Cap:28. Mi hombre.

5.9K 383 4
                                    

--¡Imposible!—gritó Janet saltado de su silla atrayendo la atención de Daniel y Matheus.

Al ver que no era nada, Daniel volvió a concentrarse en terminar su trabajo en la computadora. Mientras que Matheus volvió la mirada a los documentos que estaba leyendo.

Janet se volvió a sentarse avergonzada mientras le susurraba a Rouss. –No digas tonterías—mascullo con la mandíbula tensa.

--Solo era un comentario, no te alteres—respondió Rouss despreocupadamente cerrando los ojos.

Janet hizo un puchero con sus labios, tomando su móvil y revisando las últimas noticias en Weibo.

Cuando Daniel volvió a quitar la mirada de la computadora, ya la oscuridad de la noche envolvía la ciudad y las luces brillantes se veían por doquier.

Levantándose del sofá, caminó hasta llegar al lado de Rouss, la cual estaba dormida, acaricio su rostro suavemente, haciendo que la nariz de Rouss se arrugara por un segundo y luego volviera a la normalidad, acomodándole mejor la cobija dejo un beso en su frente.

Después volvió al sofá tomando la computadora y marchándose a la habitación que Joseph le había preparado para descansar.

--No le permitan la entrada a nadie, ya conocen a su doctor y enfermera,  fuera de ellos que no ingrese alguien más--.  Le ordenó fríamente Daniel al salir a los guardaespaldas.

--Como diga señor—respondieron al mismo tiempo.

Daniel llego a la habitación dejando las cosas sobre la mesa y viendo una variedad de alimentos  que Matheus le había dejado. Aunque podía estar cómodamente en la habitación de su villa o la de un cómodo hotel, prefería estar cerca de Rouss.

***

A la mañana del día siguiente, Joseph había ido a ver a Rouss para hacerle la última revisión y darle la orden de salida del hospital.

Janet había ido a encargarse de firmar algunos documentos en recepción para la salida de Rouss.

Por su parte, Rouss acaba de salir de tomar una ducha, su cabello estaba mojado goteando agua hasta que estás se  perdían en su camiseta, de pronto, un alboroto se escuchó detrás de la puerta.

--¿Quién diablos te crees que eres para negarme la entrada?. ¿Acaso sabes quien soy?--  le gritaba Lizzy furiosa a los guardaespaldas al no permitirle la entrada.

--Solo cumplimos ordenes señorita—hablo uno de los guardaespaldas respetuosamente.

--¡Me importa una m*erda  tus ordenes!, quítate de mi camino que voy a entrar—seguía gritando furiosa.

Por su lado los guardaespaldas no respondieron y seguían bloqueando la puerta.

--¿Acaso no escuchan?, ¡les dije que se quitaran par de imbéciles!—exigía pisoteando el piso.

Rouss abrió la puerta viendo a los guardaespaldas bloqueándola mientras que Lizzy estaba furiosa al frente de ellos.

--Déjenla entrar—ordenó con un rostro sin emoción y frialdad en su voz.
Los guardaespaldas se hicieron a un lado obedeciendo dejando entrar a Lizzy, la cual los miró fríamente y con arrogancia.

Como Lizzy fue la última en entrar, dejo la puerta lo suficientemente abierta para que se viera desde afuera una parte de la habitación.

Cada paso que Lizzy daba era arrogante, lleno de superioridad mientras miraba a Rouss altivamente con una sonrisa superficial enroscada en sus labios.
–Para haber estado apunto de morir, no te ves tan mal— vocifero con voz burlona rodeando a Rouss quedando al frente de ella.

El rostro de Rouss que se encontraba imperturbable dibujo una sonrisa perezosa  mientras ladeaba un poco la cabeza mirando a Lizzy con diversión al pronunciar las siguientes palabras: --Así me hubiera ido, mi hombre hubiera hecho hasta lo imposible por hacerme volver—dijo despreocupadamente enfatizando las palabras ‘mi hombre’.

‘Perdón por usaste Daniel, me has ayudado tanto y aún me sigo aprovechando de ti a tus espaldas’.

Lo que Rouss no sabía era que Daniel estaría feliz al escuchar como lo llamó, pero muy pronto estas palabras se harían presentes en su diario vivir.

El rostro de Lizzy se volvió oscuro al escuchar a Rouss,  su mirada era tan intensa mientras reflejaba un fuego abrazador queriendo consumir a Rouss hasta las cenizas.

--¿De que m*erda estas hablando?. Un hombre como él Sr. Bennett jamás se fijaría en una p*rra usada como tú, sólo estás alardeando de tus estúpidas fantasías—gritó con odio y frialdad.

La mirada de Rouss se volvió extremadamente fría al mirar fijamente a Lizzy, haciendo que esta se paralizará sintiendo todo su cuerpo erizarse.
Rouss dio un paso hacia Lizzy, haciendo que esta retrocediera involuntariamente.

--¿Te sientes bien?-- preguntó con falsa preocupación. --Al parecer tu arrogancia te abandono junto con tu cerebro—vocifero Rouss con una expresión divertida y voz burlona.

--¿Q-qué estupidez estás diciendo?,  ¡tu eres la que no tiene cerebro!—gritó en defensa Lizzy con una cara cenicienta mientras que una sonrisa malvada se formaba en sus labios. Miró a Rouss con ojos oscuros y siniestros mientras daba un paso hacia adelante susurrándole: --Te enseñaré cual es tu lugar y del cual jamás podrá salir una b*sura como tú--.

Después de decir estas palabra, Lizzy se desordeno el cabello, se desarreglo la ropa y por último se dio una bofetada tirándose al piso soltando un gritó de dolor.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras que toda la expresión maquiavélica que tenía anteriormente se transformo en una abatida llena de sufrimiento y dolor.

La ceja de Rouss se arqueo en confusión al ver lo que Lizzy hacia hasta que la escucho hablar.

--Hermana por favor perdóname, si hubiera sabido que estabas drogada hubiera preferido que el hermano Bratt te ayudara a ti y no a mi—decía en medio de sollozos –si quieres seguir golpeándome para desahogar tu ira hazlo, pero por favor, no te enojes con el hermano Bratt,  él no tiene la culpa, si yo no me hubiera enfermando, si no hubiera sido por mi, él…-- seguía diciendo entre lágrimas con su cuerpo tembloroso hasta que fue interrumpida por unos pasos y una exclamación.

--¡Lizzy!—gritó Bratt conmocionado corriendo hasta llegar donde ella ayudándola a levantarse y sosteniéndola en sus brazos suavemente.

Detrás de él venía Daniel,  Janet y Matheus que habían escuchado todo lo que Lizzy decía.

Rouss miró fríamente a Lizzy, mientras que está le dedico una mirada orgullosa y superior con ojos centellantes de arrogancia.

--Rouss no seas tan malvada. ¿No te duele la conciencia?. Lizzy vino a ver como estabas y ¡tú!, ¡la golpeas de esta manera!, eres tan repugnante y despreciable—gritó enojado Bratt con voz fría mientras la miraba con odio y desprecio.

La sangre de Janet hervía a causa de la rabia que estaba sintiendo. Iba a matar a esa p*rra mentirosa y de paso darle una paliza al imbécil de Bratt, pero cuando dio un paso adelante,  fue detenida por Daniel, haciéndole entender que esperara.

Daniel se veía tranquilo, confiaba en su mujer y sabía que ella no se quedaría sin hacer nada. Pero eso tampoco quería decir que soportaría la forma en que ese imbécil le estaba hablando a su mujer. ¿Quién se creía que era para tomarse tal libertad para hacerlo?.

Por su parte, la mirada fría de Rouss recorrió el rostro agresivo de Bratt y luego se posó en el de Lizzy. --¿Dices que yo te abofetee?--  preguntó fríamente.

--¿Te atreves a preguntarlo?. ¡Qué malvada y repugnante eres Rouss—

--No te estoy preguntando a ti, joven maestro Miller— le dijo Rouss fríamente haciendo que este se sorprendiera un poco.

--Entonces, ¿te atreves a sostener que te abofetee?—volvió a preguntar Rouss con voz extremadamente fría haciendo que Lizzy temblará sintiendo su corazón enfriarse.

--…hermana…perdóname, se que no estabas consiente cuando lo hiciste…--  Lizzy había abandonado los brazos de Bratt dando un paso adelante con la intención de sostener la mano de Rouss y seguir actuando como la buena, gentil y bondadosa hada que era para seguir haciendo quedar mal a Rouss y lograr que Daniel la odiara y la repudiara.
Si seguía actuando como la víctima, lograría que Daniel estuviera de su lado y le hiciera la vida imposible a Rouss y posteriormente la desapareciera de una m*ldita vez por todas.

Su hilo de pensamientos fue interrumpido al recibir un impacto en su mejilla derecha,  ya que ella se había abofeteado en la izquierda para no hacerlo tan fuerte.

Tomada por sorpresa, Lizzy calló al piso en estado de shock abriendo grandemente los ojos. La mejilla le palpitaba de dolor, el cual se extendió por su cabeza produciéndole un dolor más fuerte.

Los guardaespaldas que estaban afuera escucharon el impacto de la bofetada, cubriendo inconscientemente sus mejillas y haciendo una mueca de dolor.

Rouss miró a Lizzy desde lo alto con una mirada llena de frialdad y superioridad mientras le dijo: --Ya que conoces cual es mi lugar,  te acabo de mostrar cual es el tuyo—expresó fríamente con un aura fría y poderosa. Haciendo que Lizzy se encogiera empezando a temblar sutilmente de la frialdad que sentía.

Rouss estaba rodeada de una capa de frialdad,  se veía como la reina del hielo sentada en lo alto del trono, mientras que Lizzy se veía como una simple plebeya que no tenia la más mínima oportunidad de poder tan siquiera tocarla o estar a su altura.

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora