Capítulo 46

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Una semana más les duró la dicha de estar sin doña Gabriela y Fernando. Norma y Juan se veían a diario y pasaban tiempo con su hijo Juan David. Óscar pasaba todo el tiempo en el hospital con Jimena, hablando de su futuro juntos, de cómo cuando Jimena saliera del hospital se irían a vivir juntos. Alycia y Sara, por su parte, eran la pareja más responsable de todas, ya que Sara no quería descuidar la Hacienda ni Alycia sus negocios, por lo que se veían por la tarde cuando dejaban todo organizado, pero en esos momentos, se encontraban en su lugar de siempre entre las dos Haciendas, mientras sus caballos pastaban ellas veían la puesta de sol mientras se besaban, hablaban y reían. Nadie que las viera juntas diría que apenas unos meses antes aquellas dos mujeres no dejaban de discutir y eran enemigas, porque cualquiera que las mirara solo podrían ver el amor que sentían aquellas dos mujeres por la otra.

Pero a los Reyes la felicidad nunca les duraba demasiado, y aunque era cierto que no habían vuelto a tener ningún incidente ni atentado contra sus vidas, la llegada de Gabriela y Fernando hizo que todos sus planes se desmoronaran.

Jimena, a pesar de haberle dicho a Oscar que viviría con él nada más saliera del hospital, al ver lo alterada que se puso su madre al saberlo no quiso irse, tampoco quería dejar a sus hermanas con Fernando ahora que había vuelto con grandes ínfulas de superioridad creyéndose el dueño de la Hacienda.

Las discusiones entre las hermanas Elizondo y Fernando comenzaron desde el primer día de su regreso, cuando Fernando les prohibió tener visitas y echó de malas formas a Pepita, la amiga de Don Martín.

***

En cambio, en la casa de los Reyes, tenían sus propios problemas, el padre de Antonio, el novio de Ruth, había ido a casa de los Reyes a exigir que Ruth dejara a su hijo, comenzó a insultarla a ella y a los Reyes, haciendo que la joven se enfrentara a él para que no volviera a insultar el nombre de los hermanos Reyes.

Juan, Franco y Alycia salieron al escuchar gritos, en un principio, los tres sonrieron al saber que era el padre de Antonio, pero sus sonrisas se borraron al escuchar como aquel hombre faltaba el respeto a Ruth. Juan lo agarró con fuerza de la camisa, Alycia se apoyó en una columna cruzándose de brazos mientras miraba la escena, en cambio, Franco agarraba a su hermano

-¡Ayúdame! -pidió Franco a Alycia-. Cuando se pone así sólo tú eres capaz de calmarlo

-¿Ayudarte? Da gracias a que no lo golpeo yo, este... -Alycia miró al hombre de arriba a abajo-, señor, no puede venir a nuestra casa e insultar a nuestra hermana como si nada. En esta ocasión, estoy del lado de Juan

-Aly, por favor... -pidió Ruth temiendo que las cosas fueran a peores, ya que aquel hombre no dejaba de ser el padre de su novio

No fue hasta que Óscar salió y reconoció al hombre como el doctor de Jimena que las cosas se calmaron, el propio doctor parecía confuso al ver a Óscar, pues lo había visto junto a su esposa y lo había tratado durante una semana y nada tenía que ver con las habladurías que había escuchado de los Reyes.

Ruth se había quedado muy afectada, Eva se había encargado de intentar calmarla, ninguno de los Reyes había intervenido pues creían que era una oportunidad de que Eva se acercara más a su hija.

A medianoche, Alycia se levantó extrañada cuando sintió un golpe en su puerta, abrió y vio a una avergonzada Ruth

-Ruth, ¿pasa algo? -preguntó extrañada

-¿Estabas dormida? -preguntó con pesar Ruth-. Lo siento, yo... buenas noches

-Ruth..., ¿quieres dormir conmigo? -preguntó Alycia abriendo la puerta de su habitación de par en par

Pasión de GavilanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora