Cap:36. ¿Aceptas cansarte conmigo?.

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Daniel miraba con ternura a Rouss que tenía ojos brillantes y emocionados mientras seguían avanzando por el pasillo.

--En este momento cubriré tus ojos, no te preocupes, no será por mucho tiempo—habló de pronto Daniel rompiendo con el cómodo silencio que los rodeaba.

Rouss lo miró desconcertada, no le agradaba para nada la idea de no poder ver lo que sucedía a su alrededor.

--Tranquila, confía en mi, no te pasara nada— la persuadió Daniel con voz suave y amable.

Rouss lo miró fijamente, si dejaba que le cubriera los ojos, era como entregarle su vida a este hombre, era depender de él ciegamente, pero, ¿estaban a ese nivel?.

Era cierto que él la había ayudado mucho, y aparte de burlarse de ella no había hecho nada para perjudicarla y chantajearla, al contrario le había estado dando su apoyó y su hospitalidad.

Aún con temor, exclamó en confirmación, iba a seguir confiado en él y dejarse guiar aunque por dentro estuviera nerviosa y aterrada.

Daniel le regaló una tranquilizadora sonrisa, sus profundos ojos la miraban cálidamente y con devoción. Con los nudillos de sus dedos acarició suavemente su mejilla, luego procedió a sacar una suave tela negra cubriéndole los ojos con cuidado de no lastimarla.

Después de habérselos cubierto, dejo un beso en cada uno de sus ojos y luego acarició sus labios con las yemas de sus dedos.

Los finos, delgados y seductores labios de Rouss lo estaban incitando a tomarlos y saborearlos hasta saciarse, pero aún no era el momento para hacerlo, debía aguantar, así que mordiendo su labio inferior, la tomó suavemente de la mano guiándola a cada paso hasta haber llegado a su destino.

Por su lado, Rouss se sentía vulnerable e indefensa con los ojos cubiertos, sentía que estaba expuesta a cualquier inminente peligro a su alrededor y no podría defenderse a tiempo.

En medio de su ansiedad, sintió una presión en sus ojos y luego un cálido toque en sus labios, haciendo que inconscientemente su cuerpo se relajara dejándose guiar por él hombre que la sostenía hasta que se detuvieron, sintiendo que le retiraban la tela de los ojos.

--Ya puedes abrirlos—le susurró Daniel en el oído golpeando su blanco cuello con su cálido aliento, enviándole una sensación de entumecimiento a todo el cuerpo.

Los hermosos ojos de Rouss se abrieron revoleteando sus largas pestañas para aclarar su vista, quedando sorprendida al ver lo que estaba ante sus ojos.

Aún estaban en el pasillo, pero frente a ella había un hermoso pabellón rodeado de rosas y otros tipos de plantas. Tenia cortinas de gasa sujetadas a los pilares. En el centro había una mesa para dos personas con algunos pétalos esparcidos y pequeñas velas encendidas.

A un lado, había pequeño estanque con flores de loto que se movían suavemente al compas del viento. Era como estar en un sueño. ¡Tan mágico¡.

‘¡El pabellón y todo a su alrededor es increíblemente hermoso y relajante!’.

Los brillantes ojos de Rouss miraban todo maravillada y sorprendida, ¡jamás imaginó que habría un lugar así en la villa!.

--¡Es muy hermoso!—exclamó fijando la mirada en una hermosa rosa roja que estaba a su lado, tocando sus pétalos abiertos con delicadeza. –No me esperaba que hubiera un lugar así de hermoso en el jardín— vociferó suavemente al mirar a Daniel con sus oscuros ojos brillantes.

Las comisuras de los labios de Daniel se elevaron orgullosamente al cielo al ver lo encantada que estaba su mujercita con el pabellón.

La verdad era que este pabellón no existía hace un día, lo había mandado a construir recientemente como regalo para ella.

El mismo había hecho el diseño y había supervisado personalmente la construcción de este.

Mientras Rouss pensaba que él estaba en la compañía,  en realidad estaba solo a unos metros de distancia de ella.

--Me alegra que te halla gustado, este pabellón es especialmente para ti—respondió con voz suave llena de calidez.

Al escuchar sus palabras, Rouss se sobresalto mirándolo agudamente, ¿para ella?.

‘¿para mí?’.

¿Porqué era especialmente para ella?.

Daniel le hizo un gesto para que se acercara a él, a lo cual se cuerpo reaccionó sin permiso acercándose.

--Este es un pequeño regalo para la futura Sra. Bennett—le susurró Daniel con voz magnética y seductora, enviando una corriente eléctrica al todo el cuerpo de Rouss y haciendo que sus mejillas se sonrojaran.

--F-futura…¿futura señora?—inquirió conmocionada con los ojos sorprendidos.

Daniel le sonrió cálidamente, tomó gentilmente su mano llevándola a la mesa, rodó la silla para que se sentará y posteriormente se sentó frente a ella mientras la miraba con sus ojos negros brillantes y rebosantes de ternura.

Rouss se perdió en esos hermosos y seductores ojos tan negros como la noche que la hipnotizaban y la atrapan en una especie de telaraña sin poder quitar la mirada ni un solo segundo de él.

Sentía como si Daniel pudiera ver a través de sus profundos ojos todo de ella dejándola expuesta ante él y lo cual no la asustaba.

Sentía un hormigueo que recorría todo su cuerpo al sentir un sentimiento que empezaba a florecer en su interior tan cálido y hermoso que la llenaba de esperanza y nostalgia.

Mientras los dos estaban en su hermosa burbuja que empezaba a desprender corazones en el aire, se escuchó de pronto el sonido de un violín con una melodía suave llena de sentimiento, donde el amor iba creciendo en cada escalonada.

Al escuchar la melodía, Rouss apartó la mirada con las mejillas encendidas en dirección donde estaba un violinista, él cual no sabía cuándo había llegado.

Daniel levantó la mano y la tía Maya llegó junto a ellos con la cena, que consistía en: rulos de queso de cabrá decorados, salmón marinado con wasabi y salsa de cítrico, cerdo agridulce, coles de bruselas crujientes, espárragos blancos en escabeche, mousse de chocolate con crujiente de naranja y una botella de vino tinto.

Después que la tía Maya dejara todo en la mesa, se fue con una agradable sonrisa y muy emocionada.

Mientras la mágica melodía del violín sonaba, Daniel sentía una sobredosis de ternura recorrerle las venas hasta llegar a su corazón que se estaba desbordando de atención y afecto sobre su mujercita.

Desde la primera vez que la vio en el aeropuerto, quedó cautivado por ella. Al principio se sintió perdido y frustrado al sentir nuevas emociones que nunca había sentido, pero cuando la volvió a ver en el evento con una aura fría, dominante,  segura, radiante y hermosa,  su corazón empezó a latir lentamente por ella.

Sus sentimientos se hicieron más fuerte a medida que trataba con ella, llegando a la conclusión que había encontrado un amor inesperado cuando menos se lo esperaba.

--Señorita Wyner—llamó suavemente Daniel con voz embriagada en dulzura.

Rouss dejo la copa de vino en la mesa mirándolo tímidamente haciéndole saber que tenía su atención.

La imponente figura de Daniel se levantó de la silla con una aura misteriosa y brillante, haciendo que el rostro de Rouss se tiñera con una expresión dudosa al no entender lo que Daniel quería o hacía.

La mano de Daniel se dirigió a su bolsillo de donde sacó un objeto para posteriormente caer sobre una rodilla mientras que sus ardientes ojos desbordantes de amor miraban fijamente los hermosos ojos de Rouss.

--Rosy, ¿aceptas ser la señora Bennett?—vocifero mirándola expectante al tiempo que dejaba al descubierto un pequeño estuche de color negro, al abrirlo, había un hermoso anillo con un gran diamante, y por los bordes tenía varios diamantes más pequeños.

Al ser sorprendida tan repentinamente con semejante proposición, Rouss quedó paralizada en su lugar como una hermosa muñeca de parcela de tamaño real.

--¿Eh?—fue lo único que logró articular unos minutos después.

Los nervios calaron los huesos de Daniel al no recibir la respuesta que esperaba, sentía una oleada de frialdad que recorría su cuerpo preso del pánico que fuera rechazado.

--¿Rosy, ¿aceptas casarte conmigo?. ¿Y ser la señora Bennett?— Volvió a preguntar con ansiedad.

INESPERADO AMOR DEL CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora