Capitulo:49. ¡Les cortaré la lengua!.

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Después que Rouss había logrado escapar exitosamente por la ventana, Carlos había llegado a la habitación con una perversa sonrisa en sus labios y ojos depravados.

Su grasiento cuerpo se movió por la habitación buscando a la presa que se comería con deleite, ya se imagina el tierno y joven cuerpo debajo de él siendo mancillado y ultrajado a su antojó.
Al escuchar el flujo de agua en el baño se dirigió a el con pasos sigilosos, su asquerosa lengua humedeció sus labios lascivamente, no podía seguir aguantando las ganas de lamer todo su cuerpo.

Su gruesa mano abrió la puerta del baño donde lo estaría esperando la muñequita con la que pensaba jugar toda la noche y todos los días hasta que se aburrirá de ella y buscará otra para jugar.
Pero grande fue su sorpresa al ver que la regadera estaba abierta y nadie estaba haciendo uso de ella, ¿pero que demonios?. ¿Dónde estaba su juguete?.
¿Acaso lo habían engañado?.
¿Se estaba burlando la familia Wyner de él?.

Con pasos apresurados llenos de odio y rabia llego al salón, donde todos seguían,  a excepción de Lizzy y Bratt que habían ido al invernadero.

Para que Carlos subiera a la habitación donde estaba Rouss sin problemas, Lizzy tenía la tarea de distraer a Bratt, así que la pequeña hada se lo había llevado al invernadero para mostrarle una nueva flor que había plantado y sus pétalos  ya estaban abiertas.

Sin sospechar nada, Bratt la siguió al ver lo emocionada y feliz que estaba en enseñársela.

--¡¿Acaso la familia Wyner cree que soy alguien fácil de embaucar?!—gritó lleno de ira al haber llagado.
Sally y los demás se sorprendieron al escuchar su gritó.

--¿De que esta hablando señor Thomson?—interrogó Don frunciendo el ceño.
--¿De que estoy hablando?, ¿me lo preguntas?, ¿o te estas haciendo el desentendido?--.

La ceja de Sally se alzó fríamente en molestia –señor Thomson, si no nos explica que esta pasando, no podemos darle una respuesta clara—musito con un rostro frío y sin emoción.

--La vieja señora Wyner es una persona sabía, cuidadosa y de palabra, así que le preguntó: ¿dónde esta la primera señorita?--.

Sally frunció más profundamente su entrecejo en confusión –esta en la habitación, ¿acaso entró en la equivocada?—inquirió mirándolo con ojos desdeñosos.

Carlos lo pensó por un momento, quizás se había equivocado de habitación, pero la llave había abierto la puerta, eso quería decir que era la indicada.

--Si le estoy preguntando es porque no esta en la habitación—respondió entre dientes fríamente –además, Rouss dijo que estaba casada, ¿acaso me lo oculto deliberadamente?—inquirió entrecerrado sus ojos fríos.

La espalda de todos se tenso al escuchar su preguntó, no sabían nada respecto a esa bastarda, pero si se hubiera casado, ya se habrían enterado.

--¡Por supuesto que no se ha casado!, siendo su familia, ¿Cómo no lo sabríamos?. Sólo estaba hablando por hablar—respondió con voz segura y firme Sally.

--Don, llévalo a la habitación—ordenó a su hijo.

Don se levantó caminando hacia la habitación siendo seguido por Carlos.
Al abrir la puerta, no había nadie, toda la habitación estaba en completo silencio.
--Aquí fue donde entré, ¿me quieres engañar nuevamente?—preguntó Carlos con voz peligrosa.

Don no le respondió inspeccionando la habitación, dándose cuenta que la ventana estaba abierta.

--Escapo—mascullo con la mandíbula presionada al ver la cuerda de sábanas.
‘Maldita bastarda, deja que te vuelva a ver, te daré una m*aldita paliza que desearas no haber nacido’.

--¡¿Cómo qué escapó?!—interrogó consternado, la drogada que le habían suministrado era una de las más fuertes, nadie seria capas de aguantar sus efectos y menos escapar por una ventana. Pensaba al llegar nuevamente a la sala.

--Déjeme decirle señora Wyner, aunque no soy una de las familias mas rica de la ciudad, aún tengo el poder para hacer estremecer y causarle muchos daños a su familia. ¡Jamás le he permitido a nadie ni le permitiré que se burlen de mí!—amenazó fríamente antes de abandonar la villa furioso.

--¿Dónde está?—inquirió Sally con un aura oscura y fría.

--Escapo—dijo Don con rabia.
--Encuéntrala, en su estado no debe estar tan lejos—ordenó caminando a su habitación.

Esa maldita mocosa no iba a dañar sus planes. El trato que había hecho con el señor Thomson era muy beneficioso para ellos, ¿a dónde más encontrarían a otro imbécil cómo él?.

Después del matrimonio, Rouss heredaría la parte que le dejó su madre, la cual él señor Thomson no tenía derecho a ella y se las cedería para que la siguieran manejando como lo venían haciendo.

Además, también iba a cederles la herencia que le había dejado la vieja maestra Larton, la cual los ayudaría mucho para mejorar la situación en la que actualmente se encontraban.
Podían vender la empresa y el apartamento que heredó,  eso les daba una buena cantidad de ceros.

….

La habitación estaba en completo silencio con un ambiente lúgubre y una neblina de frialdad.

Una alta e imponente figura estaba sentada en su cómoda silla detrás del escritorio, su rostro era jodidamente hermoso, sus insondables ojos negros estaban teñidos de frialdad y crueldad mientras leía un documento.

Su ceja se alzó peligrosamente en una línea recta tan afilada como una espada lista para atacar emanando una luz fría y siniestra mientras su delgado y blanco dedo empezaba a dar golpecitos sobre el escritorio, cada golpe dado era como si expulsará una onda invisible que te suprimía y te  congelaba el corazón.

Con cada golpe que su jefe dada, el corazón de Matheus brindaba en su pecho y volvía a caer sobre  fragmentos de hielo que le transmitían una oleada de frialdad por todo su cuerpo.

--Destruye todos sus negocios, lo quiero en media hora en la cabaña—ordenó  fríamente Daniel con una oscuridad a su alrededor con intensión asesina.
Su dedo no había dejado de golpear el escritorio, su alta figura seguía tan majestuosa que era sofocante estar a su alrededor.

--También suprime a Stars Entertainment, quiero el 30% de las acciones en dos horas y cierra tres de sus otros negocios—terminó de ordenar, el otro resto de acciones los adquiriría más adelante, por el momento los seguiría torturando lentamente hasta quitarles todo.

--Enseguida trabajo en ello señor. ¿Tiene alguna otra orden?—inquirió Matheus con sus manos y espalda sudorosa debido a la opresión que estaba emanando su jefe.

--Es todo por el momento--.

Matheus hizo un asentamiento dando media vuelta y marchándose, pero antes de abandonar el estudio, fue retenido por Daniel.

--Lleva a Frank--.

Matheus asintió marchándose, respirando hondo al salir y dejar de sentirse oprimido.

Esos bastardos no sabían lo que les esperaba, su jefe era extremadamente cruel cuando lo hacían enojar.
Daniel se quedó en el estudio con unos ojos llenos de intención asesina, su mirada era tan afilada que podía cortar al oponente si lo tuviera al frente.
Había decidido quedarse en casa para cuidar de su mujer personalmente, no quería que nadie más la tocara, ahora era completamente de él, aunque siempre lo ha sido.

Mientras Daniel se quedaba en el estudio para calmar sus ganas de matar y volver a oprimir la bestia que había salido queriendo desgarrar a todos los que le hicieron daño a su mujer, Rouss se encontraba recostada en el diván con su pierna apoya en una almohada mientras escuchaba las maldiciones de su amiga, que apenas se había enterado de lo sucedido gracias al imprudente de su esposo que le había gritado que cuidara de su tobillo y no se le ocurriera deambular o se atenía a las consecuencias mientras hablaba con ella por el móvil.

Janet le había preguntado alarmada que había pasado, así que no tuvo más opción que contarle lo sucedido, llegando a la villa en poco tiempo.

--¡Esos malditos!, ¡son una completa mierda!. Rosy te lo digo, ¡voy a ir a esa m*aldita villa y le voy a prender fuego para que se quemen todos en el infierno!—gritaba una enojada Janet pisoteando el piso de un lado a otro.
--Pero antes de quemarlos, ¡voy a contarles su asquerosa lengua y dársela de comer a los perros!.

--Jini, tranquilízate, estoy bien…-- trataba de tranquilizarla Rouss al sentir su cien palpitar de dolor debido a los gritos.

--¡Ni se te ocurra decir que estas bien!, ¿Qué carajos estas pensando?. ¿Seguirás diciendo que estas bien cuando ellos te manden al lado de la abuela?. ¡Ya has visto de lo que son capaces de hacer!...acaso no entiendes…no entiendes que tengo miedo de perderte…que me aterroriza  solo pensarlo…-- exclamó Janet en un susurró, no era fácil para ella enfrentarse a ese miedo de poder perder a la única persona que amaba como una hermana.

Rouss se sintió culpable por sentirse confiada pensando que tenía todo bajo control, pasando por alto que esa gente era capaz de hacer cualquier cosa por dañarla, y que no solo sufriera ella las consecuencias, sino también las personas que la amaban y se preocupan por ella. Desde ahora en adelante obedecería a su esposo y se cuidaría para no volverlos a preocupar.

--Lo siento Jini, puedes golpearme si te hace sentir mejor—musito Rouss con una pequeña sonrisa en sus labios de culpabilidad.

Janet la miro con sus ojos dolidos y cristalizados –¡claro que te voy a golpear!, ¡eres una desconsiderada!—gritó acercándose a ella peligrosamente, pero cuando Rouss se preparó para recibir el golpe, recibió fue un abrazo.

--Tanta, sabes que jamás abuso de los débiles, pero no vuelvas a preocuparme o en verdad te golpeare—musito con una sonrisa, Rouss también sonrió de volviéndole el abrazo.

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora