Cap:32. Cena deliciosa.

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La aturdida Rouss miró con desconcierto el atractivo rostro Daniel rosando sus labios sintiendo algo húmedo y transmitiéndole una calidez y una corriente eléctrica que viajo por todo su cuerpo.

Su corazón empezó a latir desenfrenadamente y un sentimiento empezó adentrarse en el como pequeñas libélulas que lo rosaban sintiendo una brizna llena de colores de inicios de primaveras como cuando dos amantes se juraban amor eterno.

Asustada por este sentimiento, empujó a Daniel haciendo que este retrocediera unos pasos al ser tomado por sorpresa.

--¿Qué estás haciendo?—inquirió mirando a Daniel fríamente con la cara de color carmesí.

Daniel se había quedado parado en el mismo lugar sin ninguna expresión, pero por dentro estaba sorprendido e inquieto, no entendía como había perdido los estribos de esa manera, ¿Porqué se había dejado llevar por sus instintos primitivos?.

Si quería ganarse el corazón de la mujercita frente a él, debía seguir como lo ha estado haciendo hasta ahora y no cruzar los límites. Todavía.

En ese momento incómodo, la tía Maya hizo su aparición con el té y algunos alimentos para ahuyentar el resfriado. –joven amo, aquí esta lo que me pidió para la joven señorita—informó dejando las cosas en la mesa que había en la habitación.

Al dejar las cosas y levantar la mirada, percibió un ambiente tenso, ‘pasó algo’, se preguntó intercalando miradas entre los dos.

--Tómate el té y descansa después que comas—hablo Daniel con voz gruesa y varonil huyendo de la habitación sin dar una respuesta a la pregunta de Rouss.

Por su parte, Rouss lo siguió fríamente con la mirada hasta verlo salir. ¡¿Pero qué se creía?!. ¿Acaso pensaba cobrarle de esa manera las veces que la había ayudado?. ¡Si pensaba de esa manera estaba muy equivocado!. Gritaba indignada. Lo mejor era abonar la villa lo antes posible, no quería seguir haciendo la lista más grande de los foreros que le debía.

--Joven señorita, ¿se encuentra bien?—inquirió la tía Maya preocupada al ver el rostro de Rouss pasar por diferente expresiones.

--Estoy bien, gracias por tu cuidado—respondió Rouss tratando de no sonar tan fría.

La tía Maya asintió abandonando la habitación con un pensamiento en mente, ‘debo hacer algo para que el joven amo y la joven señorita se reconcilien’ y ya tenía en mente lo que haría.

Mientras tanto Daniel había huido al estudio, trabajaría desde casa y así estaría pendiente de la fiera de su mujercita.

Daniel se concentro en revisar correos, proyectos y en atender videoconferencias con los empleados de la compañía que estaban trabajando en un nuevo proyecto de expansión de esta.

Por su parte, Rouss se había quedado dormida después de haber comido, despertándose a las tres de la tarde aproximadamente. Se estiro con pereza y se sentó detrás del escritorio. Ya se sentía mejor y era hora de ponerse a trabajar,  como perdió la oportunidad de hablar con él productor Carter, debía buscar una nueva oportunidad para tener un encuentro con él.

Mientras leía un artículo de él en Internet, se fijo en una pequeña columna que decía que le gustaba disfrutar del golf y la equitación, esta era una información que muchos no conocían.

Rouss siguió leyendo, hasta que leyó que tenia una villa que frecuentaba los martes y jueves para disfrutar de sus pasatiempos y la cual no estaba lejos de donde se encontraba actualmente.

Debía ir a esa villa e idear un plan para que la recibiera y aceptara hablar con ella. Era bien conocido que al director Carter no le gustaba la multitud y era de pocas palabras, así que debía esforzarse para idear un buen plan.          
          
Así paso todo el resto de la tarde, hasta que obtuvo un plan y esperaba que funcionará.

Cuando salió de la habitación, ya eran más de las seis de la tarde, la villa se encontraba en completo silencio.

Como no vio a la tía Maya por ninguna parte, se fue a la cocina a prepararse algo para comer. Se coloco un delantal y preparo Spaguetti Carbonara.

Después de haber terminado, sirvió un plato y cuando estaba a punto de salir de la cocina, casi colisiona con Daniel que iba entrando.

Llevada por la sorpresa, Rouss dio un paso hacia  atrás desestabilizándose. Pero Daniel fue rápido tomándola por la cintura y con su otra mano sostuvo el plato.

Los dos se encontraban con sus cuerpos juntos, Rouss podía sentir la respiración de Daniel cerca de su oreja, haciendo que esta se tornará roja al tiempo que olía el   olor tan varonil y embriagador del hombre.

Daniel la soltó a regañadientes, no quería que su mujercita se colocará a la defensiva con él.

--Lo siento si te incomode—dijo al soltarla con voz suave y magnética.

El cuerpo de Rouss tembló al escuchar su voz, se oía tan atrayente y cautivadora.

--¿Has visto a la tía Maya?—preguntó Daniel mirando a los lados.

--No la he visto—respondió Rouss indiferentemente. No podía bajar la guardia y verse débil delante de ese hombre.

--¿Es así?. ¿A dónde iría?—
Rouss lo miró teniendo una vaga idea del porqué la buscaba. --¿Te gustaría un poco de Spaguetti?— Tanteó mirándolo expectante.

--¿Tú lo hiciste?—

--…si—respondió Rouss algo avergonzada, quizás Daniel lo rechazaría, solo era un simple plato, nada comparado a lo que él estaba acostumbrado.

Los ojos de Daniel brillaron en deleite, atenuándose a los segundos. –Entonces aceptaré tu ofrecimiento—respondió tranquilamente. Su mujercita había cocinado, ¿Cómo podría rechazarlo?.

Rouss asintió, volviendo a servir otro plato. Daniel se hizo cargo de conseguir los cubiertos, el vino y las copas.
Los dos se veían trabajando como una pareja de recién casados, se veía tiernos y adorables.

Daniel levantó suavemente la silla para que Rouss se sentará, luego procedió a servir las copas de vino y tomó su lugar.

--Buon appetito—musito Daniel empezando a comer.

El Spaguetti no estaba para nada mal, sabía muy bien y con la elección del vino sabía aún mucho mejor. Sin dejar nada, Daniel se lo comió todo disfrutando cada bocado, al final, había sido una cena deliciosa.

--Gracias,  estaba muy delicioso—halago con una pequeña sonrisa, haciendo que Rouss se sonrojara.

Los dos se quedaron conversando por un tiempo hasta que se fueron a dormir, cada uno con sus propios pensamientos.
--Señorita, no dude en llamarme si llega a necesitar algo—le dijo Daniel a Rouss antes que esta entrara a la habitación.

--Lo tendré en cuenta—le dijo en respuesta con voz calmada entrando a la habitación.

No entendía porque su corazón se alteraba al estar cerca de Daniel, si para el estaba prohibido sentir cualquier sentimiento.

Sin nada más que hacer, se fue a tomar una ducha para hacerle recordar lo que no debía olvidar.

Después de un tiempo, salió de la ducha titiritando de frío, se había olvidado que aún tenia síntomas de resfriado.
Colocándose una pijama de pantalón, se envolvió en el grueso edredón quedándose dormida.



En medio de su sueño, Daniel escuchó un estruendo como algo rompiéndose.
Se levantó saliendo de la habitación, cuando pasó por la habitación de Rouss, escuchó un quejido deteniéndose y tocando la puerta.

--Señorita, ¿se encuentra bien?—preguntó con voz  preocupada, pero no recibió ninguna respuesta volviendo a tocar la puerta.

Al ver que aún no recibía respuesta, su preocupación aumento colocándose ansioso. --Voy a entrar—gritó abriendo la puerta.

La habitación estaba iluminada tenuemente. Daniel caminó bajó la opaca luz de la lámpara hasta vislumbrar una figura envuelta en la cama con el brazo colgando de esta. Al pie de la cama estaba la jarra de agua destrozada en el piso, ese debió ser el ruido que escuchó.

--¿Te encuentras bien?—inquirió al llegar al lado de la cama.

--A-agua—fue lo único que pronunció Rouss con una voz ronca.

El entrecejo de Daniel se frunció al escuchar su voz, estiró su esbelto brazo apoyando su helada mano sobre la caliente frente de Rouss. –Estas ardiendo en fiebre. ¿Cómo es que sucedió esto?--. Se preguntó desconcertado, hace unas horas estaba perfectamente bien.
Sintiendo una fuente fría y agradable, Rouss se apoyó contra la mano de Daniel buscando más de su toque.

Daniel alejo su mano suavemente, haciendo que el ceño de Rouss se frunciera al perder la fuente que la reconfortaba.

--Espérame, volveré enseguida,  iré por agua y medicamentos—musito Daniel suavemente acariciando la frente de Rouss.

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora