Capitulo 23: Bosque prohibido.

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De alguna manera, Harry y Hermione se las habían arreglado para llevar al dragón a salvo hasta la torre más alta donde se reunirian con los amigos de Charlie. Hermione se había asegurado de no olvidar la capa, pero a pesar de eso, Filch no apareció esta vez. Draco Malfoy no los había delatado. Ellos no habían perdido ciento cincuenta puntos.

Pero si consiguieron la detención.

De alguna manera, Harry y Draco se las arreglaron para pelearse, amenazandose con sus varitas. Hermione estaba allí y trató detenerlos, apuntandolos con su varita y amenazándolos con maldecirlos. Snuffles junto a ellos, gruñendo a Draco y mirando a Hermione con sorpresa.
McGonagall los había pillado y los tres perdieron cinco puntos cada uno y obtuvieron una detención con Hagrid.

Habían cosas, después de todo, que parecían no poder cambiar. Hermione suspiró ante el pensamiento y miró a su alrededor. La mano de Harry se aferró la suya con fuerza. Snuffles los seguía de cerca, su cuerpo pegado al de Harry mientras caminaban. Reggie, el cuervo, estaba parado sobre el hombro de Hermione vigilando con sus ojos oscuros a su alrededor.

Pasaron por un tocón con musgo. podía oír el agua que corría: debía de
haber un arroyo cerca. Todavía había manchas de sangre de unicornio en el
serpenteante sendero.

Hermione frunció el ceño, tomando su varita con fuerza sabiendo lo que ocurriría.

-¿Estás bien, Hermione? -susurró Hagrid. -No te preocupes, no puede estar muy lejos si está tan malherido, y entonces podremos... ¡PONEOS DETRÁS DE ESE ÁRBOL!

El cuervo graznó, volando lejos y perdiéndose en la oscuridad de la noche.

Hagrid cogió a Harry y Hermione y los arrastró fuera del sendero, detrás de un grueso roble. Snuffles se paró frente a los niños, gruñendo alerta.

Hagrid sacó una flecha, la puso en su ballesta y la levantó, lista para disparar. Ellos escucharon. Alguien se deslizaba sobre las hojas secas. Parecía como una capa que se arrastrara por el suelo. Hagrid miraba hacia el sendero oscuro pero, después de unos pocos segundos, el sonido se alejó.

El canto del cuervo se escuchó en medio de la noche. Hermione casi sonrió sabiendo que Reggie estaba vigilando al monstruo.

-Lo sabía -murmuró Hagrid-. Aquí hay alguien que no debería estar.

-¿Un hombre lobo? -sugirió Harry.

-Eso no era un hombre lobo, ni tampoco un unicornio -dijo Hagrid con gesto sombrío. -Bien, siganme, pero tengan cuidado.

Hermione comenzó a caminar de nuevo, sintiendo como la rabia bullía en su interior ante lo que estaban haciendo. ¡Eran niños! Ellos ni siquiera deberían estar en el bosque prohibido en ese momento, ¡mucho menos si andaba un monstruo asesino cerca! ¿Qué acaso a nadie le importaba?

De pronto, en un claro un poco más adelante, algo se movió visiblemente. Ella resopló.

-¿Quién está ahí? -gritó Hagrid-. ¡Déjese ver... estoy armado!

Y apareció en el claro un centauro con pelo y barba de color rojizo, con el cuerpo de pelaje zaino de un caballo, con una cola larga y rojiza. Harry lo miro boquiabierto y Snuffles pareció curioso. Hermione miró al centauro sin expresión alguna.

-Oh, eres tú, Ronan -dijo aliviado Hagrid. -¿Cómo estás?

Se acercó y estrechó la mano del centauro.

-Que tengas buenas noches, Hagrid -dijo Ronan. Tenía una voz profunda y acongojada. -¿Ibas a dispararme?

-Nunca se es demasiado cuidadoso. -dijo Hagrid, tocando su ballesta-. Hay alguien muy malvado, perdido en este bosque. Ah, éste es Harry Potter y ella es Hermione Granger. Ambos son alumnos del colegio. Y él es Ronan. Es un centauro.

La esmeralda de la bruja |Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora