Capítulo 40

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Sara entró en la cabaña, se intentó preparar mentalmente para los gritos, los insultos, sabía que aquel día llegaría, lo supo desde que se había negado a alejarse de Alycia, desde que se había dado cuenta de que no podía dejar de amarla aunque lo quisiera. Sabía que un día se lo tendría que decir a su madre y entonces vería esa misma mirada que le estaba ofreciendo. Lo que Sara no esperaba es que el día que su madre lo supera fuera porque la pillaría desnuda en los brazos de Alycia después de haber hecho el amor con ella.

Y otra cosa que Sara no se esperaba era ver a su madre coger una fusta. Su madre le había dado una cachetada en toda su vida, solo una por culpa de Fernando, pero nunca había golpeado a sus hijas. Era una mujer de gran carácter, pero amaba con locura a sus hijas. Por eso al verla con una fusta Sara sintió auténtico pavor

-No te atrevas, mamá -dijo Sara sin poder dejar de mirar la fusta en manos de su madre

Sara no pudo decir nada más, sintió el restallido, apenas tuvo tiempo de girarse antes de que el cuero golpeara su cara, sintió el picor en su espalda, era doloroso, y quizás si su madre se hubiera detenido soportable, pero no se detuvo, los golpes cada vez eran más fuerte, más seguidos, la piel ya maltratada comenzó a doler más con cada golpe, comenzó a gritar cuando no pudo soportarlo más

***

Alycia odiaba haber dejado a Sara allí sola con su madre, pero sabía que no podría hacer nada, sabía que quedarse allí solo empeoraría la situación, quería confiar en Sara y pensar en que estaría bien, pero sentía en su interior una presión que hacía que le costara respirar.

Entonces sintió un golpe en la espalda, Alycia no se lo esperó y gritó, se giró para ver quién la había golpeado, no había nadie, entonces volvió a sentirlo, esta vez se desestabilizó del caballo y terminó cayendo al suelo. El dolor no cesaba, sentía los latigazos en su espalda, intentó levantarse, pero no pudo moverse.

-Sa...ra...

***

Miguel entró corriendo en la Hacienda de los Reyes, irrumpiendo en el comedor

-¿Se puede saber que haces irrumpiendo de esta forma? -preguntó Juan molesto por la falta de educación de uno de sus peones

-Lo siento Juan, es su hermana, la hemos encontrado cerca de los previos de los Elizondo, no está bien -dijo Miguel atropelladamente-. Parece que la han azotado, Manolo está trayéndola

Tanto Juan como sus hermanos se apresuraron a salir, justo cuando iban a coger los caballos vieron llegar a Manolo, Lena y Ruth ahogaron un grito de horror al ver como la camisa de Alycia estaba empapada de sangre

-¿Qué le ha pasado? -preguntó Óscar

-Llamaré a un médico- comentó Franco

-No... -dijo Alycia muy débil

Juan cogió a su hermana en brazos, metiéndola en casa y subiendo hacia su habitación

-¿Qué te ha pasado? -preguntó Franco

-¿Qué malnacido te hizo esto? -dijo Óscar lleno de rabia

-No la agobieis, dejad que hable -pidió Juan tumbándola boca abajo

-No... mío... Sa... ra... -dijo Alycia, le dolía hasta respirar y sabía que ella solo estaba sintiendo una parte de lo que realmente estaba sintiendo Sara-. Lla... ma... Nor... ma... caba...ña... su... pad...re...

-¿Pero qué...? -Franco no pudo terminar la frase al ver que su hermana había caído inconsciente

-¿Deberíamos llamar a un médico? -preguntó Lena

Pasión de GavilanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora