Capitulo 7: Pesadillas.

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-Es aquí. -Draco dijo, sonriendole. -Él profesor Snape probablemente solo te hará copiar lineas.

Hermione asintió. -Eso espero.

Draco la miró por unos segundos, antes de decir: -Él no es tan malo.

-¿No?

-No. -Draco negó, encogiéndose ligeramente de hombros mientras se balanceaba con los pies. -Sabe escuchar y no juzga...

-A no ser que seas Harry Potter. -Hermione se burló.

-O Gryffindor. -agregó Draco con una sonrisa.

Ambos se sonrieron con complicidad ante aquella primera broma entre ambos. Hermione sintió que podría ver a un Draco Malfoy diferente a su versión antigua en Hogwarts.

-Te enviare una nota más tarde, -Draco dijo, mirándola inseguro y con una sonrisa tímida. -¿Nos vemos entonces?

-Nos vemos. -Hermione se despidió, girándose y golpeando ligeramente la puerta.

Los pasos de Malfoy se oyeron, alejándose con rapidez.

Era el segundo día de castigo con él profesor Snape, ciertamente ella sabía que él hombre no era tan malo como se mostraba, sin embargo, eso no le quitaba lo aterrador.

¡Croak!

El cuervo acurrucado sobre la cabeza de Hermione gritó, como alertando su presencia.

Un suspiró escapó de los labios de la niña, pensando que ahora realmente su cabeza era como un nido de pájaro. Principalmente porque Reggie, el cuervo, parecía adorar acurrucarse allí y no dejarla sola en ningún momento.

-Deberías, al menos, pararte sobre mi hombro, ¿sabes? -ella dijo.

El cuervo graznó de nuevo, de forma repetitiva pero sin llegar a ser desagradable. Era como si se burlara de ella amigablemente para después darle un suave picotazo en la cabeza.

Ante dicho acto, Hermione levantó su mano, dándole un suave golpe que hizo al ave aletear y graznar con reproche, posándose sobre su hombro y tirando un mechón de cabello con su pico.

La niña frunció el ceño.

-Honestamente, -Hermione vociferó. -¡Eres insoportable a veces!

-¿Finalmente decidió que no le importa la escuela, señorita Granger? -la voz fría de Severus atacó.

La niña dio un saltó en su lugar, alerta. Su mano rápidamente en donde estaba su varita y mirando al hombre con desconfianza, como un león que antes fue herido y ahora estaba alerta, listo para defenderse de cualquier manera.

Severus observó a Hermione con atención, reconociendo algunas señales preocupantes en la mirada, postura y reacción de la niña. Parecía lista para defenderse (de la misma manera en que tuvo que hacerlo él durante su infancia), como un pequeño león a la defensiva y aquella no era la forma en la que un niño de once años debería verse después de haber sido asustado.

Un niño no debería buscar un arma en su bolsillo (en este caso la varita), a menos que ya haya sido atacado antes por sorpresa.

La mirada critica de Severus hizo a Hermione tensarse. La niña regaló una sonrisa forzada al profesor mientras fingía que nada pasaba.

-Entre, señorita Granger. -él hombre ordenó. Y Hermione obedeció.

El cuervo batió sus alas, volando por la habitación hasta posarse en una mesa cerca del escritorio de Snape.

-¿El cuervo está siempre con usted, señorita Granger? -Severus preguntó.

La voz del profesor era lenta, fría y aterciopelada. Era como agua fría en medio de un caluroso día, agradable pero demasiado helada como para acostumbrarse.

La esmeralda de la bruja |Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora