Pasión de Gavilanes

Capítulo 10

Alycia rozó con sus dedos sus labios, había sido inesperado, aquella mujer tan altiva a veces, tan seria y responsable, aquella a la que había escuchado hacer distinción entre clases sociales, la que veía mal que alguien de su estatus se besara con alguien inferior, la había besado. Aún no entendía qué había pasado, pero sentía hormiguear sus labios, lamentando lo corto que había sido.

Comenzó a andar tras Sara, que no se giró ni una sola vez, Alycia consiguió alcanzarla, caminando a su lado, pero sin decir nada, justo cuando llegó a la fiesta vio que sus hermanos miraban a un punto, estaban como idos, se preocupó y se apresuró en adelantar a Sara e ir donde ellos estaban. Sara movida por la curiosidad al ver la cara de preocupación de Alycia, la siguió

-Es un ángel... -dijo Alycia conmocionada

Sara miró en la misma dirección, sintiendo una punzada de celos al escuchar aquellas palabras y ver que miraba embelesada a Ruth, la hija de los Uribe y prima de Leandro.

Alycia sentía que se le había escapado todo el aire de sus pulmones, se había quedado petrificada, al igual que sus hermanos, sintió las lágrimas correr por su mejilla, delante de ella estaba viendo un ángel, su hermana Libia se encontraba allí, frente a ella. Pero había algo extraño, Libia estaba hablando con doña Gabriela, hablaba con los invitados, ¿cómo era aquello posible?

Sara se fue con sus hermanas, de repente, de muy mal humor.

-Libby... -murmuró Alycia-. ¿Cómo es posible?

-No lo sé... -dijo Franco mirando hacia el mismo punto que su hermana

La chica pareció darse cuenta que la estaban observando y se acercó a los hermanos Reyes, mirándolos con curiosidad

-¿Y vosotros quiénes sois? -preguntó con una sonrisa

Alycia vio que era la misma sonrisa de su hermana Libia, ¡era ella! Era su voz, aunque sus ropas no eran las mismas, pero era ella.

-Li...

-¡Ruth! -la llamó doña Gabriela-. No deberías estar hablando con ellos

-¿Por qué no? ¿Quiénes son?

-Son obreros -le informó doña Gabriella, miró después a Alycia-. ¿Tú no deberías estar cantando?

-Sí...

Alycia se alejó de mala gana, sin saber de donde iba a sacar la voz para cantar. Comenzó a cantar aunque no dejaba de mirar a aquella chica a la que habían llamado Ruth

***

Sara estaba sentada en una mesa, Benito no paraba de ofrecerle comida que ella rechazaba una y otra vez, su humor se había agriado considerablemente. Se había dejado llevar y había besado a Alycia, sin llegar a entender el motivo de aquel impulso, nunca había sentido esas ganas de besar a alguien, mucho menos a una mujer, ¿por qué aquella mujer le hacía sentir aquellas sensaciones tan raras?

Pero lo que más le molestaba era que mientras ella no dejaba de darle vueltas y mortificarse por lo que había hecho, para Alycia no parecía tener importancia, pues desde que había visto a Ruth la miraba con ojos de adoración, seguía cada paso que daba, todo el mundo en aquella fiesta parecía haber desaparecido para la cantante, excepto Ruth. En cambio, Sara no dejaba de mirarla, esperando que aunque fuese por solo un minuto, la mirase a ella, pero eso no pasó.

Cuando vio que su hermana Norma se alejaba de la fiesta, al principio no le dio importancia, al ver que no regresaba, comenzó a ir a buscarla, sospechaba que al igual que ella, Norma se había hartado de la fiesta. Comenzó a buscarla por los establos, pero no la encontró, sus pasos la llevaron al lugar donde había besado a Alycia, escuchó las palabras de Alycia "Eres muy hermosa" y se llevó los dedos a los labios recordando su breve beso. Enfadada con ella misma por esos pensamientos, se giró para volver a la fiesta, pero un pequeño ruido llamó su atención, se acercó para ver de qué se trataba, en la cabaña que estaban construyendo los hermanos Reyes, vio a su hermana Norma con Juan, ambos estaban haciendo el amor allí mismo, cerca de donde estaba la fiesta, sin importarle que la familia, incluso Fernando, su marido, pudieran verlos. Sara salió corriendo de allí bastante alterada.