Capitulo:43. Nuestra habitación.

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En medio de sus muestras de cariño, más por parte de Daniel, habían terminado la cena.

--¿A dónde crees que vas?—preguntó Daniel viendo a Rouss ingresar a su antigua habitación.

--A dormir—dijo como lo más obvio.

--¿A esa habitación?--.

Rouss lo pensó y asintió, esta era su habitación. ¿Qué tenía de malo?.

Daniel la miró fijamente viéndola entrar y siguiéndola silenciosamente.

--¿Dónde están mis cosas?—inquirió al ver la habitación sin ninguna de sus pertenecías.

--En tu habitación—respondió Daniel tranquilamente.

--¿Dónde?—preguntó Rouss mirando a su alrededor.

Daniel sujeto su mano sacándola de la habitación y llevándola a la suya.

--Esta es tu habitación— le informó mirándola directamente a los ojos.

--¿Mi habitación?—preguntó aún sin entender.

--¿No eres mi esposa?—preguntó arqueando la ceja.

--Oh—susurró Rouss inspeccionando la habitación, hasta que su mirada captó que era la habitación de un hombre, las paredes eran grises, habían pocos adornos y también había un balcón, y por lo que podía ver era más grande que el de la otra habitación.

En medio de su meditación, un rayo la golpeo iluminándola –¿esta es tu habitación?—preguntó consternada.

--Mmm, ahora nuestra habitación —respondió Daniel tranquilamente. ¡Por fin se había dado cuenta!, ¡pero que despistada!.

Era cierto, ella ahora era su esposa, por lo cual debían dormir juntos y responder a su deber conyugal.

Mirando la gran cama de sábanas grises, sus mejillas se volvieron de color carmesí, ¿Qué estaba pensando?.

Daniel sonrió divertido al verla sonrojada, ya podía imaginar lo que estaba pensando.

--Si te sientes muy incomoda, puedo decirle a la tía Maya que vuelva a prepararte la otra habitación—expresó algo desanimado, pero prefería que su mujercita estuviera cómoda ante todo.

Rouss lo miró encontrando solo sinceridad en sus hermosos ojos. ¿Dónde volvería a encontrar un hombre como él?. Daniel era un hombre extremadamente poderoso y temido, con una majestuosidad que lo envolvía mientras desprendía copos de nieve.

Pero ante ella, este ser suntuoso se despojada de su impecable túnica majestuosa de un gran emperador y solo era un esposo que buscaba consentirla y cuidarla en todo momento.

Si no lo atesoraba, estaba segura que en su próxima vida no contaría con la suerte de volverlo a conocer.

--No molestes a la tía Maya, me gusta esta habitación—dijo decidida.

Una brillo de felicidad pasó por los oscuros ojos de Daniel. –Iré a tomar una ducha,  puedes ponerte cómoda—musito al tiempo que aflojaba su corbata y desabotonaba los botones de la camisa, dejando al descubierto parte de su fuerte pecho, haciendo que Rouss se sonrojara apartando la vista.

Con una sonrisa enroscada en sus labios, Daniel entró al baño para a los segundos escucharse el sonido del agua fluyendo.

Rouss caminó por la habitación, tenía la misma división de la anterior, pero esta era con más metros, también había una puerta adicional, ¿sería el estudio?. Llevada por la curiosidad abre la puerta para ver de que se trataba, quedando sorprendida al hacerlo.

¡Era un closet con dos niveles totalmente llenos de todas sus cosas!. El primer nivel estaba cubierto de una alfombra de color blanco con matices negros, había un mueble en el centro con revestimiento de vidrio en la parte superior y tenía seis cajones, arriba de este colgando del techo había una lámpara de araña de cristales.

Había un diván como otros sofás pequeños, todo ese nivel estaba rodeado de espejos.

Una hermosa escalera conectaba los dos niveles, el superior era un gran pasillo en forma de un circulo con luces empotradas, todas los cajones estaban llenos de todo tipo de cosas, había vestimenta para las cuatro estaciones, así como para eventos importantes, ropa casual, carteras, accesorios, zapatos en todos los estilos, etc…

La mandíbula de Rouss casi caía al piso, ¡esto era simplemente alucinante!, ¿todo este armario era de ella?.

--Todo lo que ves aquí es tuyo—vociferó una voz varonil detrás de ella respondiendo a su silenciosa pregunta.

Ross se giro, mirando a Daniel con el cabello mojado y gotas de agua jugando por su escultural torso.

Los ardientes ojos del hombre miraron a la hermosa presa de su mujercita, acercándose a ella peligrosamente la sostuvo del mentón y bebió del oasis que eres los adictivos labios de su mujer.

Después que terminará de besarla, la abrazo sintiendo la orquesta que tenia su corazón, acunado su rostro le dijo: --puedes estar tranquila, jamás te forzare a nada que no quieras, esperaré hasta que estés lista, solo no tardes tanto—expresó con voz ronca y sexy.

Un hermoso rubor cubrió el blanquecino rostro de Rouss al escuchar la última declaración.

Daniel la dejo sola y se fue a vestir, Rouss decidió ir a tomar una ducha para después dormir.

Cuando Rouss salió del baño con su pijama, vio a Daniel con una pijama gris sentado leyendo un libro en el sofá que estaba junto a la ventana. La luz de la luna se derrama sobre su atractivo rostro haciéndole ver como un ser fuera de este mundo.

--Si me sigues mirando así no podre contenerme—musito Daniel apartando la mirada del libro y mirando a su esposa intensamente.

Llevada por la vergüenza, Rouss se lanzo a la cama cubriéndose con la cobija con sus mejillas rojas.

Daniel dejo el libro en la mesa y se acostó a su lado, atrayéndola a su fornido cuerpo donde Rouss sintió algo presionándola haciendo que su cara se volviera como el color de un tomate.

….

En los siguientes días, la familia Wyner seguía tratando de arreglar las perturbaciones que estaban experimentado, pero por más que lo intentarán, no sucedía como lo deseaban, al contrario, se estaban haciendo más fuertes y estables.

Ahora no solo habían perdido la empresa de Jinhua, sino a dos más.

Todos los integrantes de la familia estaban ansiosos, sobre todo los mayores, estaban teniendo insuperables perdidas en cuestión de días.

Era como si la compañía y los demás negocios estuvieran siendo suprimidos llevándolos lenta y tortuosamente a la inminente quiebra, pero, ¿Cómo sería eso posible?. Ellos no habían ofendido a ninguna persona con un poder superior al de ellos para lograr ese cometido sin dejar rastros.

No solo debían cuidarse de los viejos zorros que buscaban una oportunidad para adueñarse de la compañía, sino que ahora también debían cuidarse de alguien que no conocían.

Si las cosas seguían a ese ritmo, era muy probable que para finales de año, tuvieran que declarase en banca rota.

Debían conseguir una buena cantidad de dinero y hacer que Lizzy se casara lo antes posible con Bratt, si esa unión se llevaba a cabo, se convertirían en familia y las cosas mejorarían.

….

El sonido de un móvil interrumpió la agradable conversación que estaba teniendo una hermosa pareja, o mejor dicho, interrumpió las burlas y las intimidaciones que le hacia él despiadado depredador de un esposo  a su adorable y tierna presa que era su esposa.

Los labios de Rouss se fruncieron en molestia al ver quien la llamaba.

--¿Quién te está llamando?—preguntó con molestia el depredador que había sido interrumpido de poder comerse a su suculenta presa, lo cual ha estado esperando desde que se casaron.

--Es mi padre—respondió la presa con una cara sonrojada debido a las burlas que anteriormente el depredador de su esposo le estaba haciendo.

El hermoso rastro de Daniel se contrajo al escuchar a su presa –no contestes—ordenó con irritabilidad, ¿Qué estaba tramando ahora esa familia?. En todo el tiempo que llevaban casados jamás habían llamado a su mujer.

Rouss miró el móvil en su mano que dejó de parpadear al haber dejado de sonar, pero volvió a sonar a los segundos.

--Solo escucharé que quiere—le dijo Rouss levantándose de la cama y caminando al balcón, sintiendo la fría brisa de la noche sobre su pequeño cuerpo.

Con ojos llenos de hostilidad dirigido a la persona que había llamado a su esposa, Daniel se levantó de la cama, tomó un abrigo y cubrió a su deliciosa presa que tenía rodeado su cuerpo con un solo brazo.

Rouss le sonrió apoyándose en su amplió pecho mientras escuchaba los gritos e insultos de su padre.

Daniel la rodeó por la cintura besando su cien y su mejilla.

Después de unos minutos y cortas palabras por parte de  Rouss en respuesta, la llamada terminó.

--¿Para que te llamó?—interrogó Daniel al darle la vuelta y quedar frente a él.

--Quiere que valla mañana a cenar—informó Rouss.

--No te lo permito—le dijo con voz gruesa y decida.

--Solo iré por un corto  tiempo, te prometo que no comeré nada de lo que me ofrezcan. Debo averiguar que traman y recuperar las cosas de mi madre--.

Daniel resoplo enojado sintiéndose recio a dejarla ir.





INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora