cientro treinta y siete

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Semanas y semanas, los cuatro amigos siguieron huyendo, tratando de encontrar lugares donde pudieran estar los Horrocruxes

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Semanas y semanas, los cuatro amigos siguieron huyendo, tratando de encontrar lugares donde pudieran estar los Horrocruxes. El clima se estaba volviendo cada vez más cálido y Faith odiaba sentarse afuera cada vez menos cada semana.

El tema de las Reliquias de la Muerte estaba completamente fuera de la mesa ahora que Harry se estaba convenciendo poco a poco de que todo lo que dijeron esa noche después de visitar a Xenophilius Lovegood era realmente cierto. Ni Faith ni Ron pensaron que era una idea tan loca; todo lo que Harry estaba averiguando poco a poco tenía perfecto sentido. Pero debido a que Hermione estaba tan ferozmente en contra de la idea de que una piedra devolviera la vida a las personas y una varita imbatible, eso provocó una lluvia radiactiva. Todo en lo que Harry se concentraba ahora eran las Reliquias, mientras que Hermione dedicó todo su tiempo y energía a encontrar nuevos lugares donde Voldemort pudiera esconder un Horrocrux.

Faith y Ron estaban de acuerdo con Hermione en una cosa y era que los Horrocruxes definitivamente eran más importantes que las Reliquias en ese momento. Faith hizo todo lo posible para sacar a Harry de la idea de las Reliquias de la Muerte, pero solo funcionó en ocasiones particulares. Un buen beso era la mejor manera de hacerlo, descubrió Faith.

Aunque Harry y Faith acordaron que no era el mejor momento para finalmente darse todo el uno al otro, ese acuerdo se volvió más difícil de cumplir cada día. La cantidad de frustración acumulada era casi insoportable. El hechizo Muffliato se lanzaba casi a diario y todas las mañanas, Ron volvía a tropezar con sus camisas, solo con sus camisas.

Ron parecía haber estado tratando de tomar la iniciativa, llevando a los otros tres con él a los lugares más extraños en los que Voldemort podría esconder un Horrocrux.

—Nunca se sabe —dijo Ron casi a diario—. Upper Flagley es un pueblo de magos; a lo mejorpensó instalarse ahí. Vamos a echar un vistazo.

Sin embargo, esos viajes a las aldeas mágicas por lo general terminaban en ellos escabulléndose en cada esquina para evitar los pequeños grupos de Snatchers que deambulaban.

—Dicen que algunos son tan malvados como los mortífagos —les dijo Ron. —. Los que meatraparon a mí eran un poco patéticos, pero Bill asegura que los hay muy peligrosos. En«Pottervigilancia» comentaron...

—¿Qué demonios es eso? — preguntó Harry.

—¿El qué, «Pottervigilancia»? Ah, ¿no les había dicho cómo se llama? Es ese programa que intentosintonizar en la radio, el único que dice la verdad de lo que está pasando. Casi todos los demás siguen lalínea de Quien-ustedes-saben, pero éste no. Me encantaría que lo oyeran, aunque no es fácillocalizarlo.

Todas las noches, Ron golpeaba la parte superior de su pequeña radio con su varita, murmurando palabras al azar que podían pasar como contraseñas. Les dijo que siempre tenían algo que ver con la Orden, generalmente nombres. No fue hasta marzo que Ron tuvo suerte.

Faith | Harry James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora