Alycia apenas había dormido la noche anterior, las imágenes de Franco con Rosario venían a su mente una y otra vez, y cada vez que cerraba los ojos solo veía como los momentos que había pasado junto a la otra mujer, después ella lo pasaba con su propio hermano. ¿Había sido algo real? ¿La había amado alguna vez?
Alycia entendía que por su trabajo tenía que tontear con los clientes y sabía que por eso no quería que fuese allí, lo que no se imaginaba es que hiciese algo más que coquetear, que se acostara con ellos, que saliese con ellos. Franco estaba enamorado de ella, había escuchado a su hermano hablar maravillas de su novia, ¿cómo iba a decirle que esa mujer era la misma que estaba saliendo con ella? ¿Cómo iba a decirle que los dos se habían enamorado de la misma mujer?
En la Hacienda, estaba trabajando duro, esperando que nadie le hablase, intentando que el cansancio hiciera que dejase de pensar, estaba de mal humor y todos a su alrededor parecían darse cuenta.
-No es agradable, ¿verdad? -dijo Sara cerca de ella-. Cuando juegan contigo en vez de jugar tú con los demás
-No sabe de lo que habla, así que mejor que no siga por ahí -dijo Alycia alejándose
-Desde que ha llegado no ha parado de coquetear con cualquiera que se le pusiera por delante, lo ha hecho con los tres hermanos Reyes, incluso en la presencia de los demás, lo hizo conm... incluso con Ruth. Seguro que no le sentó nada bien saber que Franco tenía a otra, a esa cantante del bar Alcalá, ¿es por eso que se fue tan apurada verdad?
-¡Le he dicho que no se meta! -dijo Alycia girándose y enfrentándola, la mirada furibunda de Alycia hizo que Sara diese un paso hacia atrás y borrase la sonrisa que tenía-. Pero ya que usted se cree con derecho a meterse en mi vida, lo haré yo también. Acepte ese matrimonio, cásese con Benito, no deje que se le escape, porque una mujer como tú no va a encontrar nada mejor, porque no hay persona en este planeta que esté tan desesperado como para pasar su vida con una mujer tan amargada como tú. Debería estar agradecida de que haya por lo menos un hombre, aunque sea Benito, que desee estar cerca de usted y no le de asco tocarla
Sara le dio una cachetada a Alycia, le picó la mano, pero las lágrimas que estaba soltando no era por el dolor de su mano, se fue de allí hecha una furia, dolida y humillada. Alycia cerró los ojos, le ardía la cara y sabía que había sido injusta, pero no estaba de humor y Sara sacaba lo peor de ella. Se quedó mirando como se alejaba, quiso disculparse pero sabía que no podía, porque en ese momento, si Sara volvía a decirle algo, volvería a hacerle daño. ¿Por qué tenía que pagar su dolor con aquellos que no se lo merecían?
***
Alycia había pasado toda la tarde trabajando, de tan mal humor que ni siquiera se había dado cuenta de que había un poco de revuelo en la Hacienda, solo se dio cuenta cuando no vio a sus hermanos en la obra.
-Dominga -dijo Alycia frente a la obra de sus hermanos-. ¿Y los Reyes?
-¿No se ha enterado? -Dominga se acercó a ella mirando hacia todos lados, preparada para contarle un cotilleo-. Al parecer alguien ha secuestrado a la señorita Jimena, al parecer se llevaron a Oscar también
-¿Qué? ¿¡Han secuestrado a Oscar!? -Alycia sintió el miedo recorrer su cuerpo, había perdido a una hermana, no podía perder también a Oscar-. ¿Dónde están Juan y Franco?
-Están dentro, están intentando...
Alycia no dejó que terminara la frase, salió corriendo hacia la hacienda, ¿por qué nadie había ido a buscarla? ¿Por qué no le habían contado lo que estaba pasando? Alycia entró a la carrera dentro de la casa, sin importarle las miradas de reproche de los dueños del lugar
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Pasión de Gavilanes
FanfictionLos Reyes, Juan, Oscar, Franco y Alycia tras la muerte de su hermana Libia deciden ir a ajustar cuentas con las últimas personas que vieron a su hermana con vida, y las culpables de que ésta se suicidase, los Elizondo. Lo que nadie iba a imaginar es...