía uno.
—Snuffles es un poco travieso, pero puedo mantenerlo bajo control. —Hermione aseguró.
—Eso espero. —Minerva dijo. —Un Grimm después de todo, no es una criatura a la que se pueda dejar vagar libremente.
Hermione asintió, y gritó: —¡Snuffles!
El perro se detuvo abruptamente, levantando sus orejas y mirando a su dirección. Pareció reconocerla enseguida, puesto que corrió hacía ella y saltó, tirándola mientras lamía su cara.
—¡Puaj! —Hermione se quejó. ¿Por qué Sirius siempre hacía eso? —No hagas eso, Snuffles. Que asco.
El perro ladró, luciendo ofendido. La niña se levantó ante la mirada fija de Minerva y sonrió.
—Este es mi perro, profesora. —presentó al animal. —Se llama Snuffles.
Snuffles miró a la adulta, sus pupilas de un azul grisaseo brillaron con cariño y una diversión maliciosa. Minerva apretó los labios, reprimiendo una sonrisa y asintió.
—Muy bien. —dijo. —Conoce las reglas, ¿no es así?
Hermione asintió. —Sacarlo a pasear una vez al día, limpiar su desastre y no dejarlo vagar libremente.
—Y si, al igual que su cuervo, lo lleva a clases, entonces debe mantenerlo controlado.
—Pero bueno, ya sabe, Reggie se controla solo. —Hermione se excuso con una sonrisa traviesa. Ella notó cono Sirius se tensó, pero no supo por qué.
—El ni siquiera escucha cuando lo dejo con las lechuzas o en mi habitación, siempre me sigue.La profesora frunció el ceño con desaprobación, pero no emitió comentario alguno.
—Vamos, señorita Granger. —ordenó.
Hermione solo esperaba que Sirius no le causara problemas.
(El rumor de que Hermione Granger tenía un Grimm como familiar se esparció como la pólvora. Obviamente, hubieron algunos niños enojados por el perro.)
[...]
El resto del día, Hermione se lo pasó investigando. Harry tenía su practica de Quidditch y Ron lo había acompañado, por lo que ella se quedó sola en la sala común.
Snuffles (Sirius) había decidido recorrer el lugar y la niña lo dejo hacerlo, sabiendo que eventualmente volvería. Y él lo hizo, sin embargo, no solo.
Una rana de chocolate estaba en su hocico y él parecía disfrutar comiéndola. Hermione lo dejo hacerlo porque ¿Cómo podía ella negarle chocolate a un hombre que pasó once años en Azkaban? Sería un crueldad hacerlo y ella no lo era; no con quien no lo merecía, al menos.
La niña se echo una de sus plumas de azúcar a los labios, mientras leía. Sintió una mirada firme sobre ella y luego una pata se posó sobre una de sus piernas. Hermione miró a Sirius, quien la miraba fijamente, o bueno, más específicamente miraba su pluma de azúcar.
—Sabes que eres un perro, ¿no? —ella dijo, sus labios alzandose en una pequeña sonrisa divertida. —Y como perro... No deberías comer dulces.
Snuffles gimoteo, levantando su pata y volviendo a colocarla sobre su rodilla, mientras soltaba un quejido como si lo hubiesen herido profundamente y la miraba con ojos de cachorro triste.
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La esmeralda de la bruja |Hermione Granger
FantasyHermione Granger falleció en la guerra. Lo último que sus ojos vieron fueron los brillantes ojos esmeralda de Harry sin vida y lo último que sintio fue la agonía por la muerte de Ron. Y por más que ella luchó para protegerlos, fue asesinada también...