Cap:62. Secuestrada.

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--Señorita, ¿Se encuentra bien?—preguntó preocupada la tía Maya al ver a Rouss salir corriendo para el baño.

No era la primera vez que lo hacía, ya llevaba varios días en ese estado y el joven amo no lo sabía ya que la señorita no quería preocuparlo, alegando que solo era un virus pasajero y estaría bien en unos días. ¡Pero ya habían pasado varios días y seguía igual o peor!. ¿Qué debería hacer?.

--Estoy bien, no te preocupes—respondió Rouss lavándose la boca.
Al mirarse en el espejo, su rostro estaba un poco demacrado, su piel se veía pálida y sus ojos cansados.

Con un repentino pensamiento, los ojos de Rouss se abrieron conmocionados, ¿No podía ser posible?.
Recordando las fechas, se dio cuenta que algo estaba mal.

Apresuradamente salió del baño como un torbellino asustando a la tía Maya.
--Señorita, ¿Piensa salir?—preguntó con voz ansiosa y mirada preocupada.

--Solo será por muy poco tiempo, volveré antes de la cena--.

La tía Maya no se sentía bien con que Rouss saliera sola, ya que Hannah había perdido unos días de permiso y regresaba mañana.

--Le avisaré a Marcos para que la lleve.

--No es necesario, ya llamé a un Taxi--.

La ansiedad invadió a la tía Maya, sus manos empezaron a sudar –Señorita, él joven amo se molestara si sale sola, por favor, permita que Marcos la acompañe--.

--Estaré bien tía Maya, se cuidarme.

La tía Maya no estaba tranquila con esa respuesta, todavía seguía preocupada –Pero señorita…-- siendo interrumpida por Rouss.

--Hagamos lo siguiente, si no he regresado en dos horas, le avisas a Daniel, ¿Esta bien?—tanteo para tranquilizarla, además, no pensaba demorarse, solo iría por algo a la farmacia y volvería en menos de una hora.

La tía Maya miró la hora, eran las 2:45.Pm y Daniel regresaba alrededor de las seis, no muy convencida terminó aceptando viendo a Rouss marcharse.

Cuando llegó a la dirección indicada y se bajó del taxi, Rouss avanzo con pasos tranquilos, pero se detuvo repentinamente. ¿Sería mejor ir al hospital?.

Considerándolo por un momento, decidió ir al hospital, así estaría más segura. Con su nuevo destino en mente, se dirigió a tomar un taxi, pero se detuvo al escuchar una voz.

--Rosy—llamó una voz varonil a su espalda, la cual reconoció.

--Joven maestro Miller—respondió secamente.

Bratt caminó hasta pararse frente a Rouss, sus ojos verdosos eran suaves al verla.
--Rosy, debes tener cuidado--.

--¿Por qué lo dice joven maestro Miller?—inquirió fríamente.

--Rosy, Daniel no es él hombre que tú crees , en cualquier momento puede darte la espalda—musitó seriamente con un atisbo de preocupación en su voz.
El ceño de Rouss se frunció en desagrado al escucharlo –si eso llega a suceder, ¡no tiene nada que ver contigo!—respondió fríamente sintiéndose molesta.

--Él no es el hombre indicado para ti. ¿No entiendes que un hombre cómo él jamás te tomara en serio?--.

La mirada de Rouss se tornó fría --¿Quién es él indicado?. ¿Tú?—inquirido con una sonrisa ladina despectiva y burlona.
Bratt se sintió avergonzado al escucharla, él le había hecho mucho daño.

--Déjame enmendar mi error Rosy, te prometo que no te arrepentirás— expresó Bratt con sus ojos llenos de afecto y determinación al mirarla.
Rouss soltó una sonrisa fría, ¡Que hombre tan descarado!.

---Te lo diré por última vez, mantente alejado de mi, no me interesa tener ninguna clase de contacto contigo. Tú no sabes ni que es lo quieres joven maestro Miller. Un hombre como tú no merece una mujer como yo—vociferó fríamente sin la más mínima intención de seguir escuchándolo.

No sólo la había abandonado y dado la espalda, la había humillado, traicionado, despreciado y todo cuanto quiso decirle. ¡¿Y ahora se atrevía a pedirle una oportunidad?!. ¡¿Qué tan gruesa era su piel?!.

Sintiendo un profundo rechazo en su corazón por ese hombre, se marchó con pasos fríos sin mirar atrás.

Bratt quería ir tras ella, sujetarla de la mano y obligarla a que lo escuchara, pero su cuerpo no reaccionó al ver la frialdad y el rechazo en su mirada. ¡Lo había olvidado!. Ese amor tan inmenso que una vez tuvo por él ya se había marchitado, él mismo se había encargado de regarle poco a poco una sustancia venenosa hasta extinguirlo completamente.

¡Que tarde se dio cuenta que aún la amaba!.

Al tiempo que está escena se desarrollaba, un par de ojos diabólicos miraban a Rouss con una intención asesina.

Después que Rouss dejará a Bratt, tomó otro taxi para ir al hospital, aún le queda tiempo antes de volver.

Después de decirle el destino a donde iría al chófer, cerro los ojos para descansar un momento, ya que se estaba sintiendo agotada y con mucho sueño. Cuando volvió abrir los ojos, ya no estaba en el taxi, se encontraba atada de manos y pies sobre una camilla.

La ansiedad al no saber dónde estaba la invadió, su mirada recorrió la pequeña habitación, todo el lugar estaba en mal estado, por lo tanto debía estar en un lugar abandonado, debía buscar la manera de escapar.

Tiró de las cadenas en su muñeca lo que más pudo, pero se agotó rápidamente empezando a jadear por aire, todo su cuerpo estaba débil, ¿Qué le habían inyectado?.

Su mirada se movió a la puerta al escuchar unas voces y pasos acercándose, hasta que cuatros hombres corpulentos entraron a la habitación mirándola perversamente, haciendo que su cuerpo se colocará rígido lleno de ansiedad y el miedo recorriera sus venas.

En el estado que estaba no sería capaz de defenderse correctamente de esos hombres.

--¿Te gusta tu nuevo hogar, hermana?—inquirió la voz de Lizzy llena de maldad y odio.

--No está nada mal—respondió Rouss tranquilamente.

Los ojos de Lizzy se oscurecieron al verla tan tranquila.

--Sabes hermana, he escuchado que si le arrancas la piel de la cara alguien y la amoldas a la tuya en un lapso de tiempo determinado se adherirá correctamente, así que tengo curiosidad por probar esta teoría—musitó al tiempo que sacaba un cuchillo acercándolo al rostro de Rouss.

--¿Acaso estás demente?. ¡No puedes hacer algo así!— gritó Rouss al sentir la frialdad del cuchillo en su piel.

--¿Demente?. Quizás lo estoy, por ello ahora voy hacer tú, voy a tener todo lo que es tuyo, ¡Te quitaré todo de una maldita vez!—exclamo soltando una risa enloquecida, al tiempo que pasaba el cuchillo por la mejilla de Rouss.

--Siempre he querido desfigurar ese hermoso rostro que tienes—dijo trazando una línea vertical con el cuchillo en su mejilla sin herirla.

--Pero cambie de opinión, es mejor usarlo para mí conveniencia, así puedo tener completamente el corazón de Bratt, y de paso él de tu esposo hasta que deje de latir—dijo con unos ojos desquiciados y locos.

--¡Detente Lizzy!, ¡No seas tan imprudente!. ¡Te advierto que jamás te saldrás con la tuya!—exclamó Rouss con pánico en sus ojos sintiendo un vuelco en su corazón al imaginar que algo podría sucederle a Daniel.

“Ja,ja…” Soltó Lizzy una carcajada siniestra y enloquecida.

--Antes que vallas a saludar a tu madre, te daré un regalo para que no digas que soy malvada, ves esos hombres, ¡Serán todos tuyos por una…no, dos horas!, ¿Qué te parece?—gritó con los ojos desenfocados como si su alma no estuviera en su cuerpo.

--¡Ah!, Y también debo hacer algo, ¡no puedo quedarme con las ganas!—dijo al tiempo que trazaba una línea vertical con un rastro carmesí sobre la tierna mejilla blanquecina de Rouss, y luego trazo otro corte en su pecho dejando un brote de color escarlata.

Rouss apretó los dientes al sentir la frialdad del cuchillo en su mejilla sintiendo el líquido brotar.

--¡Listo!, Ya me siento mejor—dijo con una sonrisa al tiempo que levantaba el cuchillo manchado de color rojo.

--Al final ellos te aman, así que no importa cómo se vea tu cara. Pero también puedo asegurarte que pagarían una fortuna por quitarte esa cicatriz, así que al final tendré un rostro hermoso nuevamente--

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora