-Bailemos -dijo Alycia levantándose y tendiéndole una mano a Lena
-¿Qué? -la otra joven negó con la cabeza
-Si tengo que quedarme en esta dichosa fiesta me divertiré y si salgo a bailar sola todos esos insufribles hombres comenzarán a acosarme de nuevo, así que levanta tu culo y baila conmigo
Sara estaba sentada en la mesa principal de los Rosales, no porque le cedieran un lugar privilegiado, ella sabía perfectamente que lo habían hecho con la intención de tenerla vigilada y controlada. Ni siquiera se molestó en tener una conversación con los dueños del lugar, aceptó la copa que le tendían y sus ojos no dejaban de desviarse hacia Alycia que bailaba con aquella hermosa mujer.
Desde que Sara había llegado había visto como Alycia la miraba, había algo extraño en su mirada, algo que le costaba descifrar. A pesar de estar bailando con otra, Sara se había dado cuenta de que no dejaba de mirarla y aquel gesto le gustaba y lo odiaba al mismo tiempo. ¿Cómo podía tener la desfachatez de mirarla de ese modo mientras bailaba con otra? ¿Acaso no le importaba lo que pudiera pensar la otra mujer? Y se odió a sí misma, porque estaba viendo como Alycia trataba a las mujeres, como simples objetos y aún así no podía dejar de mirarla.
-Era en ella en quién pensabas durante la gira -dijo Lena mirando a Alycia
-No sé a qué te refieres -Alycia desvió la mirada de Sara y miró a la mujer que tenía delante
-Había veces que estabas con la mirada perdida, pero era distinta a cuando recordabas a tus hermanos, Eduvina creía que se trataba de Rosario, que seguías enamorada de ella a pesar de todo lo que había pasado, pero era en Sara en quién pensabas, ¿verdad?
-Cuando conocí a Sara..., cuando aún era una simple trabajadora en su casa, me di cuenta de que nunca amé a Rosario, la quise, fue importante para mi, pero incluso antes de que me hiciera el daño que me hizo, ya sabía que era cariño, pero no amor, porque nunca había sentido por ella lo que sentía cuando Sarita estaba cerca. Pero me negaba a sentir algo por ella, porque lo nuestro era imposible, porque cuando fui a su casa iba con la intención de reclamarles por la muerte de mi hermana
-Pero eso es parte del pasado, os habéis vuelto a reencontrar y no sé qué es lo que tenéis pero algo hay, no dejáis de buscaros la una a la otra
-Y nos la pasamos discutiendo, Sara tiene ese efecto en mi, deseo pasar tiempo con ella, pero cuando habla estoy a la defensiva y termino diciendo cosas que no siento solo para hacerle daño...
-Por favor, un momento de atención -dijo el señor Rosales
El señor Rosales no dejaba de hablar y dar la bienvenida a los Reyes, alabandolos y resaltando grandes virtudes en ellos, los Reyes se dieron cuenta de que en ningún momento nombraron a Lena, aunque a ésta no parecía importarle
-Ni se te ocurra aclararlo -susurró Lena al oído de Lena-. No necesito esas palabras falsas ni quiero esa falsa atención
Sara apenas escuchaba las palabras del señor Rosales, miraba a las dos mujeres que sin ningún tipo de pudor se susurraban palabras al oído y reían, ni siquiera escuchó cuando Alycia se puso en pie para dar las gracias al señor Rosales y proponer un brindis. Una mirada cómplice con la otra mujer hizo que Sara se levantase obteniendo la mirada de todos
-Mejor brindemos por Eduvina Trueba que fue la que te sacó de la calle, brindemos por la duela de la fortuna y la hacienda que ahora disfruta
-Señorita Sara, lo que está diciendo no es nada cordial -intervino Dinora Rosales
-Pero es la verdad y las verdades duelen
Óscar y Franco se levantaron para enfrentar a Sara, Alycia agarró a los dos frenándolos, negó con la cabeza a sus hermanos y se giró para enfrentar a Sara
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Pasión de Gavilanes
FanfictionLos Reyes, Juan, Oscar, Franco y Alycia tras la muerte de su hermana Libia deciden ir a ajustar cuentas con las últimas personas que vieron a su hermana con vida, y las culpables de que ésta se suicidase, los Elizondo. Lo que nadie iba a imaginar es...