Cap:39. Libro rojo

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Recientemente la familia Wyner ha experimentado algunos altibajos sin importancia en sus redes de negocios, como por ejemplo: la compañía que anteriormente disfrutaba de una buena base estabilizada para seguir en la cima, ha venido experimentado algunas ondas de perturbación, aunque no son muy fuertes, pero si siguen así y no se toman las medidas necesarias podrían crecer perjudicando a otras áreas llevando a la compañía a una posición inestable para posteriormente conducir a la quiebra.

No solo la empresa ha sido afectada, todos los demás negocios han sido sacudidos por esta perturbación que ha surgido de la nada.

Otro ejemplo sería el escándalo que rodeaba a Lizzy debido a una foto que ha estado circulando en Internet, la cual muchos la han categorizado como una mujer infiel, pero gracias a sus leales fans que creen en ella ciegamente, estos comentarios han sido neutralizados, siendo ahogados con sus comentarios de apoyó y respaldo.

Aunque Stars Entertainment no ha podido eliminar esta foto y Lizzy no ha dado un comunicado para desmentir este hecho, la popularidad de Lizzy ha seguido en aumentó.



En un hermoso salón decorado con jarrones antiguos y otros accesorios elegantes tanto modernos como antiguos, cuatro personas se encontraban reunidas mientras disfrutaban de un té acompañado con bocadillos,  aunque sola una de ellas disfrutaba de los bocadillos mientras tenia una suave sonrisa en su rostro mirando sin entender las expresiones  severas y frías de sus tres acompañantes.



--Madre, ¿sucede algo?—preguntó al mirarla con una expresión expectante.

La mujer a su lado suavizo su rostro al igual que los otros dos al tiempo que la miraban con calidez y amor en sus ojos.

--No es nada grave hija, no te preocupes por nada. Mejor concéntrate en tu relación con el joven maestro Miller—respondió Fanny tomando su mano acariciándola suavemente.

Lizzy miró a su madre y a los demás con curiosidad, pero al escuchar las palabras de su madre no volvió a preguntar, de igual manera, ninguno de ellos la había juzgado por el escándalo que la rodeaba, todo su enojo y desprecio era lanzado a esa p*rra de Rouss, ya que en algunas ocasiones cuando quiso disculparse por lo sucedido, usaba palabras en doble sentido para incriminarla.

En medio del silencio que se había formado, el móvil de Don sonó rompiendo la tranquilad que los había empezado a rodear.



Al contestar la llamada, su ceño se profundizó a cada segundo al tiempo que su rostro se volvía oscuro y frío. --¿Cómo puede ser posible?. ¿Estás seguro?— inquirió con los dientes apretados escuchando la respuesta del otro lado de la línea.

--Voy para allá, ves convocando a los abogados, debemos encontrar una solución—ordenó fríamente pasado la manos por su cabeza en señal de frustración al finalizar la llamada.

--¿Qué está pasando?—interrogó Sally al ver la cara oscuro de su hijo y una expresión preocupada.

Don soltó un suspiro impotente, no era una noticia para nada alentadora. –Madre, acaban de cerrar la empresa Jinhua—informó con la mandíbula apretada.

Jinhua era una empresa que se dedicada a exportar telas, tanto nacional como internacional. Era una empresa a gran escala que cada año ganaba más impulso en desarrollo y crecimiento.

¡Pero ahora de la nada había sido cerrada porque habían encontrado un problema con las telas!.

¿Cómo podía ser posible?.

La empresa llevaba años en el mercado y nunca había tenido un problema, ¿Qué m*erda estaba pensando?.

¿Qué tipo de broma era ésta?.

--¿Pero qué rayos estas diciendo?. La empresa tiene todos los papeles en regla—gritó consternada Sally.

--No lo se madre, iré a ver que pasa—

--Espera, voy contigo—musito Sally fríamente.

Lizzy miró a sus padres con un expresión sorprendida al escuchar la noticia. ¿Qué estaba pasando?.

….

Mientras la familia Wyner experimentaba la primera crisis de muchas que vendrían,  en un ayuntamiento una pareja de recién casados salían del lugar con dos libros rojos en sus manos.

En cada libro había una foto de una hermosa pareja hecha por el mismo cielo.

El rostro del hombre era extremadamente atractivo y frío, pero si mirabas detenidamente sus profundos ojos negros tenían un brillo especial en ellos y las comisuras de sus labios tenían una diminuta sonrisa.                                  

La mujer a su lado era muy hermosa, tanto como él, su rostro era pequeño y encantador, sus hermosos finos y delgados labios estaban elevados en una hermosa sonrisa mientras que sus ojos brillaban alegremente.

Rouss miró detenidamente el libro rojo en sus manos mientras  pensaba que parecían una pareja amorosa y feliz.

--Ya se que estás profundamente enamorada de mi, deja de mirar mi foto—vocifero de la nada Daniel con coz baja con un toque  de burla.

Las mejillas de Rouss se sonrojaron al tiempo que cerraba rápidamente el certificado de matrimonio. --¿Q-quién está enamorada de ti?—inquirió con voz fría, tratando de no verse para nada intimidada por la gran aura y sonrisa burlona de su ahora esposo.

Las comisuras de los labios de Daniel se elevaron en una sonrisa satisfecha, era tan fácil burlarse de su esposa. –Ahí un restaurante cerca, podemos ir almorzar si gustas—Tanteó Daniel tomando su mano suavemente, recibiendo una confirmación por parte de su mujercita.



--Sino esta lejos, podemos ir caminando—propuso Rouss, ya que se la había pasado en la villa y no había ejercitado su cuerpo con una caminata.

--Si así lo quieres, hagámoslo—musito Daniel queriendo consentir a su esposa en todo lo que quisiera, desde ahora en adelante se encargaría de llenarla de todo lo mejor y lo que no tuvo por muchos años.

Con orden de Daniel, Matheus se fue en el coche para esperarlos en el restaurante, aunque no le gustaba que su jefe se expusiera sin guardaespaldas, ya que muchos querían hacerle daño.

Pero también sabía que su jefe había estudiado artes marciales, era muy bueno y fuerte, así que se calmó al pensar en ello.

Mientras tanto, la pareja de recién casados caminaban con las manos entrelazadas acaparando todas las miradas de las personas a su alrededor.

¡Santo cielo!, ¡jamás habían visto una pareja tan hermosa y resplandeciente!. ¿De dónde habían salido?, seguramente eran jóvenes maestros de familias adineradas, alguien como ellos, ¡no podían ser personas comunes!.

--¿Ya viste lo hermoso que es ese hombre?—exclamó una joven de cabello rojizo, cara pequeña y un cuerpo curvilíneo de infarto a su compañera sin despegar la mirada de Daniel.

--Si, jamás había visto un hombre tan atractivo, y no solo él, la mujer a su lado es muy hermosa—respondió una joven morena de ojos miel.

La pelirroja hizo un gesto de desagrado y desprecio al escucharla la mención de Rouss, ¡Esa m*ldita p*rra!, ¿qué hacia con un hombre como ese?!. Debía preguntarle a su amiga Lizzy si sabía quien era ese hombre, así que les tomó una foto en secreto.

Daniel caminaba al compas de Rouss, su postura era recta y grandiosa exudando un aura magnífica como la de un gran emperador, al cual no podías mirar más de un segundo, ya que sentías una gran presión y más si mirabas sus helados ojos, los cuales penetraban tu alma congelándote hasta la muerte.

Por su lado Rouss emanaba un aura fría pero misteriosa que te atrapa sin poder despegarle la mirada, su esbelta figura alta parecía a la de una sirena que te hechizada y te cautivaba.

A cada segundo el entrecejo de Daniel se volvía más estrecho, ¿Quiénes se creían esos imbéciles para atreverse a mirar a su mujer?. ¿Acaso estaban buscando la muerte?, porque si era así, ¡él los complacería con gusto!.

Su mirada fría y afilada como la hoja de una espada recorrió a todos aquellos que miraba a su esposa haciéndolos congelar en su lugar mientras sentían que eran apuñalados por finos dardos de hielo dejándolos sin respiración.

Al llegar al restaurante, Daniel resoplo en disgusto, debía recordar obsequiarle a su mujercita unos lentos oscuros, una máscara para que cubriera sus labios y un sombrero o algo por el estilo para que se cubriera y nadie más pudiera ver lo encantadora que era.

Rouss miró a Daniel sin entender porque estaba de mal humor, en ningún momento se distrajo con su móvil o cualquier otra cosa. ‘¿Ahora que le pasa?’, se preguntaba al mirarlo con curiosidad.





INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora