Capitulo 11: Hallowen con el trol.

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En la mañana de Halloween, Hermione se despertó encontrándose aplastada por los gemelos. George la envolvía con sus dos brazos como si de un osito de peluche se tratara, por otra parte, Fred estaba de espaldas en la cama pero tenía un brazo y una pierna sobre Hermione y George.

Hermione se removió incómoda, hacía calor y no podía moverse mucho.

Ella suspiró luego de haber luchado por un tiempo y miró en dirección a la otra cama. Lee Jordan había corrido la cortina y los miraba desde allí, curioso y divertido.

-¿Qué miras? -Hermione bufó.

Él chico se río. -Nada, por cierto, ¿Estás cómoda?

-Creo que moriré asfixiada.

-O aplastada. -Lee se burló.

Hermione hizo un puchero. -¿Sabes que hora es?

-Las diez de la mañana.

Los ojos de Hermione se abrieron de par en par. ¡Se había perdido la primera clase de la mañana! Una clase que, para su mala suerte, era con la profesora McGonagall. De golpe, y como pudo, se movió hasta empujar a los gemelos y levantarse de la cama.

Fred se removió, mirándola con ojos somnolientos.

-¿Qué pasa? -George se quejó.

-¡Nos perdimos la primera clase! -gritó la niña, mirándolos molesta. Luego, sus ojos marrones se enfocaron en Lee. -¡¿Por qué no nos despertaste?!

Él chico se encogió de hombros. -No vino la necesidad, yo tampoco quería ir.

Hermione ahogó un grito, frustrada. Tomó su uniforme escolar y corrió hasta el baño.

-Deberiamos solo seguir durmiendo. -escuchó a Fred decir. -No quiero ir hoy.

Hermione pensó que podría golpearlos.

[...]

Los pasillos estaban llenos de un delicioso aroma a calabaza asada. E incluso el salón de encantamientos tenía el mismo aroma.

Hermione sintió su estómago rugir, tenía hambre por haberse perdido el desayuno.

Él profesor Flitwick hablaba, y hablaba, mencionando algo sobre hacer grupos en pareja para practicar lo que sea que haya enseñado. Honestamente, Hermione no estaba prestándole atención.

Eso era algo impropio de ella, pero es que no podía evitarlo. Sabía las cosas de memoria y le aburrían las clases, por lo demás, todo eran cosas que ella ya había visto antes. Eso, y que no podía evitar distraerse con sus pensamientos.

Los ojos de la niña se fueron en dirección a Harry, notando que estaba junto a Seamus Finnigan. Y Ron... Ron estaba a su lado. ¿Por qué?

Hermione alzó una ceja siendo más consciente de lo que ocurría a su alrededor. Su mejilla estaba apoyada en su puño izquierdo y sus ojos marrones miraron a Ron, intimidandolo ligeramente.

Para Ron, los ojos de Hermione Granger eran analíticos, calculadores, brillaban con nostalgia y un dolor atemorizate, eran casi fríos en medio de esa calidez con la que ella lo miraba y le transmitían una profundidad intimidante, como si ella supiera muchas cosas que los demás no, como si hubiera vivido y visto cosas que un niño no debería ver.

Un sentimiento amargo llenaba a Ron cuando miraba los ojos de Hermione y no podía evitar enfadarse por ello cada vez.

Hermione sonrió, notando la molestia en la cara de Ron.

-¿Por qué tan enojado, Ronald? -preguntó.

-Callate. -él niño le dijo.

Hermione frunció el ceño. -Obligame.

La esmeralda de la bruja |Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora