Cap:31. Resfriarse.

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Después que la tía Maya había dejado sola a Rouss en la habitación, esta examino todo con cuidado.

El closet estaba lleno con todo tipo de ropa completamente nueva, al igual que el calzado, carteras, bufandas y demás cosas, todo era según sus gustos. Había inclusive vestidos de su diseñador favorito.

Rouss se sorprendió al ver todo las cosas. ¿Cómo era posible que todo era de su talla?. ¿Porqué sabía su talla y sus gustos?.

Caminó hasta el tocador, donde había una variedad de perfumes con olores suaves como le gustaba, maquillajes, cremas, todo era de marcas reconocidas y todo lo que necesitaría, hasta había un cofre con algunas joyas.

El ceño de Rouss se frunció desconcertada, todo estaba tan bien organizado y todo de sus preferencias que le parecía extraño.

Mirando la librería, también habían libros de su preferencia e ¡inclusive la saga completa que había estado queriendo leer!. ¿Cómo podía ser posible?. ¿Porqué este hombre sabía tanto de ella?.

Lo que Rouss desconocía era que su mejor amiga la había vendido con todo su información a Daniel, aunque este ya sabía la mayoría.

Entusiasmada, Rouss tomó el primer libro de la saga recostándose en el diván de terciopelo blanco con bordes dorados que estaba ubicado cerca de la ventana para leer.

El tiempo paso mientras leía, frunciendo el ceño cuando algo le disgustaba o dibujando una pequeña sonrisa cuando algo era de su agrado.

La tía Maya le había traído bocadillos, así que se encontraba cómodamente y degustando mientras leía.

Después de un tiempo empezó a sentirse somnolienta, así que dejo el libro, fue al clóset tomando algo cómodo y se fue a tomar una ducha para luego tomar un descanso.

El baño tenía una bañera muy linda, la ducha era transparente y tenía todo lo de aseo personal que iba a necesitar.
Había hasta su jabón de baño favorito con fragancia a rosas.

Lleno la bañera lo suficiente y luego dejo caer su cuerpo suavemente apoyando su cabeza en el borde de esta cerrando los ojos mientras que la espuma cubría su esbelto cuerpo.

Sin darse cuenta se había quedado dormida, hasta que sintió un malestar en su nariz empezando a estornudar, abriendo sus ojos somnolientos se limpio saliendo de esta y acostándose en la cama, donde se volvió a quedar dormida.

***

Cuando Rouss volvió abrir los ojos ya eran las ocho de la mañana del día siguiente, su cuerpo se sentía pesado y adolorido como si un camión le hubiera pasado por encima, ¿acaso se había resfriado?. ¿Cómo podría ser posible?.
No era la primera vez que permanecía por varias horas en el agua, aunque nunca se había quedado dormida, ¿sería esa la causa?. Posiblemente era esa.

Reuniendo todo su voluntad, apretó los dientes obligando a su cuerpo levantarse, fue al baño lavándose la cara, luego bajó en busca de un té con limón, jengibre y miel para calmar el malestar en su cuerpo.

Al bajar las escaleras, la imponente figura de Daniel se encontraba sentado con sus largas piernas cruzadas mientras sostenía una taza de café en su mano derecha y en la izquierda sostenía una revista financiera.

Los rayos de sol se reflejaban en su atractivo rostro como motas de luz de oro que lo hacían resplandecer y parecer fuera de este mundo.

¿Qué mujer no cedería ante este hombre tan atractivo y  varonil?. Y Rouss no era la excepción, se encontraba hipnotizada viéndolo sin ni siquiera parpadear. Este hombre era como un demonio que te envolvía lentamente sin darte cuenta hasta estar completamente  a su merced.

Rouss reaccionó al escuchar el sonido de un trueno que resonó en su mente despertándola del trance en el que se encontraba.

--¿Has visto lo suficiente?—preguntó Daniel repentinamente dejando la revista a un lado y mirando fijamente a Rouss con una mirada tan profunda como el océano haciendo que se paralizará en su lugar.

Al verla aturdida en el mismo lugar, Daniel se levantó caminando con sus largas piernas hasta llegar a ella, su alta figura se cernió sobre la de la mujercita que lo miraba con su cara sonrojada quizás debido a la vergüenza que sentía. '¡Tan adorable y encantadora!'.

En un impulsó, Daniel levantó su mano acariciando el labio inferior de Rouss suavemente con la yema de su dedo, haciendo que Rouss sintiera un cosquilleo y una calidez en el.

--¿Dormiste bien?—le preguntó Daniel acariciando su mejilla que se sentía un poco caliente haciendo que su ceño se frunciera.

--Y-yo, dormí bien—logró responder después de unos segundos saliendo de su aturdimiento y sintiendo su traicionero corazón retumbando en su pecho.
--¿Te resfriaste?—inquirió Daniel con voz fría.

--Bueno yo… me quede dormida en la bañera—musito suavemente avergonzada.

--Te dije que prestaras atención a tu salud, ¿Por qué no escuchas?—se quejo Daniel con voz malhumorada e impaciente.

Como si fuera una niña siendo regañada, Rouss bajo la mirada sin atreverse a responder, hasta que paso unos segundos y dijo en defensa: --No es nada grave, tomaré un té y estaré bien—.

Daniel la miró para nada contento al escucharla hablar. –Eres muy descuidada—se quejo amargamente. Apenas llevaba un día, ¡un día! Viendo en su villa, ¿y ya se había enfermado?. ¿Qué tipo de anfitrión era si no la atendía adecuadamente?.

--¡Tía Maya!—gritó enojado con voz helada.

La tía Maya llegó corriendo al escuchar el llamado, --que se le ofrece joven amo—preguntó sintiendo el ambiente sombrío con una brizna de frialdad.

--Prepárale a la señorita un té para el resfriado y algo nutritivo para que desayune—ordenó fríamente.

--No es necesario, yo puedo prepararlo…-- trató de decir Rouss, pero calló al sentir la pesada mirada de irritabilidad de Daniel sobre ella.

--¿Te atreves a objetar?, pareces una niña pequeña que no sabe cuidarse. ¿Cómo sobreviste estos años siendo tan descuidada?—se quejo Daniel molesto, su intensa mirada acusadora miraba a Rouss como si le dije, ‘eres una niña tonta y descuidada’.

“….”

Rouss se quedó sin habla, su mente seguía trabajando en las palabras que Daniel le había dicho. ¿La acababa de llamar niña?.

--Sube a tu habitación y espera que la tía Maya te lleve el té— musito Daniel impaciente mientras seguía refunfuñando.

Rouss asintió en confirmación, se estaba sintiendo como una verdadera niña siendo castiga por no obedecer.
Cuando giro su cuerpo para subir las escaleras, quizás lo hizo muy rápido, sintiendo repentinamente un mareo haciéndola tambalearse.

Afortunadamente Daniel estaba cerca, sosteniéndolo fuertemente por la cintura y apoyándola en su cuerpo.

--Se más cuidadosa, podrías haberte caído—expresó con voz preocupada.
Temiendo que volviera a marearse, la tomó protectoramente en sus brazos llevándola escaleras arriba hasta su habitación.

Rouss se encontraba consternada al estar en los brazos de Daniel, pero eso no impidió que se aferrara a su cuello cuando este la sostuvo. El cuerpo de Daniel era tan cálido y su olor varonil la envolvía penetrando sus finales nasales haciéndola sentir segura y cómoda, como si estuviera en casa después de un largo día de trabajo.

Daniel la dejo suavemente en la cama, acomodándole un mechón de cabello rebelde detrás de su oreja y acariciándola en el proceso.

--Eres muy hermosa como descuidada—dijo repentinamente Daniel.

Rouss no sabía si la estaba halagado o regañando, haciendo que sus labios se fruncieran en un adorable puchero y el cual Daniel quería quitar con sus labios.
Así que, inclinando su cuerpo, levantó el mentón de Rouss rosando sus labios.

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora