Capitulo 32: Escuchando secretos y creando (teorías de) verdades.

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—Cariño, ¿la pasaste bien con los Weasley?

Hermione mira a su madre con curiosidad. Helen Granger podía ser una excelente madre, pero no era buena ocultando sus sentimientos. Algo le pasaba a ella.

—Si. Fue divertido. —Hermione respondió con una pequeña sonrisa. —¿Pasa algo mamá?

—Tengo un asunto importante que hablar contigo. —la mujer dijo.

La niña analizó el comportamiento de su madre.

Bien. Ella quería hablar de algo importante, por la expresión de su cara y la mirada inquieta en sus ojos era algo difícil. Sin embargo, Hermione notó que su padre no estaba presente. ¿Tal vez fue algo de chicas? ¿O ella le daría 'la charla'?

Se estremeció con horror. No quería la charla, no de nuevo.

Por otra parte, tal vez por eso su padre se había llevado a Harry con la excusa de necesitar comprar unas cosas en el supermercado.

—¿Alguna vez te he hablado de tu padrino?

¿Qué?

Ahora Hermione estaba sorprendida. ¿Ella tenía un padrino? ¿Por qué ella no lo sabía? Ni siquiera la primera vez lo supo, ¿por que se enteraba de ello ahora que había renacido?

Su madre pareció reconocer sus emociones, por lo que sonrió débilmente.

—Él era mi mejor amigo. —Helen comenzó. —Al principio pensé que no era más que un snob arrogante, elitista y un completo imbécil, pero todavía me arriesgué a pasar tiempo con él.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de la mujer y Hermione vio como sus ojos brillaban de una forma diferente, parecía una mirada más... especial. El cariño era notorio allí.

—Descubrí que, a pesar de ser un imbécil arrogante, también era dulcemente encantador y un caballero. Él fue mi mejor amigo durante mucho tiempo, ¿Sabes? Y era un mago, como tú.

—¿Conocías ya a un mago? ¿Antes de que yo...?

Helen asintió.

—Por eso te tomaste con tanta calma el hecho de que yo fuera una bruja. —la niña aseguró.

—Exactamente. —Helen miró a su hijo con orgullo. —Él estuvo conmigo todo el tiempo, siempre presente en cartas e incluso estuvo allí cuando me casé con tu padre. Recuerdo que hizo un berrinche y amenazó con pedirle a su hermano mayor, con él que no se llevaba bien, que le hiciera bromas por todo un año a tu padre si seguíamos con la idea de casarnos.

Hermione presentía que algo allí no estaba bien. Ella miró a Snuffles, quien estaba acurrucado a su lado pendiente de cada palabra.

Su manos acariciaron suavemente el pelaje del animal. Estaba suave y limpio, tenía un aroma agradable. Por otra parte, la camiseta con el logo de Pink Floid le quedaba bastante bien, incluso en su forma de perro. Era una camiseta que él mismo había elegido en una tienda cerca de la playa a la que fueron, los señores Granger se vieron obligados a comprarla después de la mirada que los niños le dieron.

Hermione le rasco detrás de las orejas a Snuffles y el perro movió la cola, moviendo su cabeza y luego lamiendo cariñosamente la mano de la niña. Ella se río.

—Pero verás, Hermione, yo no podía no casarme. —Helen dijo mirándo a su hija con cariño.

—¿Por qué? —la niña frunció el ceño, confundida. Su mente viajando a distintas posibilidades, hasta que hizo las cuentas sobre su fecha de nacimiento y la de la boda de sus padres. —Oh.

La esmeralda de la bruja |Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora