cap:15. ¿Me estás seduciendo?.

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Al girar su cuerpo,  la mirada de Rouss se posó en los  negros y profundos  ojos del hombre sobre ella, haciendo que su cuerpo se estremeciera un poco ante su intensa mirada – gracias por su ayuda Sr. Bennett – musito al recuperar su voz, no solo le agradecía al haberla traído,  sino también por su anterior ayuda.

--No ahí nada que agradecer, la noche es fría, entra rápidamente a tu hogar – respondió tranquilamente con una pequeña sonrisa en sus labios, haciendo que Rouss se quedara hipnotizada al verlo sonreír. Su rostro se veía tan atractivo al sonreír que  sentía su corazón latir rápidamente, espera...
¿Qué?, su corazón no podía latir a ese ritmo.

Apartando la mirada y parpadeando para esfumar ese rostro sonriente de su visión,  sale rápidamente del coche. Este hombre le estaba desordenando sus latidos y no le gustaba.

Viendo su espalda al caminar,  Daniel sentía una inexplicable calidez recorrerle el corazón. Aún podía sentir el suave aroma que desprendía Rouss en sus fosas nasales, era tan ligero y suave dándole una sensación de paz y tranquilidad.  No como esos desagradables olores fuertes que usaban la mayoría de las mujeres que se acercaban a el haciéndole sentir náuseas.

Al caminar,  Rouss ladeo su cuello al no escuchar el sonido del coche al marcharse, viéndolo aún estacionado. Por la ventanilla baja podía  mirar los profundos ojos de Daniel  que la miraban y seguían fijamente sin despegar la vista de ella.  Con un repentino pensamiento,  aceleró disimuladamente sus pasos  sintiéndose  ansiosa  entrando rápidamente a su hogar, justo al cerrar la puerta, escuchó el coche partir. Llevando una mano a su corazón, siente como si una pequeña piedra fuera  lanzada  creando una pequeña ondulación de calidez,  pero la cuál se disipó después de unos segundos.   Asustada por esta sensación, rápidamente se va al baño para tomar una ducha fría y recordar su promesa.



Al ver a Rouss ingresar a su apartamento, Matheus se coloco en marcha con la orden de Daniel.

Al ver un restaurante, Daniel pensó por un momento – detén el coche – le ordenó a Matheus con voz desprovista de emoción. Haciendo que Matheus no entendiera el motivo de su solicitud.

--Ve y ordena algo ligero para llevar, no te olvides de alguna sopa y también del postre—demandó mirando por la ventana las luces parpadeantes de una lámpara a unos metros.

Sin preguntar, Matheus se bajo del coche entrando al restaurante,  saliendo después de unos minutos con varios recipientes de comida con las preferencias de Daniel – señor, aquí esta la comida – informó respetuosamente.

Daniel miro los recipientes de comida satisfecho – vuelve y llévaselos a la señorita Wyner – musito con indiferencia. Pero en su voz se podía  detectar un tono lleno de humor.

Matheus se congeló por un momento al escuchar su orden, dirigiéndole una mirada confusa, haciendo que Daniel frunciera el ceño mirándolo fríamente.

El cuerpo de Matheus tembló, sintiendo una fina capa de sudor recorrerle – enseguida señor – respondió volviendo a sus sentidos subiéndose al coche marchándose.  Después de haber conducido por unos quince minutos aproximadamente, llegaron al complejo residencial donde vivía Rouss.

Daniel se sentó con una postura recta acomodándose su traje negro hecho a la medida, anticipándose por si Rouss se decidiera a  darles las gracias personalmente.

Al ver esa pequeña acción de su jefe, Matheus estaba tanto desconcertado como divertido, ‘al parecer,  tendré una nueva jefa muy pronto’. De buen humor,  Matheus  abrió la puerta saliendo del coche, caminando hasta llegar y tocar el timbre del apartamento de Rouss.

El interior de la casa estaba silencioso, Rouss acababa de salir del baño, sus labios estaban morados y las yemas de sus dedos algo arrugadas.  Aún  podía  sentir la frialdad del agua en su piel hasta llegar a su corazón, dando un suspiro de alivió, procede a vestirse con su pijama de pantalón y una blusa de tirantes, al estar por secarse el cabello, el timbre de su apartamento suena.

Mirando la hora, su ceño se frunce, ya eran más de las diez de la noche, ¿Quién podría ser?, no esperaba a nadie y Janet era la única que sabia donde vivía, ¿le habría pasado algo?. Con pasos rápidos y preocupados se dirige abrir la puerta, quedando sorprendida al hacerlo.

--Señor Parker, ¿Porqué está aquí nuevamente? – pregunta desconcertada al verlo.

La mirada de Matheus se desvía rápidamente de Rouss tosiendo para aclarar su garganta -- señorita Wyner, el señor Bennett le envía esto -- informa  extendiéndole los recipientes de comida aún si atreverse  a mirarla a la cara.

Rouss se sorprende nuevamente al escuchar sus palabras mirando lo que parecía ser comida, la confusión y el desconcierto brillaban en sus ojos negros -- ¿él señor Bennett me envía esto? – preguntó aún conmocionada sin poder creerlo. Apenas y se conocían, ¿Por qué haría tal cosa?.

--Así es señorita – musito con voz tranquila Matheus.

--¿Dónde  esta él? – frunciendo  el entrecejo,  preguntó fríamente al escuchar su respuesta.

--El señor Bennett esta en el coche – le informo respetuosamente.
Rouss tomó la comida caminando con grandes zancadas hasta llegar al coche, tocando la ventanilla que estaba cerrada.

‘¿Qué estaba tramando éste hombre?’.

‘¿Se veía tan fácil de humillar?’.

No, por muy poderoso que fuera, ella había  prometido que jamás se dejaría volver a humillar.
Daniel veía la figura de Rouss acercarse a grandes pasaos, acomodándose  nuevamente el traje, bajó la ventanilla al escuchar que la tocaba. Antes que pudiera hablar, la voz de Rouss se pudo escuchar.

--No se con que intenciones el señor Bennett envía esto a mi puerta – espeto con voz fría   -- ¿acaso cree qué  no tengo con qué  alimentarme? – preguntó con disgusto y recelo mirándolo fríamente sin un ápice de temor en sus palabras.
Las comisuras de los labios de Daniel se inclinaron en una curva fría pero atractiva mientras  sus ojos seductores miraba a Rouss  fijamente al pronunciar las siguientes palabras – ¿acaso la señorita Wyner esta intentando seducirme? – preguntó con un toque de diversión en sus ojos.

El cabello de Rouss aún estaba mojado, las gotas de agua se deslizaban por su esbelto cuello hasta perderse en su blusa con tirantes, la cuál remarcaba todos sus atributos ya que no lleva ropa interior debajo de esta.  Su hermoso rostro se veia aún mejor, mas hermoso y natural. Sus delgados labios estaban un poco morados temblando levemente de vez en cuando, y sus dedos estaban algo arrugados. Seguramente se demoró  mucho tiempo en la tina. Resonó para si.

Pero aún así, Rouss  irradiaba un aire seductor y encantador a su alrededor, desprendiendo un olor a rosas tan suave y tenue que era tan embriagador para cualquiera.

Conmocionada por sus palabras,  Rouss enarcó una ceja sin entender lo que decía ,  ¿Por qué le estaba preguntaba algo fuera de lugar de lo qué ella le dijo?, aún sin entender,  lo miraba a los ojos,  recordando que Matheus tampoco le había dado la cara al hablar, ¿acaso ella…?.

Como si un rayo la golpeara, la tez de Rouss palideció al bajar rápidamente la mirada a su cuerpo percatándose de su estado. Exclamando bajamente, su rostro adquirió  un tono carmesí  debido a la vergüenza. El aura imponente a su alrededor se transformo en una tímida, haciendo que el corazón de Daniel saltara en su pecho y el deseo de consentir y quedarse  con esta mujercita frente a el creciera en su interior sin poder entenderlo.

Sin deseos de verla afligida y abatida,  Daniel abandonó el coche, cubriéndola con su chaqueta  ya que la noche era fría y no quería que se enfermara.
Sorprendida por su acción, Rouss levantó la mirada rápidamente haciendo que sus rostros quedaran cerca sintiendo la respiración del otro.

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora