Harry les contó a Hermione y a Ron que Hagrid le regaló un álbum de fotos que contenía fotografías de sus padres, mientras conversaban durante la celebración de fin de año.
El Gran Comedor estaba decorado con los colores de Slytherin, verde y plata, para celebrar el triunfo de aquella casa al ganar la copa durante siete años seguidos. Un gran estandarte, que cubría la pared detrás de la mesa de los profesores, mostraba la serpiente de Slytherin.
Hermione notó que el profesor Snape parecía particularmente feliz, su rostro no lo demostraba, pero él lo parecía. Su comportamiento lo delataba, ya que hasta el momento, no estaba mirando mal a ningún alumno. Ni siquiera a Gryffindor o a Harry.
La mirada de Snape se centró en ella y ella le sonrió. Fue una sonrisa pequeña y casi tímida; la misma sonrisa que la Hermione Granger de doce años le hubiese dado al adulto y que la Hermione de ahora, que tenía mentalmente diecinueve años, le otorgaba de forma inconsciente. Snape le dio un ligero asentimiento en respuesta.
Hermione miró en dirección a Draco, quien la estaba mirando. Él le sonreía alegremente.
Ella le sonrió. Fue una sonrisa genuina que hizo al chico sonreír más ampliamente antes de volverse a sus compañeros para comentar cosas. Ella misma se volvió hacía Harry y Ron para hablar, mientras Reggie parado sobre su cabeza parecía inusualmente feliz batiendo sus alas y Snuffles parecía amargado mientras apoyaba la cabeza en el regazo de Harry, mismo que le dio algunos trozos de pan y pollo asado.
Después de eso, ellos subieron al expreso de Hogwarts, charlando y riendo, mientras el paisaje campestre se volvía más verde y menos agreste.
Hermione sorprendió a Harry siendo inusualmente cariñoso en ese momento. Él niño simplemente se había recostado sobre los asientos del tren, usando su regazo como almohada mientras jugaba con una pequeña pelotita, lanzándola hacía arriba y luego atrapandola fácilmente, mientras conversaba con Ron. Ella no se quejó y acarició distraídamente los cabellos de su amigo mientras leía y comentaba cosas al azar.
Snuffles, que estaba con ellos en el vagón del tren, no pudo evitar recordarse así mismo y a sus propios amigos cuando era joven. Harry era como exactamente como James, acostándose sobre el asiento y usando el regazo de Moony, quien solía estar leyendo, como almohada y hablando con él, que solía recostar las piernas sobre él pequeño Pete y apoyar su espalda contra la ventana completamente relajado, mientras que él ultimo comía golosinas y aportaba su parte justa de tonterías a la conversación. Eran tiempos felices.
Snuffles (Sirius), notó, sin embargo, diferencias entre los merodeadores y el propio grupo de amigos de Harry.
El primero era que, si bien Hermione estaba leyendo y comentando como lo hacía Remus, ella misma tambien acariciaba el cabello de Harry y dejaba que este último la alimentara ocasionalmente con golosinas, mientras sus ojos se movían de vez en cuando entre él y Ron; Ron comía golosinas y bromeaba, pero no era como Peter o como él. Él chico era despreocupado, pero sus ojos brillaban inteligentemente entre sus amigos como si captara algo, pero sin demostrarlo. Y Harry... Él ciertamente se parecía a James, pero sus temas de conversación eran bastante diferentes. Él niño era más suave en su actitud y, por Merlin, no era arrogante o jodidamente vanidoso como lo fue su querido amigo. Harry ni siquiera actuaba como lo hacía Lily. Harry era solo Harry y Sirius admitía que, en el fondo, eso lo tranquilizaba enormemente, pero también le preocupaba de una manera terrible.
Había algo mal con él niño y Sirius quería descubrir que era.
—Snuffles, —lo llamó Hermione. —no deberías comer tanto chocolate. Eres un perro.
Snuffles sacó el hocico de la caja de ranas de chocolate que estaba abriendo, atrapando a la rana antes de que escapara y la masticó mirándo a la niña con burla. Hermione solo resopló y siguió leyendo.
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La esmeralda de la bruja |Hermione Granger
FantasyHermione Granger falleció en la guerra. Lo último que sus ojos vieron fueron los brillantes ojos esmeralda de Harry sin vida y lo último que sintio fue la agonía por la muerte de Ron. Y por más que ella luchó para protegerlos, fue asesinada también...