Capitulo:51. Cayendo en la trampa.

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El hombre en el piso siendo presionado por el pie de Daniel jadeaba por aire al tiempo que negaba con la cabeza. Quería hablar y defenderse, pero simplemente las palabras se había rehusado a salir.
Daniel le dio otra fuerte patada haciendo un gesto de asco ver su costoso zapato de cuero manchado por su asquerosa sangre.

Dejando al hombre moribundo, su penetrante mirada oscura y glaciar recayó sobre los tres hombres que habían intimidado a su mujer.
Los hombres tenían los dedos de las manos golpeados y en posiciones extrañas que de solo verlos te causa terror, sus ojos estaban rojos y golpeados.

--Estos m*lditos bastardos pulgosos que no merecen tener manos y vista, seria un desperdicio que los siguieran teniendo, simplemente cortale las manos, sácales los ojos y dárselos de comer a los perros—ordenó fríamente dándoles unas fuertes patadas al terminar de hablar.

--¡Ah¡, se me olvidaba, aquí les dejo un presente para que sean saciados. Frank—gritó repentinamente y un hombre alto corpulento con un horrible rostro entró a la habitación.

El hombre era de piel trigueña, sus rostro era muy horrible, tenía cortaduras en toda su cara, su labio superior tenía una cicatriz que llegaba hasta la mitad de su mejilla derecha, cualquiera que lo viera saldría corriendo debido al miedo.

--Puedes saciarte todo lo que quieres, después desaparézcanlos—musito Daniel fríamente marchándose siendo seguido por Matheus que no tenia ni una sola onda de perturbación en su rostro. Ya estaba acostumbrado a estas situaciones.

Frank se lamio los labios al ver a sus presas avanzando sobre ellas, su entrepierna palpitaba por ser atendida. Ya llevaba varias semanas conteniéndose y necesitaba con urgencia un recipiente donde descargar todo, ahora no solo contaba con uno, ¡sino con cuatro!, si que tendría una buena noche y como su jefe le había dicho que se saciará eso haría por algunos días, ya que tampoco le había dicho que era solo una noche.

….

Cuando Daniel volvió a villa ya eran más de las ocho, la cabaña estaba bastante retirada de la villa, así que tenían que conducir bastantes kilómetros.
Cuando su elegante pierna salió del coche, tenía otros zapatos y vestía una vestimenta casual, las magas de la camisa las tenía doblas hasta su codo, dejando a la vista una piel blanquecina y exquisita como un precioso jade en su antebrazo.

Con grandes zancadas y un rostro inexpresivo entró a la casa, subiendo directamente a ver a su mujer, la cual aún estaba tranquilamente dormida, sus largas pestañas creaban sombras en sus mejillas, su cabello como la tinta estaba esparcido sobre la almohada y algunos mechones traviesos se adherían a sus labios.

Con delicadeza Daniel apartó los cabellos de su sedosa piel, acariciando suavemente su mejilla y sus labios haciendo que las pestañas de Rouss temblaran para posteriormente empezar a revoletear despertándose.

--Llegaste—susurró Rouss con voz ronca.

--Es hora de tu analgésico y tampoco has comido nada, la tía Maya esta calentado la cena, vamos para que comas algo—le dijo Daniel tomándola entre sus brazos y llevándola al comedor.

Aunque podía llevarle la cena a la habitación,  prefirió llevarla al comedor ya que no quería que su mujer se aburrirá por estar encerrada.

….

Una mujer mayor de edad caminaba sosteniendo el brazo de su hija con algunas bolsas de compras.
Algunas personas le robaban más dos miradas a la hija que ayudada a su madre a caminar, su figura era alta y bien proporcionada, tenía una largas piernas que seguramente cuando era joven sedujo a muchos con ella.
Las mujeres la miraban con evidente envía en sus ojos, aunque era una tía, se veía muy bien para su edad.

--Hija, descansemos un momento—musito la abuela con evidente cansancio en su voz.

--Si madre, vallamos a ese restaurante—le respondía la tía con voz suave, preocupada y complaciente llevándola al restaurante. La abuela y la tía se sentaron cerca de una pareja juvenil que charlaba cómodamente.

La chica era joven y encantadora, tenía una tímida sonrisa en su rostro con las mejillas ligeramente sonrojadas, su aspecto era la de un ángel puro y limpio.

--Madre, iré al baño un momento, espérame aquí obedientemente—musito la tía mirando a su madre seriamente para que la obedeciera, ya que a veces se escapa.

--Esta bien, no soy una niña—se quejo la abuela viendo a su hija levantarse e irse.

La abuela tomó un sorbo de té mientras miraba a la encantadora pareja, sus ojos se entrecerraron tratando de distinguir claramente su rostro, pero sus ojos no estaban del todo claros, no estaba usando sus lentes.

La abuela se levantó de la mesa llegando al lado de la joven pareja y preguntó con evidente emoción en sus arrugados ojos: --Molly, ¿eres tú?--.

La chica fue toma por sorpresa al ser interrumpida, una sonrisa cordial y tranquila se enrosco en sus labios al decir suavemente –lo siento abuela, no soy esa persona--.

El rostro de la abuela sufrió una decepción, sus ojos se apagaron –no eres Molly, ¿a dónde se iría esa niña?—inquirió la abuela mirando a su alrededor y su mirada nuevamente cayó en la de la chica –te pareces a mi querida Molly, ella es tan linda y obediente—musito la abuela con nostalgia.

--Ustedes joven hacen una pareja muy linda. Mi hija Alyssa no ha querido casarse con la edad que tiene…no quiero que quede sola después que me halla ido—vociferó la abuela con voz temblorosa y frágil al final.

Cuando la joven iba a hablar, una alta figura sujeto a la abuela por el brazo --¡madre!, ¿Porqué no me espero en la mesa?—se quejo la tía al ver a su madre molestar a otras personas.

--Alyssa, pensé que ella era Molly, ¿dónde esta esa niña?—la abuela se perdió en sus pensamientos después de hablar.

--Les pido disculpa por las molestias ocasionadas por mi madre, tiene una enfermedad y olvida las cosas o confunde a las personas, por favor, no se enojen con ella—expresó la tía con una expresión preocupada e impotente.

--No se preocupe señora—hablo el chico con voz tranquila.

La abuela estaba en silencio, sus manos se movían de un lado a otro con movimientos torpes.

--Madre, es hora de tu medicamento—le dijo la tía llevándola a su mesa entregándole un vaso con agua y una pastilla.

La obediente abuela se lo tomó y se quedó tranquila. La pareja joven no les presto más atención y se concentraron en ellos y en comer.

--¿Te sientes bien?— inquirió preocupado Isaac al ver a Lizzy algo inquieta, tratando de ignorar un calor que empezaba a despertarse en su cuerpo.

--Yo…me siento agotada…—respondió Lizzy suavemente. Quizás era debido a los acontecimientos que recientemente había sufrido su familia y no había podido descansar bien.

--Te llevaré a una habitación para que descanses--.

Lizzy asintió tratando de levantarse, pero su cuerpo se tambaleo siendo apoyada por Isaac, las partes donde sus cuerpos se tocaban se sentían caliente, deseosos por poder sentir más de esa calidez.

Isacc pago la cuenta retirándose con Lizzy a un hotel que estaba al frente del restaurante.

Los agudos ojos de la tía los vio irse, escuchando la voz de su agente –ya esta hecho, la habitación está arreglada--.

--Muy bien, le avisare a Rosy que cayeron en la trampa—respondió alegremente Janet.

Anteriormente su agente ya había arreglado la habitación, pagándole a la recepcionista para que les diera la llave de la habitación 404.

--Hacia mucho tiempo que no hacía estas travesuras—dijo Janet tomando un sorbo de su té.

--La verdad es muy divertido. Solo mira como todos te miran de envía querida Janet, eres una tía muy llamativa—expresó burlonamente su agente,  Madison.

Janet chasqueo la lengua sin decir nada, ella era una estrella de cine grandiosa sea de la forma en que se disfrazara.

Después que la pareja entró a la habitación, sus sentidos se nublaron dejándose llevar por la pasión, quedando exhausto después de varias horas.
Madison entro con cuidado a la habitación tomando la pequeña cámara de video y el incienso que hizo estimularlos más después que entraran a la habitación. Tomó algunas fotos y se marchó, dejando a Lizzy y a su amante dormidos sin sospechar nada de lo que realmente había pasado.

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora