Capítulo 6

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Alycia llevaba unos días bastante ajetreada, incluso había tenido que quedarse en la hacienda por todo el trabajo acumulado que había, llevaba más de una semana sin ver a Rosario y la extrañaba.

-¿Está todo preparado para la fiesta? -preguntó Eva entrando en la cocina

-Los aperitivos están y la comida estará en el momento en que sea la hora de comer -dijo Alycia

-Ve a cambiarte, tienes que servir la comida en el jardín -le urgió Eva

Alycia salió por la parte trasera de la cocina y se dirigió al ala de la hacienda donde estaban los dormitorios de los criados, estaba a punto de entrar, cuando vio algo que la espantó. Sin pensárselo dos veces salió corriendo hacia el establo, donde estaba viendo como un hombre montaba a un niño en uno de los caballos

-Señor no, ese caballo no...

-¿Quién se cree que es para decirme lo que puedo hacer?

-Perdonela es nueva y no sabe dónde está su lugar -dijo Don Fernando

-Pero señor...

-El señor es amigo de la familia y puede coger el caballo que desee -dijo Don Fernando-, vayase ahora mismo a hacer sus tareas, más tarde hablaremos de su subordinación

El niño espoleó el caballo y salió desbocado, en la sacudida había tirado al padre del niño al suelo, el niño lloraba y gritaba asustado al ver que el caballo no le obedecía. Alycia cogió sin pensarlo dos veces uno de los caballos y se lanzó detrás del caballo desbocado que destrozaba mesas y cualquier cosa que se pusiera en su camino, el niño estuvo a punto de caer dos veces del caballo de no ser porque su pie se había enganchado en el estribo. Alycia se puso de pie sobre el caballo que montaba, daba gracias en su fuero interno a que su padre la enseñase a montar desde pequeña, saltó abrazando al pequeño y rodando por el suelo, protegiendo con su cuerpo al niño que lloraba.

De un momento a otro se armó un gran caos, gritos, personas a su alrededor, alguien le quitó al niño de los brazos, Alycia tuvo que reprimir un grito al notar que al apartarselo el brazo estaba en una posición extraña. Se levantó con ayuda de los vaqueros que habían ido a coger a los caballos, viendo que nadie le hacía caso se alejó de allí.

-¡¿Es que estás loca?! -preguntó Juan que fue corriendo, él y sus hermanos lo habían visto todo

Se dirigieron al cuarto donde ellos se cambiaban

-¡Podrías haberte matado! -le seguía gritando Juan

-¿Y qué querías que hiciera? ¿Que dejase que ese niño muriese?

La puerta se abrió, por ella entraron las tres hermanas Elisondo

-Alycia, no debería estar aquí -dijo Norma

-Lo sé, lo siento señorita pero...

-Quizás deberían salir -dijo Juan sin dejar de mirar a Norma con curiosidad

-¿Cómo...?

-Lo que quiere decir -se apresuró Alycia al ver que Sara iba a saltar diciendo que era un grosero o un impertinente o cualquier cosa por el estilo-, es que lo que va a suceder no va a ser agradable y es mejor que no lo vean

-¿Qué va a hacer? -preguntó con curiosidad Jimena

-¿Vas a colocárselo tú? -preguntó Sara al darse cuenta de lo que iba a hacer, había visto caída de los vaqueros y había visto a más de uno volver a colocarse en brazo cuando se lo dislocaban

-Yo... -Jimena salió blanca al darse cuenta de lo que iban a hacer

-Toma esto -dijo Sara apresurandose a darle un trozo de cuero para que lo mordiese

Pasión de GavilanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora